En el mundo de la atención médica, hay una profesión que destaca por su compromiso, entrega y cuidado constante: la enfermería. Más allá de la ciencia y la técnica, la enfermería se distingue por su lado humano y sensible hacia los pacientes. En Conexión PUCE, exploramos cómo esta noble profesión se convierte en un faro de esperanza y consuelo para quienes más lo necesitan.

«La enfermería es más que una profesión; es una vocación de servicio arraigada en nosotros, los enfermeros». Así explica la Mtr. María Teresa Benavides docente de la Facultad de Enfermería de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). Para ella, un ejemplo apreciado de servicio fue el trabajo que se realizó durante la pandemia del COVID-19. Entonces, las enfermeras se erigieron como guerreras en la primera línea de combate.  

«La pandemia puso de manifiesto el arduo trabajo de la enfermería. Creo que el mundo llegó a valorar profundamente esta vocación. No importaba cuán grave fuera la situación, los enfermeros estábamos allí. Permanecimos firmes en nuestra labor y con una clara misión de servicio», expresó la Mtr. Benavides.

Pero, ¿qué los impulsa a servir de esta manera? El Lic. Christian Sarzosa, graduado de la Facultad de Enfermería de la PUCE, afirma que para él un componente crucial es el amor. Siente que en esta profesión se tiene una conexión importante con los pacientes.

“La satisfacción de ser enfermero es enorme. Al tener como principal rol el cuidado, existe una mayor amor y conexión con las personas”, explica Christian.

Foto: cortesía de Christian.

La Lic. Daniela Palomino es docente de la tecnología superior en Enfermería de PUCE TEC. Para ella, la respuesta reside en el compromiso con el bienestar integral que los enfermeros tienen con cada individuo.

«En el corazón de la enfermería está el vínculo único que se forma entre el paciente y el profesional. Cada paciente tiene su propia historia, sus propios temores y sueños. Como enfermeras, tenemos el privilegio de ser testigos de esas historias. A su vez, acompañamos a las personas en su camino hacia la salud y la recuperación», afirma la Lic. Palomino. 

No solo eso, en momentos de enfermedad y dolor, la empatía también se convierte en una herramienta invaluable. La Lic. Tania Caizaluisa, graduada de Enfermería en la PUCE, destaca la importancia de este aspecto.

Foto: cortesía de Daniela.

«Ser más para servir mejor, en la universidad nos formaron con esta visión. Esto no significa tener más títulos y ser mejor. Significa que mis conocimientos son aplicados para cambiar la vida de otrosTodo parte de la empatía. En mi trabajo, me encuentro con pacientes en algunas de las etapas más difíciles de sus vidas. Mi objetivo no es solo aliviar su dolor físico, sino también brindarles consuelo, tranquilidad y dignidad en sus últimos momentos”, agrega Tania.

Foto: cortesía de Tania.

Durante las entrevistas con cada uno de ellos, fue evidente su calidez, amabilidad y profundo amor por la profesión que ejercen. Coincidieron en que los impulsa el deseo de marcar una diferencia positiva en la vida de las personas y contribuir a su bienestar.

En la carrera de Enfermería de la PUCE, se promueve una educación integral que rebasa la adquisición de habilidades técnicas. La PUCE se destaca por cultivar en sus estudiantes los valores de compasión, empatía y ética, fundamentales en el ejercicio de la enfermería. Con un enfoque centrado en el paciente y la comunidad, se capacita a los futuros enfermeros para brindar cuidados de calidad. Se fomenta el abordaje no solo de las necesidades físicas, sino también las emocionales y espirituales de quienes atienden.

«Enseñamos a nuestros estudiantes que la empatía es la piedra angular de la enfermería. No es cuestión solo de tratar los síntomas, sino de comprender el sufrimiento del paciente y trabajar para aliviarlo», finalizó la Mtr. Benavides.

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