No es un momento fácil para el periodismo en Ecuador. Tal vez nunca lo fue, pero actualmente las condiciones son más complejas. Karol Noroña, periodista independiente, lo sabe. Ella se convirtió en la primera exiliada en 2023, tras recibir amenazas por ejercer su trabajo.
Sus investigaciones se centran en el sistema penitenciario, el crimen organizado, la búsqueda de personas desaparecidas y la violencia de género. Luego de trabajar en varios medios, prefirió la libertad que le da el periodismo independiente, aunque existan grandes desafíos y precarización.
Ha recibido varios premios entre ellos, una mención de honor en el Premio Eugenio Espejo por su crónica Los hijos invisibles de la coca, en 2022. También, publicó Ausencias, nombrar al Ecuador profundo, libro que retrata el panorama violento en el país. Actualmente, trabaja para medios especialistas en crimen organizado y para a una agencia internacional.
El oficio me encontró a mí
Su pasión por el periodismo empezó en las aulas de la carrera de Comunicación en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). “El oficio me encontró a mí. El primer año pensé que la carrera no era para mí, no me sentía dentro de los estándares tradicionales de los medios de comunicación”, señala Karol Noroña.
Fue el segundo año, en una materia de la docente Ana Gabriela Dávila que se enganchó con el oficio. La tarea era clara: realizar una crónica sobre el Boulevard de la 24 de Mayo, en el centro de Quito.
La historia surgió en una banca, frente a una tienda. Entre copas, Karol empezó a conversar mientras conocía sus historias. Dos de ellos eran ladrones, mientras que el tercero sentía un odio profundo por las mujeres después de que una pareja lo abandonó. La cercanía que se generó en ese encuentro es algo que la marcó.
“Fue en ese momento cuando decidí ser periodista. Creo que eso es, en esencia, el periodismo, no perder la capacidad de asombro y evitar contar historias solo para confirmar prejuicios o posturas. Reportear significa entrar en una historia con la certeza de que lo que descubras te va a interpelar a ti y a quienes te lean”, comenta.
Investigar la violencia
Karol trabajó en varios medios de comunicación, pero hubo un momento clave en su trayectoria cuando era periodista en El Comercio. Fue allí donde comenzó a profundizar en la cobertura de casos de desapariciones, un tema que la marcó. Aunque en la sección digital a menudo la consideraban una periodista de menor rango, eso le dio la libertad de publicar temas que realmente le interesaban.
«Mi decisión de abordar los temas de violencia surgió después de cubrir el asesinato de los colegas de El Comercio. Esto me marcó mucho y, en cierto punto, fue reportear la posibilidad de que en algún momento perdamos la vida por hacer nuestro trabajo. Esto es algo que algunos ya lo hemos vivido”, señala.
Tras su renuncia, comenzó a cubrir de manera independiente las masacres carcelarias, convencida de que el periodismo debe desmitificar y ofrecer nuevas perspectivas sobre la violencia. Genuinamente, Karol ha procurado mantener una continuidad con sus fuentes, buscando comprenderlas en profundidad.
Ella señala que si bien es importante que el periodista tenga una postura clara y sea honesto con su audiencia, su función no es juzgar. Eso implica en ocasiones oponerse a la estructura estatal y denunciarla. Desde esta perspectiva, se esfuerza mucho por ofrecer una mirada más profunda y matizada en su trabajo.
Sus fuentes
Karol procura entablar un vínculo con sus fuentes, muchas de ellas relacionadas con temas de violencia como familiares de personas desaparecidas o de la crisis carcelaria. Además, intenta tener varias voces que permitan contrastar las perspectivas.
“Dedico mucho tiempo a mis fuentes porque creo que, al escribir sobre personas que no conocí en vida, hay una energía profunda detrás. Cuando alguien te abre su corazón, su hogar y sus recuerdos, es como si te permitiera acompañarlo. Pero hay cosas que yo no puedo hacer, entonces hay que poner límites. Nos pasa mucho a los periodistas, dejamos de ver nuestro propio dolor y comenzamos a vivir a través del dolor del otro ”, comenta Karol.
El exilio de Karol Noroña
En 2023, la organización Periodistas Sin Cadenas (PSC) documentó 257 amenazas contra periodistas, la gran mayoría de muerte. Karol Noroña fue la primera de nueve periodistas exiliados por temer por su vida. La mayoría de ellos ha optado por no denunciar, ya que desconfían de la Fiscalía y el sistema de justicia.
Según comentó a PSC, los costos del exilio superan los USD10.000. Para cubrir estos gastos ha contado con donaciones de organizaciones de periodistas y, en menor medida, con sus ahorros personales. A esto se suma el impacto emocional de abandonar el país y el oficio que tanto le apasiona.
“Cuando me exilié, tuve poco contacto con otras personas, pero mis amigos se dieron la tarea de recopilar cada pronunciamiento y cada video, para decirme que no estaba sola. En ese periodo me sentí profundamente aislada, pero ver esos gestos, especialmente de las familias que alzaban su voz, fue conmovedor. Hay retribuciones que van más allá de premios o dinero. Por eso, siento que todo esto vale la pena”.
Karol Noroña: es un lindo oficio
Para Karol, el periodismo es un oficio lindo, pero enfrenta grandes desafíos que van desde las aulas de la carrera. Las escuelas deben cambiar su perspectiva para ofrecer las habilidades necesarias para ejercer la profesión en estos tiempos.
La periodista comenta que en el mercado laboral existe mucha precarización. Por ejemplo, no se respetan los horarios y a menudo no se prestan medidas básicas de seguridad. Esto es aún más difícil para los periodistas independientes, especialmente, aquellos que laboran en las periferias. “Yo trabajo para trabajar”, señala Karol, haciendo referencia a que debe laborar en otras actividades para cubrir los gastos de sus investigaciones.
Otro punto clave que sugiere Karol es la necesidad de desarrollar habilidades para enfrentar desafíos éticos. No solo al momento de cubrir una fuente, sino también al establecer límites.
“Es un oficio lindo. Hemos hablado de lo feo, de lo terrible, pero al final, hay una relevancia profunda. Para mí, el periodismo es una misión de vida, no solo un trabajo. Cuando haces esto, eres muy apasionado y ya no lo quieres soltar”, concluye.
Karol forma parte de la comunidad alumni que deja huella en la sociedad. Su trabajo y compromiso marcan un camino para el periodismo en el Ecuador, especialmente en medio de la crisis y la violencia.
Fotografía de portada: Karen Toro.
También te puede interesar: