Jorge Mario Bergoglio fue el primer Pontífice latinoamericano, jesuita y el primero en elegir el nombre Francisco. Fue conocido por su estilo sencillo, su cercanía con la gente y su mensaje de humildad. Su trayectoria marcó cambios importantes en la Iglesia Católica, en respuesta a problemáticas contemporáneas como el cuidado de la Casa Común y las diversidades. Falleció en Roma a los 88 años, el 21 de abril de 2025.
Jorge Mario Bergoglio eligió el nombre Francisco por San Francisco de Asís, reconocido por su profundo respeto por la vida y, especialmente, por el bienestar animal. Francisco rompió varios protocolos. Por ejemplo, prefirió vivir en una residencia sencilla en lugar del Palacio Apostólico. Su mensaje de una Iglesia abierta, empática y comprometida con las causas sociales ha generado tanto admiración como debates dentro de la misma institución.
“Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por encerrarse”. Esta es una de las frases que repitió el Papa en sus discursos. Su compromiso y entrega caracterizaron sus 12 años de pontificado.
El Padre Carlos Ignacio Man Ging, S.J., decano de la Facultad eclesiástica de Ciencias Filosófico-Teológicas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) habló con el medio internacional DNews. Estuvimos presentes en la entrevista y junto a él repasamos algunos pasajes de la vida del Papa.

Jorge Mario Bergoglio antes del Papa Francisco
Nació en Argentina, el 17 de diciembre de 1936. Fue hijo de Regina Sivori y Mario Bergoglio. Su familia tiene orígenes italianos, sus padres y abuelos fueron inmigrantes.
“Yo también nací en una familia de inmigrantes: Mi padre, mis abuelos, como tantos otros italianos, se marcharon a Argentina y conocieron la suerte del que no tiene nada. También yo podría haber estado entre “los descartados” de hoy”. Así lo expresó Francisco en el videomensaje (26 de abril de 2017) al TED 2017 de Vancouver, Canadá.
Estudió una tecnología en Química y, posteriormente, Filosofía y Literatura antes de ingresar al Seminario. A los 33 años fue ordenado sacerdote. Con el tiempo, fue provincial de los jesuitas en Argentina, obispo auxiliar de Buenos Aires y arzobispo de la capital. En 2001, el Papa Juan Pablo II lo nombró cardenal, el título honorífico más alto que da un Pontífice.
Su espiritualidad jesuita
Antes de finalizar sus estudios filosóficos en el Seminario Diocesano de Villa del Monte, Jorge Mario decidió hacer un corte. Esto para iniciar su camino formativo en la Compañía de Jesús.
Hay que tomar en cuenta que la formación jesuita para ser sacerdote puede tomar entre 8 y 14 años. El Padre Carlos Ignacio explica que el camino sacerdotal jesuita es como cualquier otro, solo que tiene una duración, especialización y enfoque distinto.

“La formación jesuita tiene como meta forjar personas humildes y prudentes, capaces de ofrecerse con profundidad espiritual tanto a la sociedad como a la Iglesia. Esta preparación busca que cada decisión, servicio o aporte esté guiado por una conciencia profunda y un sentido claro de propósito”, comentó el Padre Carlos Ignacio.
En términos generales, los candidatos cursan las siguientes etapas, según la Compañía de Jesús.
- Noviciado: dura dos años.
- Estudios Humanísticos y Filosóficos: dura dos a tres años
- Teología: dura cuatro años y se estudia las Sagradas Escrituras, documentos de la Iglesia y el Magisterio.
- Tercera probación: dura seis meses y se le conoce como la Escuela del afecto.
- Estudios especiales: se forma profesionalmente en áreas donde la Compañía de Jesús quiere responder.
- Últimos votos: se incorpora definitivamente a la Compañía de Jesús.
En este sentido, el Padre Arturo Sosa, S.J., superior General de los Jesuitas, destacó el legado del Papa en la Iglesia y llamó a una oración activa en estos momentos de recogimiento. «Recordamos con el corazón agradecido la discreta y constante atención del Papa Francisco a la Compañía de Jesús, a nuestra vida y nuestro apostolado. Muchos de ustedes pudieron encontrarse con él en diversos países del mundo porque siempre tenía tiempo para el compartir franco y fraterno con los jesuitas que vivían y trabajaban en los lugares que visitaba».
Un líder con mensaje social
Desde el inicio de su papado, Francisco ha impulsado temas clave como la lucha contra la pobreza, el cuidado del medioambiente y la apertura al diálogo interreligioso. Su encíclica Laudato si’, centrada en la crisis ambiental, y su postura firme frente a los abusos dentro de la Iglesia lo han convertido en un referente global, incluso más allá de los círculos católicos.
También hizo un llamado a la fraternidad como un camino para resolver los conflictos en un mundo convulsionado. Lo hizo mediante la encíclica Fratelli Tutti. Además, participó en diálogos claves para la reconciliación de naciones del Medio Oriente o en la relación entre Cuba y Estados Unidos.

Francisco ofrecía un horizonte que iba desde la reflexión teológica hasta la acción concreta. Alzó su voz frente a dictaduras, guerras, y ante la tragedia silenciosa de la migración forzada.
Por otro lado, Francisco asumió una opción preferencial por los vulnerables, es decir de todas las personas afectadas por situaciones de injusticia. Impulsó una política de «tolerancia cero» frente a los abusos, desde una mirada profundamente evangélica, basada en la misericordia.
Estilo y legado
Francisco acabó con varios protocolos. Además de vivir en una residencia sencilla, usaba un lenguaje directo y accesible, logrando conectar con jóvenes y audiencias digitales.
“Para el Papa Francisco, una Iglesia sin los pobres no puede ser verdaderamente católica. Desde el inicio de su pontificado, su mensaje fue claro: poner a los pobres en el centro no es solo una opción, sino una forma esencial de vivir el Evangelio. Es desde esa mirada, desde la pobreza y la humildad, donde nos invitaba a encontrar respuestas para los grandes desafíos del mundo actual”, señaló el Padre Carlos Ignacio.

Uno de los mayores aportes del Papa Francisco fue su forma de afrontar las crisis contemporáneas. Su liderazgo combinaba profundidad espiritual y presencia mediática para llegar a varias audiencias.
El Papa Francisco insistía en que la Iglesia debe ser servidora, una “Iglesia hospital de campaña”, capaz de sanar heridas y ponerse al servicio de la humanidad.
Visita del Papa Francisco a Ecuador
Un hito del pontificado de Francisco fue su gira por varios países de Latinoamérica, cuando compartió un mensaje de reflexión y resistencia. En medio de contextos de violencia, inseguridad y desigualdad, la voz del Papa Francisco fue como aire fresco.
“Nos recordó que tenemos algo que decirle al mundo, que podemos aportar tanto a la Iglesia como a la sociedad, y que estamos llamados a seguir creciendo en la dirección que nos señala: una fe comprometida, una Iglesia en salida, una sociedad más justa”, indicó el Padre Carlos Ignacio.
Un ejemplo significativo fue su visita a Ecuador en 2015, donde, en la PUCE, se dirigió con libertad y espontaneidad al mundo de la educación. Esa combinación, entre preparación e improvisación, le permitió hablar con claridad sobre temas urgentes como la exclusión, los abusos sexuales en la Iglesia y los privilegios clericales.

El Padre Carlos Ignacio también destaca del recorrido del Papa en Ecuador, la profunda espiritualidad de nuestro país. “Como lo mencionó el Papa Francisco durante su visita al Santuario de El Quinche en 2015, Ecuador es un pueblo que siempre pide la bendición. Y es verdad, las palabras del Papa no solo se escuchan, se acogen como una gracia”. En este sentido, señala que la visita pontificia no fue simplemente un acto protocolar, sino un acontecimiento de fe.
En suma, el pontificado de Francisco nos deja una huella profunda de respeto a la vida, la lucha contra la injusticia y la cercanía en medio de la diversidad. Se espera que este legado marque a su sucesor para enfrentar los problemas contemporáneos. Todos quienes conformamos la comunidad PUCE recibimos la noticia del fallecimiento del Papa Francisco con profunda tristeza, pero con la esperanza de que sus enseñanzas den frutos y permanezcan en nuestra memoria como llama viva.
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