Los hashtags como #SuPrimerDíaDeClase #MiBebéEnLaEscuela #JuntosAlParque son comunes entre padres que comparten las actividades diarias de sus hijos en redes sociales. Desde niños con uniformes escolares, direcciones hasta momentos en casa, todo es expuesto. Esta práctica, conocida como sharenting, aparentemente inocente, suscita importantes reflexiones. ¿Cuáles son las implicaciones de estos actos? Más importante aún, ¿somos conscientes de quién puede acceder a esas imágenes?

En la era digital, el sharenting se convierte en una preocupación. Esta práctica se asocia a la actividad de documentar y compartir irreflexivamente, la cotidianidad de los pequeños en redes sociales y otras plataformas web.

La psicóloga clínica Liliana Jayo menciona los desafíos y riesgos asociados con el sharenting. Nuestra entrevistada es docente de la Facultad de Psicología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).

“El término shareting se originó en 2003 en Estados Unidos. Sin embargo, parece que recién ahora está ganando relevancia en nuestro contexto. No se trata solo de la sobreexposición de imágenes de los hijos por parte de los padres. Abarca también lo que se hace con esas fotografías. Aunque la práctica puede carecer de malas intenciones por parte de los progenitores, conlleva numerosos riesgos”, expresó la psicóloga.

La publicación de imágenes en Internet puede abrir la puerta a fraudes, suplantación de identidad e incluso robo de datos.

“Hay casos donde acosadores usaron fotografías de niños para manipular su imagen, sustituir su cara y ponerla en el cuerpo de otra persona. Por eso, compartir fotos o videos íntimos de nuestros hijos no es lo mejor. Menos aún en el contexto de inseguridad y violencia en el que vivimos. Esto se puede presentar también como un motivo de extorsión digital”, dijo la psicóloga Jayo.

Además, la experta asegura que el sharenting puede exponer a los niños a otras amenazas como:

Este fenómeno no solo compromete la privacidad y seguridad de los niños. También plantea dilemas éticos sobre el derecho de los padres a compartir la vida de sus hijos en línea.

Para el doctor Marco López Paredes, docente de la Faculta de Comunicación Lingüística y Literatura de la PUCE, cada padre debería repensar esta práctica.

“No olvidemos que todo lo que subimos a Internet automáticamente deja de ser nuestro. Cuando las imágenes están en línea, los padres no tienen forma de saber hasta dónde llegan y cómo pueden ser utilizadas”, expresó el doctor López.

Otra repercusión es que los padres crean una huella digital sin considerar que sus hijos tendrán que lidiar con ella a futuro. Esto puede traer problemas psicológicos y emocionales cuando los niños lleguen a la adolescencia o la adultez.

“Lamentablemente, estamos privando a nuestros hijos de gestionar su propia huella digital. Al mismo tiempo, estamos dando un mal ejemplo al no respetar su derecho a la intimidad. Aunque los niños no son conscientes del uso de sus imágenes, en un futuro, esta sobreexposición puede generarles desconfianza en sus padres. Tal vez, las fotos que hoy a los padres les parecen tiernas, a los niños les parecerán bochornosas. Esto puede generar en ellos resentimiento”, agregó la psicóloga clínica.

Así también, explica que la sobreexposición de fotografías puede producir en los adolescentes miedo, fobia social, paranoia y otros sentimientos similares.

El sharenting se está volviendo cada vez más común entre los padres. Una investigación de la Universitat Oberta de Catalunya asegura que el 81% de los bebés tiene presencia en redes sociales antes de cumplir los seis meses en España.

La psicóloga enfatiza la importancia de reflexionar antes de publicar contenido en línea. Se debe tener en cuenta que estas publicaciones perdurarán en el tiempo. Es fundamental considerar si la imagen podría causar perjuicios o limitaciones en el futuro. En caso de duda, es recomendable abstenerse de compartir el contenido.

Entre otras sugerencias están:

  • Usar perfiles privados.
  • Elegir a las personas que queremos que vean esas fotos.
  • No incluir información adicional como el nombre del niño u otros datos.

La psicóloga Jayo también destaca la importancia de la educación sobre los derechos de los niños. También, la necesidad de establecer límites claros en el uso de las redes sociales para proteger su privacidad y seguridad.

Pensemos en el álbum de fotos familiar. ¿Estaríamos dispuestos a entregar esas fotos a un extraño? No lo creo. Por eso, es nuestro deber como padres cuidar la imagen de nuestros hijos. Así como no publicar más información de la que queremos que tengan terceras personas” finalizó la docente.

Grooming: protege a los menores de acosadores sexuales en línea

Ciberacoso: “El bullying pasó de las aulas al mundo digital”

¿Cuál es el riesgo de compartir una fake news?

Share This