La laguna de Yahuarcocha, joya natural e histórica de Imbabura, se encuentra en peligro. ¿La razón? El deterioro acelerado causado por actividades humanas. La Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) Sede Ibarra y otras instituciones respondieron con diferentes iniciativas para comprender y mitigar este impacto.

Desde 2014, la Escuela de Ciencias Agrícolas y Ambientales de la PUCE Ibarra lidera estudios multidisciplinarios centrados en la laguna. Por ejemplo, se analizó cómo afectan las sustancias tóxicas a los seres vivos que habitan en el agua. También se ha examinado qué cantidad de metales pesados hay en los peces y criaturas que viven en la laguna. Además, se han investigado métodos para limpiar el agua y se han evaluado los posibles peligros para el medioambiente de la laguna.

Estas acciones se han ejecutado en colaboración con instituciones como el Municipio de Ibarra y el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica. El objetivo es proporcionar datos científicos que respalden la toma de decisiones informadas sobre la gestión del ecosistema de la laguna.

En esta alianza también participó la Universidad Técnica del Norte. La institución contribuyó en la comprensión de la laguna. En 2013, en asociación con el programa de investigación internacional de Bélgica VLIR-UOS, se creó el laboratorio de Limnología Integral LABINAM. Este laboratorio ha jugado un papel crucial en el estudio de diferentes aspectos importantes del ecosistema acuático de la laguna. Se han analizado la profundidad, la salud de la cadena alimentaria y la clasificación de organismos que viven en el agua.

Estas investigaciones están disponibles en las bibliotecas y repositorios de las instituciones académicas. Pero, además, alimentan la conciencia pública sobre la fragilidad de los ecosistemas naturales y la necesidad de protegerlos colectivamente.

El compromiso de la PUCE con la laguna de Yahuarcocha trasciende los límites de la investigación pura. Mientras que los acuerdos interinstitucionales reflejan la importancia de unir la ciencia y la acción, para lograr la sostenibilidad de los recursos naturales. Así, la universidad demuestra, una vez más, su firme compromiso con la comunidad y el medioambiente.

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