Contribución: Dr. Mauricio Burbano A., S.J.,
Director de Identidad y Misión
Coordinador del proyecto de investigación sobre Laudato si’ de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).

La Iglesia católica es diversa y responde a distintos contextos y culturas, por eso no hay una sola mirada. Sin embargo, una de las iniciativas más visibles a nivel mundial es el Movimiento Laudato si’. Este se encuentra conformado por católicos y otras personas de buena voluntad que buscan concretar el llamado al cuidado de la Casa Común con acciones tangibles.

Laudato si’

En la encíclica Laudato si’ el Papa Francisco hace un llamado a toda la humanidad (no solo a los católicos) a comprometerse con el cuidado del planeta, nuestra casa común. En la encíclica, la sostenibilidad se la puede relacionar con la ecología integral.

Según esta carta, todo se encuentra interconectado y comprende distintos aspectos: ambientales, económicos, sociales, culturales, vida cotidiana, el bien común y la justicia intergeneracional. Lo ambiental y lo social no pueden separarse. La crisis socioambiental es también una crisis social que debe ser abordada en sus múltiples dimensiones.

En cuanto a las acciones de la Iglesia, desde sus distintas instituciones se aporta a la concienciación y praxis del cuidado de la Casa Común. Así, trabajan para lograr este objetivo distintas parroquias, obras sociales, colegios y universidades con identidad católica, etc.

Un camino de reconciliación

Laudato si´ tiene un capítulo entero sobre educación y espiritualidad ecológica en donde se insiste en la conversión ecológica. Esto implica reconocer al mundo como bueno, como un don de Dios que debe ser acogido con generosidad. A la vez, la encíclica busca hacernos conscientes de que estamos interconectados y hermanados junto con otras criaturas.

El camino de la conversión ecológica implica reconocer las negligencias que hemos cometido en contra de la naturaleza. De esta manera, emprenderemos un camino de reconciliación. Esto involucra generar procesos educativos que nos lleven a un cambio de mentalidad que también se concrete en cambios de hábitos y actitudes.

Oídos sordos a la crisis ambiental

De manera general, los gobiernos han sido sordos al llamado de Laudato si’. Prueba de ello es la misma exhortación apostólica Laudate Deum que, nuevamente, hace un llamado urgente a la acción. Además, hace una crítica a las conferencias sobre el clima, que se han convertido en reuniones en las que se habla retóricamente, pero que en la práctica no generan acciones efectivas para detener la crisis climática.

En este sentido, como afirma Laudate Deum: “Necesitamos superar la lógica de aparecer como seres sensibles y al mismo tiempo no tener la valentía de producir cambios sustanciales” (n. 56). En resumen, se puede afirmar que el mensaje de Laudato si’ (y ahora de Laudate Deum) es como “una voz que clama en el desierto” (Isaías 40, 3; Juan 1,23), que cumple con la función profética de anunciar y denunciar aunque los poderes del mundo se hagan oídos sordos de su mensaje.

Laudate Deum, un nuevo llamado a la acción

Laudate Deum está en línea de continuidad con Laudato si’ y se centra, especialmente, en un llamado urgente a atender la crisis climática. En Laudate Deum, se retoman con renovada fuerza los argumentos de Laudato si’ sobre las causas humanas de la crisis climática. Además, el paradigma tecnocrático asociado al poder económico, en el cual es descabellado insistir en un crecimiento económico infinito en un planeta con recursos limitados.

Laudate Deum pone en evidencia la debilidad de la política internacional, que se queda en declaraciones retóricas. Así como, la necesidad de caminar comprometidamente en comunión en aras de una reconciliación con la naturaleza.

Por otro lado, las distintas instituciones de la Iglesia están aportando para la concienciación y praxis del cuidado de la Casa Común. Así, trabajan unidos, para lograr este objetivo, parroquias, obras sociales, colegios y universidades con identidad católica, etc. En noviembre de 2022, la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL), de la cual forma parte la PUCE, firmó un acuerdo para ser universidades Laudato si’.

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