Las fuertes lluvias que asechan a Ecuador develaron varias falencias que afronta el país. Una de ellas es el mal estado de las carreteras. Baches profundos, hundimientos y grietas son algunos de los problemas más visibles en las vías que conectan la Costa, Sierra y Amazonía del país.

Antecedentes

El país inició 2023 con un 45% de la red vial estatal en malas condiciones o en peligro para la circulación. Eso suma 4.718,32 kilómetros de carreteras que necesitan diferentes niveles de intervención. Así lo asegura el Ministerio de Transporte y Obras Públicas del Ecuador.

El ingeniero Gustavo Yánez, docente de la Facultad de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), menciona las principales causas del deterioro de las carreteras.

En primer lugar, está la falta de mantenimiento. En segundo, el escaso control o fiscalización de las infraestructuras viales.

“El paso del tiempo, la erosión causada por las condiciones climáticas y el intenso tráfico generan un deterioro progresivo en las carreteras. Si a esto le sumamos la falta de prevención y mantenimiento, el resultado es un estado lamentable de las carreteras. Así se pone en riesgo la vida de los usuarios”, mencionó Yánez.

Carreteras sin mantenimiento  

El ingeniero destaca que, aproximadamente, el 80% de nuestras vías son de pavimentos flexibles. Es decir, están diseñadas para un período determinado, generalmente, de 10 a 15 años. Sin embargo, incluso después de los primeros cinco años, es necesario dar un mantenimiento, para evitar daños prematuros. Sin el cuidado oportuno, las carreteras comienzan a deteriorarse antes de cumplir su vida útil.

Un problema de servicio público

La falta de mantenimiento es un problema significativo en las vías a cargo de municipios, consejos provinciales y del Ministerio de Obras Públicas. Por otro lado, las vías concesionadas a empresas privadas suelen estar en mejores condiciones. Lo que sucede es que estas empresas velan por su inversión”, agregó el ingeniero.

Las vías concesionadas se someten a un mantenimiento constante, con un enfoque en reparación. En contraste, las entidades públicas no cuentan con una planificación adecuada para el mantenimiento de las carreteras.

A menudo, el presupuesto asignado no contempla el costo de mantenimiento a largo plazo. Esto provoca una escasez de recursos cuando llega el momento de realizar las reparaciones necesarias. Además, genera un ciclo de deterioro y reparación costosa, lo cual podría evitarse con una planificación más efectiva”, mencionó el docente.

Calidad y materiales

Pero hay otra problemática. En Ecuador, la situación es más compleja debido a la calidad del asfalto que se produce a partir del petróleo.

El ingeniero asegura que el asfalto comercializado en el país tiende a ser de menor calidad. La razón es que los componentes más valiosos del petróleo se extraen y se exportan. Mientras que, los restantes, de menor provecho, se emplean en el asfalto. Así, resulta un asfalto con disminuida vida útil y propenso a deteriorarse más rápidamente.

“Muchos ingenieros no cumplen con los requisitos al mezclar los pavimentos. Al no existir una fiscalización sobre la calidad de los materiales, se presentan obras que duran menos de un año. ¿Quién controla esto? Pues, nadie”, dijo el experto.

Una visión internacional

En otros países, se maneja esta situación de manera más efectiva. Los asfaltos y materiales utilizados en la construcción de carreteras cumplen con especificaciones técnicas rigurosas.

En algunos casos, cuando el asfalto local no cumple con los estándares, se importan materiales de otros países. De esta forma garantizan la calidad de las carreteras.

Otros factores

Asimismo, el clima juega un rol importante en el deterioro de las carreteras. La exposición constante al sol provoca la evaporación del aceite presente en el asfalto, volviéndolo más frágil y propenso a fisuras.

Por otra parte, la lluvia puede infiltrarse en las grietas y acelerar el proceso de deterioro. En regiones como la Sierra ecuatoriana, los cambios bruscos de temperatura entre el día y la noche también contribuyen a su daño.

Un llamado a la acción

Las carreteras en mal estado no solo generan pérdidas representativas para los gobiernos. También se ven afectados los sectores productivos y turísticos. Además, perjudican el bolsillo de los ciudadanos y, lo que es peor, sus vidas.

“Para mejorar esta situación, es necesario invertir en una planificación más efectiva. Igualmente, realizar una fiscalización eficiente y mantener programas de mantenimiento adecuados para garantizar la durabilidad de nuestras vías. Mientras esto no ocurra, seguiremos cayendo en los mismos baches una y otra vez”, finalizó el ingeniero Yánez.

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