La Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) no se detiene, evoluciona, se adapta y transforma sus formas de enseñar, investigar y servir. La misión es clara: formar a los mejores para el mundo. Esta capacidad de cambio la convierte en una universidad viva, atenta a los desafíos del presente y dispuesta a enfrentarlos con valentía. Esa transformación se ha vuelto especialmente visible en los últimos diez años, bajo la rectoría del P. Fernando Ponce León, S.J.  

Esta década ha sido un periodo de preguntas complejas, decisiones colectivas y caminos trazados en comunidad. Desde el inicio, entendimos que una universidad no se define solo por lo que enseña, sino por cómo responde a la realidad del mundo contemporáneo.  

Por eso, en lugar de partir de los problemas, decidimos asumir cinco desafíos: renovación académica, modernización institucional, sostenibilidad, transformación digital, y sostenibilidad financiera. 

Renovación académica 

Frente a un mundo en constante cambio, la PUCE decidió detenerse y repensar su misión. El propósito era claro – y lo sigue siendo-: formar personas capaces de transformar su entorno con ética, pensamiento crítico y compromiso social.

Así nació una nueva manera de entender la educación, centrada en tres pilares. La verdad, como sinónimo de calidad académica. La dignidad, como compromiso con la justicia social. Y la sostenibilidad, como apuesta por una ecología integral.

Los resultados de este proceso son evidentes. Hoy, más de 31.000 estudiantes se forman en una universidad que integra docencia, investigación y vinculación con la sociedad. En una década, el crecimiento ha sido del 63 % en matrícula. Pero más allá de los números, este cambio representa una convicción profunda.

Ese crecimiento fue acompañado por una ampliación significativa de la oferta académica. pasó de 109 a 261 programas, incluyendo 132 carreras de grado, 85 posgrados y 44 programas técnicos y tecnológicos. 

La transformación también se ha sentido en el ámbito de la investigación. Actualmente, la PUCE cuenta con 152 grupos de investigación a nivel nacional y más de 3.200 publicaciones indexadas en su plataforma PUCE Investiga. Además, uno de los proyectos más innovadores son los Living Labs, espacios donde se articulan investigación, vinculación e innovación para resolver problemas en comunidad.  

Modernización institucional 

La transformación exige cambiar de fondo, no solo de forma. Por ello, desde 2015, la PUCE emprendió un proceso de modernización profunda, no como meta estática, sino como una dinámica viva que se sostiene en el tiempo.

Como ha dicho el P. Fernando Ponce, S.J., “la modernización institucional es más una dinámica que se debe sostener, que un estado que se debe alcanzar”. Esta visión ha guiado la transición hacia una nueva gestión por procesos y una estructura organizacional matricial, que articula todas las sedes del país bajo un mismo propósito.

La PUCE está presente en las cuatro regiones del Ecuador.

Hoy, cada sede aporta a una PUCE más integrada, nacional, diversa e ignaciana. Una universidad que entiende que el cambio no es una amenaza, sino la forma más honesta de responder a los desafíos del presente.

Sostenibilidad 

Cuando el Papa Francisco visitó la PUCE en 2015, dejó dos preguntas profundas: ¿Dónde está tu hermano? y ¿Qué te pide esta tierra? Estas se convirtieron en guía para una nueva forma de comprender la sostenibilidad, no como una meta lejana, sino como una manera cotidiana y comprometida de habitar el mundo. 

Desde entonces, la PUCE ha emprendido acciones concretas para responder a ese llamado. Redujo su huella de carbono, superó la meta del proyecto Un millón de árboles, reforestando más de mil hectáreas. También construyó el WasiLab, el primer Centro de Ciencias de la Sostenibilidad de la región. Además, integró los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a su quehacer institucional, desde la gestión hasta la formación. 

Drone forestal PUCE
Para el proyecto Un millón de árboles, la PUCE usó el primer drone forestal del país.

En la PUCE, la sostenibilidad es un modo de actuar, un camino hacia la reconciliación con los otros y con nuestro entorno. Porque no solo es ambiental, sino también social. 

Transformación tecnológica 

«La transformación digital es un desafío transversal, cultural y profundamente humano que involucra a toda la comunidad universitaria, no solo ingenieros y técnicos”, dice el P. Fernando Ponce, S.J. 

En estos diez años, se consolidaron avances clave. Se creó una plataforma que centraliza servicios para trabajadores y estudiantes, se fortaleció el campus virtual que hoy conecta a miles de personas desde distintos rincones del país, y se puso en marcha una biblioteca digital con acceso a más de 400.000 libros.

 

Este compromiso con la excelencia académica y la pertinencia social ha sido reconocido internacionalmente.

La tecnología, en la PUCE, es una herramienta al servicio del aprendizaje, la equidad y la innovación. Porque transformar digitalmente una universidad es, en el fondo, apostar por una comunidad más conectada, más accesible y más humana.

Sostenibilidad financiera 

No se trata de reducir nuestros sueños al tamaño de los recursos, sino de hacer que los recursos estén a la altura del sueño de democratizar la educación de calidad.

Por eso, la sostenibilidad financiera es para la PUCE una apuesta estratégica para garantizar el acceso, la permanencia y la excelencia. Bajo esa consigna, se cuidaron los recursos, se gestionaron deudas con responsabilidad y se tejieron alianzas que fortalecen el proyecto universitario.

Con esta perspectiva, entre 2018 y 2024, el patrimonio institucional creció un 108 %, los ingresos operativos aumentaron un 13 % y los costos solo un 5,6 %. Esto permitió alcanzar un margen positivo del 7,4 %. Pero más allá de los números, estos logros reflejan algo más profundo: una universidad que administra con conciencia para poder ampliar su alcance.

El desafío de no quedarnos quietos 

Al mirar hacia atrás, la PUCE no se conforma con una lista de logros. Prefiere reflexionar sobre la manera de enfrentar el tiempo. Durante estos diez años, elegimos no negar los problemas, sino caminar con desafíos, entendiendo que no se trata de tener todo bajo control, sino de mantener vivo el impulso por responder. 

Como dice el Rector: “Hoy, muchas voces reconocen que la PUCE se está moviendo. Que algo está pasando. No se trata de estar de acuerdo con cada cambio. Se trata de reconocer que la universidad está viva.  Quien tiene esperanza no solo cree que otro mundo es posible, sino que actúa como si ya viviera en él”. 

Formamos a los mejores para el mundo.

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