“Cuando mi hija nació, esperaba sentir una profunda alegría, pero me invadió una intensa tristeza apenas unas semanas después. No entendía qué me ocurría si yo amaba a mi hija. Los pensamientos constantes de miedo invadían mi mente: ‘¡No lo estás haciendo bien! ¡Tu bebé no sobrevivirá así! ¡No sabes ni cómo amamantar!‘. El constante sentimiento de ser una mala madre me atormentaba. Mi bebé lloraba, yo lloraba y todo era un caos. ‘¿Qué estoy haciendo mal? ‘, me preguntaba una y otra vez. Para mí, la maternidad no estaba siendo esa felicidad radiante de la que tanto se habla y se ve. Al buscar ayuda, comprendí que lo que estaba viviendo era parte de una maternidad real”.

Este es el testimonio de Mónica, una madre que a los dos meses de dar a luz fue diagnosticada con depresión posparto. Como ella, varias historias se encuentran en el mundo. Según un estudio publicado en diciembre de 2023, en The Lancet Global Health, cerca del 17% de las mujeres sufren problemas de depresión después del parto.

La salud mental materna es un aspecto crucial que, a menudo, se pasa por alto en la experiencia de la maternidad. ¿Cuáles son los desafíos que enfrentan las madres desde el embarazo hasta el posparto?  

Según la Organización Mundial de la Salud, la salud materna implica que las mujeres permanezcan sanas en las etapas que atraviesan para convertirse en madres. Estas fases incluyen el embarazo, el parto y el puerperio. En este proceso, las mujeres deberían vivir una experiencia positiva que garantice tanto su pleno bienestar y como el de sus bebés.

La Mtr. Alexandra Serrano, docente de la Facultad de Psicología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) afirma que los problemas se evidencian en las tres importantes etapas.

Desde el momento en que una mujer descubre que está embarazada, se enfrenta a una responsabilidad abrumadora: cuidar a un ser totalmente dependiente. Es en este punto donde comienza una carga mental, ya que la supervivencia del niño depende literalmente de las acciones de la madre.

Durante el embarazo, la ansiedad por cumplir con las reglas de cuidado y las expectativas sociales puede generar un estrés adicional. Además, las madres enfrentan la presión de ajustarse a estándares irreales de belleza y comportamiento. Esto puede afectar su autoestima y bienestar emocional”, agregó la psicóloga Serrano.

Al nacer el bebé, se suma una nueva dimensión de tareas propias de cuidado, lo que implica una carga física y mental. Adaptarse a una nueva dinámica de vida puede ser desafiante y muchas madres se sorprenden al enfrentarse a dificultades imprevistas.

Los cambios en las relaciones personales, la alimentación y la salud física pueden generar estrés y ansiedad. Asimismo, la presión puede hacer que las madres se sientan incomprendidas o juzgadas por su entorno.

“Mucho se habla sobre el vínculo biológico. Se dice que, por ser madre, una mujer ya debe saber por qué su hijo llora o conocer qué le pasa. La idealización del vínculo biológico en la maternidad perpetúa la creencia en un instinto maternal innato. Se ocultan así las dificultades reales que enfrentan las madres. Este mito justifica el trabajo no remunerado de cuidado y sostiene el sistema productivo. Sin embargo, la maternidad es un proceso de aprendizaje que lleva tiempo”, dijo la psicóloga.

Con frecuencia, el posparto revela la realidad de la maternidad lejos de la idealización. Muchas madres experimentan sentimientos de culpa, inseguridad y agotamiento. La falta de sueño, la presión de cumplir con múltiples responsabilidades y la sensación de no hacer las cosas bien son comunes.

«La maternidad implica una profunda transformación en la personalidad de la mujer, un proceso complejo y frecuentemente pasado por alto.  Suele involucrar dejar atrás parte de su identidad previa para adaptarse al rol de madre. En contraste, para los hombres que se convierten en padres suele ser fácil integrar ese nuevo rol en su identidad existenteEste ajuste, para la mujer, puede significar renunciar a pasatiempos, descuidar sus carreras e incluso modificar aspectos fundamentales de su personalidad. Es un proceso de adaptación desafiante, que merece ser reconocido y apoyado”, agregó la Mtr. Serrano.

La doctora Betzabé Tello, docente de la Facultad de Medicina, explica que los riesgos emocionales en la maternidad afectan a las madres y a los niños.

 “Una madre con depresión puede no cuidarse adecuadamente durante el embarazo. Lo que puede resultar en un parto prematuro o restricción del crecimiento intrauterino del bebé. Además, la depresión posparto puede afectar la relación entre la madre y el bebé. Esto puede conducir a un desarrollo emocional y cognitivo deficiente en el niño”, agregó la doctora.

Además, la experta asegura que una depresión no tratada disminuye la calidad de vida, es una causa importante de discapacidad y en algunos casos, podría terminar en suicidio.

Las expertas mencionan algunas recomendaciones. Entre ellas:

Ser compasivas consigo mismas

Reconocer que estos procesos son difíciles y dolorosos, pero también tienen momentos hermosos. También es fundamental apreciar el valor y la dimensión del trabajo que implica gestar a un bebé y mantenerlo vivo. Es una tarea enormemente significativa.

Buscar apoyo en grupos de madres

Incluirse en grupos de madres que estén pasando por experiencias similares puede ser muy beneficioso. Compartir experiencias y recibir apoyo ayuda a normalizar las dificultades y a sentirse comprendida.

Promover el apoyo de la pareja y la comunidad

Es importante que las parejas y las comunidades brinden un apoyo sólido a las madres. No se trata de competir por quién hace más tareas por el bebé. Se necesita crear un ambiente seguro y cómodo para que la madre pueda centrarse en cuidar al bebé.

Desarmar mitos sobre el vínculo biológico

Es necesario cuestionar los estereotipos sobre el instinto maternal y el vínculo biológico. La evidencia científica sugiere que estos conceptos son más complejos de lo que se nos ha hecho creer. Por eso, es importante abordarlos desde una mirada compasiva y reflexiva.

Promover el descanso y la recuperación

Es fundamental reconocer la importancia del descanso y la recuperación para las madres, especialmente, después de dar a luz. Los discursos médicos también deben reflejar esta necesidad. No reforzar la idea de que las madres deben cumplir con una carga excesiva de responsabilidades inmediatamente después de una cesárea u otra intervención.

Prevención

Los trastornos que afectan la salud mental materna constituyen un problema de salud pública porque dependen de otros factores como la pobreza, la falta de educación, la violencia, el consumo de sustancias. Por lo que deben implementarse políticas para enfrentar estos determinantes y ofrecer servicios y tratamientos de calidad a las mujeres.

Las guías del Ministerio de Salud Pública del Ecuador indican la importancia de realizar tamizajes durante el embarazo y el posparto. Esto ayuda a detectar posibles trastornos mentales en las mujeres.

Es fundamental sensibilizar a la comunidad y a los profesionales de la salud sobre la importancia de identificar y tratar los trastornos mentales en las madres. El reconocimiento de estos desafíos y la búsqueda activa de apoyo son pasos cruciales hacia una maternidad más saludable.

«En el Día de la Madre, desearía que hubiera más comprensión y menos tabúes en torno a la maternidad. Quisiera que se rompa el mito de que por ser mujeres, automáticamente, sabemos cómo ser madres», finalizó Mónica.

Foto cortesía. Mónica junto a su hija.

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