La experta responde

Albertina Navas
Doctora en Comunicación, MBA y periodista. Actualmente, se desempeña como directora de Comunicación Estratégica de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE)

Lo primero que hay que señalar es que es mejor no hablar de fake news. Si hacemos una traducción exacta, este término es noticia falsa y no es un fenómeno tan simple. Al contrario, es un fenómeno complejo que puede incluir noticias verdaderas en contextos falsos, noticias falsas en contextos verdaderos o incluso noticias verdaderas sin contexto. El problema de estos procesos de desinformación es que inducen a una conclusión no válida.

El riesgo de compartir estos enunciados es amplificar una información que puede influir en otros a llegar a conclusiones erróneas.

¿Cómo se reconoce las fake news?

Primero, es importante que, si uno ve en redes una información de la que tiene dudas, verifique la fuente. Aunque no es una garantía, ayuda confirmar si ese es un medio de comunicación o una instancia de gobierno verificada (que tenga el check de verificación); eso significa que la red social hizo un proceso previo de investigación para validar si esa cuenta pertenece a quién dice pertenecer.

Recordemos que los políticos son los que más cuentas parodias tienen, es decir, cuentas que se ven igual, que incluso la biografía puede ser igual, pero que hay una pequeña alteración en el nombre o en la biografía. Los medios de comunicación también tienen estas cuentas como El Mercioco.

Segunda recomendación

La segunda recomendación, después de verificar la cuenta, es necesario revisar los recursos multimedia que acompañan a esa noticia (foto y video).

Para esto, se debe realizar una búsqueda inversa, es decir, muchas de las noticias falsas son acompañadas de fotos que son alteradas. Es tan simple como entrar a Google y hacer una búsqueda por imágenes, ahí se verifica si esa foto, por ejemplo, fue publicada en otro contexto.

Por otro lado, se debe hacer una verificación de videos. Para eso sugiero usar la plataforma Youtube DataViewer, un proyecto del programa de Amnistía Internacional. Esta plataforma te proporciona la metadata del video. Es decir, en ese portal se obtiene información de cuándo fue subido el video, su autor, con qué palabras claves y qué otras veces ha sido publicado. Si bien, eso también, es posible alterar, es mucho más difícil y requiere una intervención más técnica.

Tercera recomendación

Lo tercero es referirse a fuentes especializadas. Ahora está muy de moda la tendencia de verificación de datos en el periodismo. Por ejemplo, si uno pone en Google: Portales de verificación de datos COVID-19, salen más de 100 portales solo en América Latina que verifican información del tema.

Por lo tanto, existen muchas referencias locales e internacionales, que, si uno no es periodista o no tiene suficiente tiempo, al menos puede referirse a esos portales.

¿Cómo ve el manejo de la información en el conflicto Rusia – Ucrania?

Además de conflicto bélico, yo pienso que existe una guerra de desinformación. Este fenómeno tiene como objetivo tratar de posicionar un concepto para que la opinión pública se ponga a favor o en contra de una posición.

Lo curioso es que está vez las noticias falsas, erróneas o distorsionadas se comparten desde el oficialismo de cualquiera de los lados. En este suceso no es el usuario quien espontáneamente desinforma. Ese es el riesgo en este caso, porque si tienes como opción referirte a una fuente oficial, y ahora esta puede estar desinformando es más difícil encontrar el hecho fáctico.

Y, ¿cómo reconocer la desinformación en este caso?

Para esto es importante hacerse tres preguntas cuándo está al frente de una noticia que le genera suspicacia de que podría ser alterada. Estas preguntas están dentro de lo que se llama el filtro socrático. Si bien, cuando Sócrates vivía no había redes sociales, su filtro ahora está más vigente que nunca. Estas interrogantes se basan en tres enunciados: de la verdad, bondad y utilidad.

Para el filtro de la verdad, pregúntate: ¿Me consta?, ¿puedo probar lo que se dice en esta noticia? Finalmente, ¿pondría yo en juego mi reputación por sostener esta noticia?

El segundo, que es el filtro de la bondad, te dice: ¿A quién le beneficia que esto se publique? Es decir, tratar de inferir la agenda desinformación. Siempre beneficia a alguien, alguien gana y alguien pierde, entonces, es preguntarse: ¿A quién le beneficia que yo publique o que comparta esta información?

El tercer enunciado es el de la utilidad. Esto sería, ponerse en el caso de los involucrados y preguntarse: ¿Qué ganan ellos de que yo comparta esta información? Entonces, en el caso de Ucrania, ¿qué ganan las personas que están siendo víctimas de un conflicto armado de que yo comparta una información no verificada?

Finalmente, mi recomendación es que pasen siempre este filtro: ¿Es verdadero, es bueno, es útil? Ante la imposibilidad de contrastar, lo mejor es el silencio estratégico. Esto significa que, ante la duda, lo recomendable es la abstención. Si no te consta que es verdad, no lo compartas, porque tan irresponsable como generar una noticia falsa es compartir una noticia no verificada. Podemos terminar haciéndole la corte a agendas o intereses que buscan dañar o lesionar a alguien.

¿Por qué es tan fácil compartir fake news?

Hay estudios que muestran que un tercio de las noticias se comparten solo por el titular y no por su contenido. Yo pensaría que es algo de morbo el compartir una información que puede ser atractiva o que sientes que es del interés de la comunidad. Responde un poquito a una necesidad subyacente de generar interacción.

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