El 22 de enero, la comunidad de Jesuitas Ecuador y de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) recibían la noticia de que uno de sus miembros partía a los brazos de Dios. El padre Alfonso Egües, S.J. murió en Quito a los 97 años.
“Abrazado en la paz del Señor, a los 97 años de edad y 82 de Compañía, falleció el P. Alfonso Egüez García, S.J. Sus restos serán velados en la capilla de La Dolorosa”. Así lo informaba en su cuenta de Facebook, Jesuitas Ecuador.
¿Quién fue el padre Alfonso Egües, S.J.?
Literato, poeta, músico y docente. Fue el compositor de la música del Himno a la PUCE, el Himno de Portoviejo y varios villancicos.
Nació en Quito, el 16 de marzo de 1925. A los 15 años, entró al noviciado de la Compañía de Jesús. Estudió en el Colegio Loyola de Cotocollao y fue alumno del Padre Aurelio Espinosa Pólit, S.J. En 1956, se ordenó de sacerdote.
Su notoriedad en el ámbito de la literatura, hizo que el padre Espinosa Pólit, S.J., lo recomendará para estudiar un doctorado en literatura en Oxford.
“Fue brillante en el latín, en el griego, la literatura y la poesía clásica. Por eso, el padre Aurelio Espinosa Pólit le convenció de que tenía que continuar esa enseñanza. Primero, a los jesuitas y luego, a los futuros profesores de literatura para los colegios de Quito en la PUCE”. Así contó, parte de la vida del padre Egües, el hermano David Chamorro, docente de la Facultad de Ciencias Filosófico – Teológicas.
El padre Alfonso Egües, S.J., y la PUCE
En la década de los 60, fue profesor de poesía latina y de griego en el Instituto Superior de Humanidades Clásica de Cotocollao de la PUCE. Hoy es la Facultad de Comunicación, Lingüística y Literatura (FCLL). En esa misma década fue docente de Literatura de la PUCE.
Tocaba el teclado y el acordeón, instrumento con el que amenizaba los Pases del niño de la PUCE.
En los 90, se jubiló de docente y se dedicó a la vida parroquial. Primero en la Parroquia de Solanda en Quito y luego en la Parroquia La Merced de Manta. En la pandemia, por precautelar su salud regresó a Quito.
Así, el padre Egüez formó a miles de estudiantes de la carrera de la FCLL, en los que definitivamente dejó huella.
“Alfonsito era muy querido por sus estudiantes. Su espíritu alegre y jovial hacía posible que sus estudiantes fuesen un poco más comunicativos, más cercanos,” comenta la doctora Myriam Merchán, docente de la FCLL y ex alumna del padre Egües.
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Qué triste noticia😪 Un buen hombre con un gran corazón y un espíritu jovial, generoso, entregado y humilde. Que Dios te reciba con un coro de ángeles y música de acordeón. Hasta pronto querido amigo Alfonsito! ❤
El Padre Alfonsito, siempre estará en el corazón de sus estudiantes, el cariño, humildad y la alegría con la que nos trataba, eran una invitación a largas conversaciones que llegaban al alma. Siempre dije que era un verdadero angel, que hoy ilumina el cielo.
Un gran aporte para nuestra sociedad Y para la Iglesia
Alfonsito Eguez inolvidable maestro , sacerdote sabio , ser humano sensible de gran humor, con la mu’sica llegó a los corazones de sus alumnos y con su sapiencia sembró inquietudes y reflexiones en sus espíritus!
Seguro estará llegando muy alegre a la casa de nuestro Padre!
Cuando estudié Derecho en la P.U.C.E tuve la suerte de conocerle, de admirarle por su sencillez no obstante su gran ilustración, maestro insigne, sacerdote bueno, carismático, queridisimo. En la capillita de la Universidad celebró mi matrimonio quedando más hondamente en mi recuerdo.
El Padre Alfoncito recordado con cariño, siempre con su oportuna sonrisa y pronto a dar una palabra de consuelo….la alegria que transmitia fue siempre parte de él y acompañado de su acordeón…..le recordaremos por que fue parte importante de nuestra vida estudiantil y también como docentes de la PUCE.
Por 33 años fui colaborador en la Puce y uno de las personas que más admiré fue el Padre Alfonsito. Siempre sonriente y amable. Irradiaba tanta alegría.
Cuando me casé en la parroquia de Solanda, el ofició nuestra boda.
Siempre le recordaré.
Padre Alfonso nos dió un curso pre-matrimonial que nos ha servido a lo largo de nuestra vida conyugal. Un maestro en todo sentido
Descansa en el regazo de María y junto a nuestro Padre celestial. Alfonsito siempre irradiaba alegría, paz interior, cordialidad. Hablar con él en cualquier momento me transmitía calor en el alma, inmediatamente uno podía abrir el espíritu para acoger la guía y consejo que salía de su persona siempre afable. Un verdadero santo!
El Padre Alfoncito recordado con cariño, siempre con su oportuna sonrisa y pronto a dar una palabra de consuelo….la alegria que transmitia fue siempre parte de él y acompañado de su acordeón…..le recordaremos por que fue parte importante de nuestra vida estudiantil y también como docentes de la PUCE.
Gracias por esta información.
Yo conocia al Padre Alfonso cuando estaba estudiante en la Universidad de Oxford hace 63 anos. Lo recuerdo tambien como muy jovial, muy carinoso, muy perspicaz.Un regalia de Dios.
John Downing, professor emeritus, Nueva York
Como portovejense, dejo un gran legado: La música del Himno a Portoviejo, que junto a don Federico Yépez Arboleda, que escribió la letra del mismo, eternamente agradecido de tan sublime trabajo de aquello y en la educación y evangelización de la Iglesia que camina en Ecuador. Que Dios lo tenga en su Gloria.