Tras la muerte cruzada, los ecuatorianos volverán a las urnas. El 20 de agosto del 2023, se escogerá a un nuevo Presidente y a 137 asambleístas. Sin embargo, frente a las elecciones, el panorama político no pinta bien, menos si de la Asamblea Nacional se trata.

Las estadísticas de los últimos tres años sobre la credibilidad de la Asamblea Nacional son poco favorables. En 2022, luego del primer año de gestión, la consultora Click Research reveló que la imagen negativa del Legislativo alcanzó un 95,37 %. Mientras que la encuestadora Click Report, ubicó al Parlamento con el 11% de credibilidad. ¿A qué se deben esto?

El doctor Mario Melo, decano de la Facultad de Jurisprudencia de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) amplía este panorama.

Foto: doctor Mario Melo.

¿Cuál es el rol y cuáles son las principales funciones de la Asamblea Nacional?

En el estado de derecho, la división de poderes es fundamental para la democracia.

En un estado moderno y democrático, el poder se divide entre el Ejecutivo, representado por el presidente de la república; el legislativo, representado por la Asamblea Nacional; y el judicial, por el Consejo de la Judicatura. Esta separación de poderes permite que cada uno funcione de manera independiente. Así se garantiza un Estado democrático con un equilibrio de fuerza y poder.

En cuanto a las principales funciones de la Asamblea, son legislar y fiscalizar.

Legislar implica la generación de nuevas normas jurídicas. Específicamente, leyes que son necesarias para regular la vida social. Por otro lado, fiscalizar es pedir cuentas a los poderes del Estado sobre sus acciones. Todo esto en el marco del cumplimiento de la Constitución de la República del Ecuador.

Las estadísticas reflejan la imagen negativa del Legislativo y la poca credibilidad en sus acciones. ¿A qué se debe esto?

La percepción negativa respecto de la Asamblea Nacional por parte de la ciudadanía se debe a varias razones. Primera, a que la actuación de la Asamblea en los últimos años ha sido deficiente y la población así lo percibe.

Por otra parte, en varios períodos en las últimas décadas se la separación de poderes se ha difuminado. Es decir, la Asamblea Nacional ha estado controlada por el Ejecutivo. Además, en muchas ocasiones, los asambleístas han invadido ámbitos de poder que no les corresponden, presionando al Ejecutivo por cargos públicos para sus allegados o exigiendo pagos indebidos a sus subalternos. Estas acciones han sido consideradas como actos ilícitos y corruptos y han merecido el repudio de la opinión pública.

Por consiguiente, la percepción de corrupción y la existencia de casos judiciales contra algunos asambleístas han perjudicado la confianza de la población en el Legislativo. En este sentido, si los asambleístas son los encargados de fiscalizar los actos de corrupción, deberían predicar con el ejemplo.

Se elegirán 137 asambleístas, ¿se requiere esta cantidad en el poder Legislativo?

Considero que no es un tema de cantidad. Comparando a Ecuador con otros países de la región, se observa que algunos tienen más y otros menos legisladores, como en Uruguay. Sin embargo, en todos estos países los escándalos políticos se han evidenciado.

Este tema ya se lo trató en una consulta popular el 5 de febrero de 2023. Entonces, los ecuatorianos decidimos no reducir el número de asambleístas. Yo entiendo que el pueblo no vio importante el tema de cantidad. Lo que le interesa es que los legisladores asuman el cargo con compromiso, ética y responsabilidad.

Por otra parte, ¿podría funcionar esta entidad con menos legisladores? No se puede descartar la posibilidad. Aunque reducir su número no sería algo negativo, lo más importante es que asuman la misión sagrada de ser legisladores. Se comprometan a desempeñar su papel de legislar y fiscalizar en beneficio del país sin influencia de intereses personales o corruptos.

Tras la muerte cruzada, al Ecuador solo lo representa el poder Ejecutivo, ¿puede un país funcionar sin una Asamblea Nacional?

Sí, por supuesto que puede, pero, en mi opinión, funciona de manera deficiente. Actualmente, nos encontramos en una situación inusual contemplada en la Constitución. El presidente de la República asume también el poder legislativo de forma limitada.

Según la Constitución, podrá ejercerlo a través de decretos-ley de emergencia en asuntos económicos. Además, antes de que un decreto-ley entre en vigencia, la Corte Constitucional del Ecuador debe pronunciarse sobre su constitucionalidad.

En fin, puede funcionar, pero se necesita de un organismo como la Asamblea Nacional para equilibrar el poder del ejecutivo. Si el poder del ejecutivo se vuelve absoluto y no tiene que rendir cuentas, nos encontraremos al borde del autoritarismo.

Desafortunadamente, nuestro país ya ha vivido eso en varias ocasiones a lo largo de la historia. En esos momentos, denominados dictaduras, el poder se concentraba tanto en el Ejecutivo que podía hacer cualquier cosa impunemente. El resultado es perjuicios para los más necesitados y violaciones de derechos fundamentales.

¿Qué medidas se requieren para generar confianza en la población respecto a los futuros miembros de la Asamblea Nacional?

En mi opinión, las fuerzas políticas deben asumir su responsabilidad y reflexionar sobre la profunda crisis política que atraviesa Ecuador antes de proponer candidatos. Es innegable que la integridad moral y el bienestar del país han sido pisoteados por malos políticos. Hemos tenido gobernantes que priorizan sus intereses económicos y no los del país. Eso tiene que cambiar.

Los partidos y movimientos políticos deben reconocer su responsabilidad. Ellos han contribuido a la creación de esta clase política que nos ha llevado de desastre en desastre. Deben formular nuevas propuestas  que partan del interés nacional y se base en una ética renovada.

Esta crisis política tiene consecuencias económicas y sociales, pero también es una crisis ética. Parece que quienes aspiran a ejercer un cargo público han olvidado el concepto fundamental del bien común. Por eso, muchas veces se dedican a enriquecerse a través de su actividad política.

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