Sabor a menta, banana, caramelo, frutos rojos y más… El uso de cigarrillos electrónicos, conocidos como vapers, ha ganado popularidad por sus agradables sabores, olores y colores. En el mercado, hay de todo tipo, formas y hasta adorables figuras como personajes animados. Sin embargo, a pesar de su apariencia moderna, estos dispositivos esconden peligros significativos para la salud.

En 2019, los vapeadores provocaron una ola de críticas debido a las siete muertes reportadas en Estados Unidos relacionadas con su uso. Las autoridades norteamericanas habían contabilizado 530 casos de enfermedades pulmonares asociadas a estos dispositivos, pero, ¿cómo funcionan?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen dos principales tipos de cigarrillos electrónicos:

Sistemas electrónicos de administración de nicotina (SEAN)

  • Estos incluyen los tradicionales cigarrillos electrónicos que, utilizan cápsulas con nicotina y otros químicos que se vaporizan al inhalar.

Sistemas electrónicos sin nicotina

  • No contienen nicotina o la tienen en niveles muy bajos. No obstante, presentan riesgos debido a los múltiples químicos que los componen.

La MSc. Tatiana Villacres, docente de la maestría de Economía de la Salud de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) explica cómo funciona el vaper.

“Básicamente, la persona inhala el vapor que emite el cigarrillo, encendido con una pila o batería. La percepción común es que el vapor de los cigarrillos electrónicos es inofensivo, pero estudios han revelado la presencia de metales pesados como plomo y cadmio, además de una amplia gama de otros componentes peligrosos como la nicotina”.

La nicotina, por ejemplo, es una sustancia altamente adictiva que puede tener varios efectos negativos en la salud. Entre ellos:

Adicción. Crea una dependencia, similar a la de los cigarrillos tradicionales.

Problemas cardiovasculares. Aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que puede conducir a enfermedades cardíacas.

Impacto en el cerebro. Especialmente preocupante en adolescentes, ya que puede afectar el desarrollo cerebral y la función cognitiva.

Problemas pulmonares. Desde dificultad para respirar hasta enfermedades crónicas como el enfisema pulmonar.

Además, la doctora Jennifer Ribadeneira, coordinadora de la carrera de Odontología de la PUCE, explica que el uso de productos con nicotina está asociado a enfermedades de las encías y caries.

“La nicotina daña la encía en profundidad, tornándola débil y carente de la firmeza necesaria para ejercer de sostén de los dientes. Como consecuencia de la enfermedad periodontal, los dientes pierden la sujeción, las encías se inflaman y la boca presenta un dolor agudo generalizado”, agregó la coordinadora.

Además, una investigación del Instituto Nacional de Salud Pública de México, evidenció que el vapeo causa daños a la garganta y gastrointestinales. Incluso, puede ocasionar lesiones precancerosas.

Entre las principales afectaciones que este estudio detalla se encuentran:

  • dolor abdominal y síntomas de diarrea,
  • afectaciones a la salivación,
  • fracturas orales debido a la explosión del dispositivo electrónico.

Según la doctora Villacres, la publicidad agresiva de las empresas tabacaleras, que también están detrás de los vapeadores, está dirigida a los jóvenes. Una de las estrategias de esta publicidad es el empleo de colores brillantes y sabores atractivos.

“Estos dispositivos no ayudan a dejar de fumar. Están llevando a más jóvenes a desarrollar adicciones y a experimentar problemas de salud desde edades tempranas. Hemos visto un aumento de casos relacionados con el uso de cigarrillos electrónicos, especialmente, en adolescentes”, señala.

En cuanto a la comparación directa con los cigarrillos tradicionales, la doctora Tatiana es clara: “Los cigarrillos electrónicos no son menos dañinos. La adicción es la misma y los riesgos para la salud son comparables”. Asimismo, menciona la preocupación por el impacto ambiental de estos dispositivos. Destaca que, además del daño a la salud humana, contribuyen a la contaminación ambiental.

El vapeo es un problema de salud  pública. Los riesgos asociados con su uso, de forma particular entre adolescentes y jóvenes, son motivo de preocupación. Se necesitan más investigaciones para comprender plenamente los efectos a largo plazo y desarrollar políticas efectivas para minimizar el daño.

“A pesar de la falta de olor desagradable y la apariencia moderna, estos dispositivos causan problemas. La adicción y los efectos perjudiciales para la salud no deben ser subestimados. Es fundamental seguir educando y promoviendo regulaciones estrictas para proteger a las nuevas generaciones de estos peligros emergentes”, concluyó la MSc. Villacres.

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