Son los artífices invisibles de la vida, los responsables de procesos tan cotidianos como la fermentación del pan y tan cruciales como el equilibrio de los ecosistemas. Los microorganismos, esos seres diminutos que escapan al ojo humano, son esenciales para nuestra existencia. En un mundo que muchas veces los ignora, la doctora Jeannete Zurita Salinas ha dedicado su vida a estudiarlos, comprenderlos y destacar su importancia. Con una pasión evidente, su trabajo en microbiología no solo ha iluminado secretos de estos pequeños gigantes, sino que la ha posicionado como una de las científicas más influyentes de Ecuador.
Su historia
La doctora Jeannete nació en un hogar donde la medicina era una pasión compartida. Su padre, Gonzalo Zurita Herrera (+), un médico patólogo clínico, le inculcó desde temprana edad el amor por la ciencia.
“Desde pequeña, tuve una curiosidad innata por entender cómo funcionan las cosas. Algo que se fortaleció al acompañar a mi padre los domingos al laboratorio para observar cómo trabajaba con bacterias. Me gustaba mucho”, expresa Jeannete.
Fue esta influencia y la sólida educación recibida en el colegio lo que despertó en ella un interés genuino por los «bichos», como cariñosamente llama a los microorganismos que estudia. Así, Jeannete decidió especializarse en microbiología, una rama de la medicina muchas veces olvidada y relegada.
“Me atrajo porque es una especialidad que te permite ayudar a las personas desde el diagnóstico, pero sin la carga emocional de la clínica diaria. Es gratificante dar respuestas a problemas que parecen no tener solución”, explica Jeannete.
Un camino forjado con esfuerzo
Después de completar sus estudios en Londres y España, regresó al Ecuador con un objetivo claro: posicionar la microbiología como una herramienta clave en la salud pública y la investigación. No obstante, al volver se enfrentó a una realidad difícil: no existían plazas de trabajo en su especialidad.
“En la década de los 80 la microbiología como especialidad simplemente no existía en el país. No había plazas laborales específicas ni reconocimiento para los microbiólogos. Esta era una situación que reflejaba el limitado desarrollo de esta rama en el ámbito médico y científico nacional”.
A pesar de las dificultades, ella se negó a adaptarse a otras áreas más consolidadas, como la patología clínica, que era el camino que muchos de sus colegas optaban para garantizar empleo. Con determinación, decidió abrirse paso en la microbiología, empezando desde cero. Fue pionera en la creación del primer laboratorio especializado en microbiología en el Hospital Pediátrico Baca Ortiz, replicando modelos y prácticas avanzadas que había aprendido en Londres y España.
Una carrera marcada por la docencia y la investigación
También, Jeannete desempeñó un papel fundamental en la formación de nuevas generaciones de médicos. Fue una de las primeras profesoras de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) donde impartió la cátedra de Microbiología. Así dedicó 25 años a inspirar a estudiantes a abrazar la curiosidad, el rigor científico y la creatividad.
Paralelamente, desarrolló una impresionante carrera investigativa, liderando proyectos que han tenido impacto no solo en el Ecuador, sino también en la comunidad científica internacional. Entre sus logros destacan múltiples publicaciones científicas cómo estudios sobre bacterias resistentes a los antibióticos o estudios sobre tuberculosis en personas con VIH. Investigaciones que han sido citadas ampliamente, un indicador del valor y la relevancia de su trabajo.
Recientemente, Jeannete Zurita fue destacada en el artículo Women’s Participation in the Research Development of a Country como una de las investigadoras ecuatorianas de mayor impacto. Este reconocimiento subraya su valiosa contribución al desarrollo científico en áreas clave como la epidemiología y la microbiología clínica. Sin embargo, para ella, la verdadera relevancia de la investigación no radica en la cantidad de trabajos publicados: “más allá de publicar por publicar, lo esencial es que nuestras investigaciones tengan un impacto real en la comunidad, que mejoren la calidad de vida de las personas”.
Empresaria y líder en innovación
En 1959, su padre fundó el Laboratorio Gonzalo Zurita Herrera, que con el tiempo evolucionó en Zurita y Zurita Laboratorios. Una empresa familiar con 66 años de historia. Bajo su liderazgo y el de su hermano Camilo Zurita, el laboratorio no solo se consolidó como un referente en servicios de diagnóstico, sino también como un centro de innovación en biomedicina.
Han logrado formar alianzas estratégicas con universidades, empresas privadas y organizaciones internacionales para impulsar la investigación en el país.

El legado que inspira
Jeannete Zurita, con su calidez y amabilidad, refleja la pasión que la impulsa tanto en su labor científica como en su compromiso con las futuras generaciones. Al preguntarle sobre el legado que desea dejar, su respuesta fue clara y profunda: “quiero que las próximas generaciones de científicos ecuatorianos sean curiosos, críticos y creativos. Que no se conformen con lo que les dicen, que busquen siempre la verdad y que sus trabajos impacten positivamente en la sociedad”.
Además, enfatizó un aspecto que considera esencial para el avance de la ciencia: la colaboración. “No podemos hacer ciencia en aislamiento. Hay que crear alianzas estratégicas, confiar en los colegas y apoyarnos mutuamente”.
Un llamado a los jóvenes
Jeannete invita a los jóvenes a seguir su pasión, a abrazar los desafíos de la investigación y a recordar que la ciencia no es solo números y datos, sino una herramienta para transformar vidas. “Es un camino arduo, pero profundamente gratificante. Hay que luchar, ser resiliente y, sobre todo, no perder nunca la humanidad que debe guiar nuestra labor”.
Con su vida dedicada a la microbiología, la docencia y la investigación, Jeannete Zurita es un ejemplo de que, con pasión, compromiso y visión, es posible abrir nuevos caminos y dejar huellas imborrables en la PUCE y en el desarrollo de un país.
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