Es 14 de febrero y te llegan dos invitaciones para celebrar el Día del amor y la amistad: una de tu mejor amigo y otra de tu pareja. ¿Cuál aceptarías? Si elegiste la cita con tu pareja, formas parte de la mayoría. Pero ¿por qué sucede esto?

Le hicimos la misma pregunta al Dr. Francisco Morales, docente de la Facultad de Derecho y Sociedad y especialista en Sociología de las Emociones. Su respuesta fue directa: “Obviamente, a mi pareja”. Te explicamos las razones a continuación.
Antes que nada, hay que aclarar que, si de relaciones personales se trata, no existen recetas ni cosas escritas sobre piedra. Los sistemas sociales dan lineamientos que cambian por diversas razones individuales y contextuales.
Jerarquía en las relaciones personales
Tanto las relaciones de amistad como las de pareja forman parte del círculo personal de un individuo. En ese sentido, ambas son íntimas. Sin embargo, la diferencia radica en que mientras la amistad permite mayor flexibilidad, la relación amorosa exige exclusividad.
Según Francisco, más que una pirámide donde una relación domina sobre otra, lo que ocurre es una reorganización constante de las relaciones. Esto depende de muchos factores, uno de ellos, el momento de vida en el que nos encontremos.
Un adolescente puede darles más importancia a sus amigos porque en esa etapa busca construir su identidad fuera del núcleo familiar. Mientras que, en la adultez, la pareja y la familia que se forma con ella tienden a ocupar un papel central. Entre otras razones, por el tiempo que demandan.
El amor: un pacto entre tú y yo
Para explicarlo mejor, Francisco usa el concepto del sociólogo Niklas Luhmann sobre relación de pareja como un sistema de comunicación cerrado. Este se caracteriza por la exclusividad y la reciprocidad que se basa en una premisa “todo lo que le ocurre al otro es importante para mí”.
Además, propone que el amor no es solo un sentimiento, sino un sistema social con un código binario. “Me amas o no me amas. No hay términos intermedios”. A esto se suma la intimidad sexual, que también tiene esta característica de exclusiva.
Si entendemos la relación como un sistema social, se entiende que no basta con sentir amor, es necesario actuar desde ese amor. Entonces, esta relación genera una clausura: solo involucra a las dos personas que la conforman, excluyendo a todos los demás en términos de intimidad y compromiso.
La amistad es más licenciosa
«La amistad no necesita frecuencia. El amor sí (…). En cambio, el amor está lleno de ansiedades, de dudas”, decía Jorge Luis Borges. Su reflexión resume cómo entendemos socialmente la amistad: un lazo basado en la lealtad y la atemporalidad, donde la ausencia no rompe necesariamente el vínculo.
En la amistad, no hay exigencias de exclusividad. Es un vínculo más flexible, con distintos niveles de cercanía y diversidad en sus formas. Sin embargo, eso no significa que esté libre de expectativas o normas. Francisco señala que las amistades, en ese sentido, “suelen ser más tolerantes cuando no se cumplen las expectativas en la relación”.
Pero, aunque menos comentadas que las rupturas amorosas, las pérdidas de amistades pueden ser igualmente dolorosas. Después de todo, una amistad también implica confianza, afecto y compromiso.
Relaciones de pareja y género
Francisco señala que, tradicionalmente, a los hombres les cuesta más comunicarse con sus parejas. Su rol ha estado ligado a la conquista, la protección y la demostración de afecto a través de acciones. No tanto a la apertura emocional y la comunicación verbal de sus sentimientos.
Por esta razón, muchos hombres encuentran más fácil desahogarse con sus amigos, lo que puede generar conflictos en la relación. Al compartir sus problemas de pareja fuera de la relación, en lugar de abordarlos con su pareja.
En el caso de las mujeres, ocurre lo contrario. Históricamente, han desarrollado una mayor facilidad para la comunicación emocional y suelen asumir las relaciones de pareja con un alto sentido de responsabilidad. Esto las lleva a sentirse vulneradas, cuando no perciben reciprocidad en la comunicación.
Las relaciones personales en la actualidad
Pero no todo es tan rígido. Las relaciones evolucionan con la sociedad. Hoy en día, los jóvenes exploran nuevas formas de conexión, desde el poliamor hasta vínculos más abiertos y dinámicos.
Estos vínculos deben ser analizados más profundamente porque existen posturas como la de Zygmunt Bauman sobre el amor líquido. Él describe cómo las relaciones se han vuelto inestables y efímeras. En una sociedad marcada por el individualismo y el consumismo, las personas buscan conexiones rápidas y desechables en lugar de compromisos sólidos y duraderos.
Las relaciones íntimas que establecemos son muy importantes para nuestro bienestar personal. La clave está en lograr un equilibrio y establecer un tiempo para trabajar en cada tipo de vínculo. Todas las relaciones, no solo las amorosas, demandan esfuerzo y compromiso.
La respuesta…
Con estos elementos y regresando al inicio, Francisco explica porqué decidiría salir con su pareja el 14 de febrero:
«La importancia de esta fecha dependerá del valor que cada pareja le asigne. Sin embargo, al ser una fecha institucionalizada, es difícil que pase desapercibida. El Día de San Valentín, pone mayor énfasis en el amor romántico, generando expectativas dentro de las parejas.
Estas expectativas pueden traducirse en la necesidad de algún gesto simbólico, una celebración o, al menos, un reconocimiento. Si esas expectativas no se cumplen, la fecha puede convertirse en motivo de conflicto o podría interpretarse como desinterés o falta de amor. Y si, además, uno decide celebrar con amigos en lugar de con su pareja, esto podría generar la percepción de que la amistad tiene más prioridad que la relación amorosa».
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