Luego de casi dos años, otra vez hay bullicio en los espacios verdes de la PUCE, en el Parque Central y en las aulas. Al volver a las clases presenciales, el 7 de marzo, los estudiantes recordaron lo ocurrido. El temor al contagio de COVID-19 hizo que todos sean enviados a casa. En los pasillos se oía: “Unas minivacaciones”, “Ya en dos semanas volvemos”. Pero eso no ocurrió.

Ni profesores ni estudiantes imaginaron que pasarían dos años en educación virtual. Todo cambió. Dejaron de lado las madrugadas y las rutinas para llegar a la universidad. La modalidad virtual cambió los esquemas de aprendizaje.

En esa línea, Lisseth Merizalde, estudiante de la carrera de Fisioterapia, comentó que la educación virtual la volvió más sedentaria. Además, enfrentó problemas para concentrarse. Admite que en su hogar identificó algunos distractores como bulla de sus hermanos menores o su mamá limpiando la casa.

Las clases telemáticas fueron la opción para mantener el contacto entre profesores y alumnos, y, así, no detener el aprendizaje. Sin embargo, según los estudiantes consultados, no se compara con la educación presencial.

El Dr. Carlos Aulestia es docente de la Facultad de Comunicación, Lingüística y Literatura de la PUCE. Opinó sobre la educación universitaria y la experiencia de socialización entre el docente y el estudiante. “La posibilidad de intercambiar e interactuar con una persona cara a cara es una de las formas de comunicación más ricas y óptimas”.

Conexión PUCE recorrió diferentes espacios de la PUCE y recogió testimonios de estudiantes, para conocer sus experiencias en lo virtual y el retorno a clases.

Santiago Guayasamín es estudiante de octavo semestre de la carrera de Ingeniería en Sistemas de Información. En la entrevista contó que siente que no captó todos los conocimientos en los semestres cursados en línea. “La educación virtual no ofrecía un adecuado ambiente de aprendizaje por los diferentes distractores que tenía en su hogar”.

José Andrés Pérez, estudiante de quinto semestre de la carrera de Fisioterapia, señaló su emoción por volver a las aulas. Destacó que sus clases virtuales no tuvieron el mismo impacto en cuanto a aprendizajes que lo que ha vivido en sus primeras semanas de clases presenciales.

Mishell Cárdenas cursa el segundo semestre de Negocios Internacionales. Comentó que, pese a que recién está iniciando su carrera universitaria, prefiere las clases presenciales porque se concentra mejor. Además ha podido conocer a sus compañeros de carrera y crear lazos de amistad.

Diego Peralta, estudiante de cuarto semestre de la Facultad de Ingeniería Civil, coincidió en las desventajas de la educación en línea. Entre ellas, los factores distractores que existen en el hogar, provocando que la atención se desvíe. Añadió que prefiere las clases presenciales aunque todavía le cuesta levantarse temprano para dirigirse a la universidad.

Este proceso de cambio de la educación virtual a la presencial también lo enfrentan los docentes.

El Dr. Esteban Bauss es docente de la Facultad de Medicina. Le emociona volver a las aulas porque eso permite una mejor conexión con los estudiantes. Señala también que en esa carrera son necesarias las prácticas, y en el aprendizaje virtual fueron limitadas.

Poco a poco, se vuelve a ocupar el campus y en las horas de almuerzo casi no quedan espacios disponibles en las cafeterías. La PUCE recobra la vida, con las risas y las conversaciones de sus estudiantes y docentes. Todos recorren los espacios cubiertos con mascarillas.

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