Cada día millones de personas enfrentan una amenaza invisible pero letal: las bacterias multirresistentes (RAM). Según datos de 2019, estas infecciones cobraron la vida de aproximadamente cinco millones de personas en todo el mundo. De no revertirse este fenómeno, se espera que la RAM se convierta en la principal causa de muerte para 2050. Así lo explica el doctor Jorge Reyes, médico, docente e investigador de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), quien ha convertido esta causa en su principal frente de acción académica y hospitalaria.
Una amenaza que nos acompaña todos los días
Las bacterias multirresistentes son organismos que han evolucionado para resistir el efecto de múltiples antibióticos. Esto significa que las infecciones que antes eran fácilmente tratables hoy pueden representar una sentencia de muerte, especialmente en ambientes hospitalarios.
“El riesgo de morir por una infección multirresistente es un 30 a 40% mayor comparado con una infección por bacterias sensibles”, afirma Jorge. El escenario es aún más complejo en países en vías de desarrollo, donde la disponibilidad de antibióticos es limitada y los tratamientos adecuados muchas veces no están al alcance.
Estas infecciones suelen aparecer en hospitales, especialmente en unidades de cuidados intensivos, o en pacientes con condiciones críticas como cáncer o leucemia, aunque también pueden surgir en la comunidad por el uso inadecuado de antibióticos, como la automedicación.

Una respuesta integral desde la academia
Frente a esta amenaza creciente, la PUCE ha decidido liderar una cruzada académica y sanitaria en el país. Desde 2023, la universidad ha puesto en marcha un programa de formación de profesionales en salud para integrar los llamados equipos PROA (Programas de Optimización del Uso de Antimicrobianos), recomendados a nivel mundial.
“Detectar a tiempo y tratar a tiempo es la clave. Por eso, formamos a los profesionales que toman decisiones en los hospitales”, explica Jorge.
En 2023, la PUCE convocó a 19 hospitales de todo el país, capacitando a microbiólogos para detectar oportunamente bacterias multirresistentes. En 2024, el enfoque se centró en médicos de terapia intensiva, infectólogos , internistas, microbiólogos, emergenciologos.
Gracias a una alianza estratégica entre la academia y Pfizer, esta formación se ha ofrecido a través de becas. Esto ha permitido capacitar a más de 300 médicos y, próximamente, se beneficiará a 250 farmacéuticos de hospitales públicos y privados del país.

Un hito nacional: diálogo, formación e impacto
Otro punto importante es que por primera vez en Ecuador, se generó un espacio de diálogo técnico y estratégico entre el Ministerio de Salud Pública, la academia y los profesionales de salud que están en primera línea de combate. En una mesa técnica realizada en la PUCE, se plantearon ajustes indispensables en las políticas sanitarias para le uso adecuado de antibióticos especializados disponibles en el País bajo la supervisión de los equipos PROA capacitados.
Esta iniciativa ha contado con el respaldo de instituciones como la Academia de Ciencias del Ecuador, el Instituto de Microbiología de la Universidad San Francisco de Quito, y hospitales públicos y privados de todo el país. Además, reconocidos especialistas internacionales como el doctor Jesús Rodríguez Baño de España y la Dra. Wanda Cornistein han participado como formadores.
Lo que viene: un paso firme hacia junio
Del 12 al 14 de junio de 2025 se desarrollará el próximo curso de capacitación, esta vez dirigido a farmacéuticos hospitalarios, quienes cumplen un rol clave en los equipos PROA. El evento será presencial en la PUCE sede Quito y contará con modalidad híbrida, además de la participación de expertos internacionales.
Lo que comenzó como una necesidad académica se ha convertido en una misión de salud pública. La PUCE ha tomado la posta para formar líderes hospitalarios en el uso racional de antibióticos, demostrando que la academia puede y debe ser un actor transformador en las crisis sanitarias.
“Nuestro objetivo es claro: salvar vidas, reducir costos al sistema de salud y generar conocimiento. Queremos sembrar líderes en todo el país que sepan cómo actuar frente a esta amenaza invisible”, concluye Jorge.

Así, en un mundo donde las infecciones evolucionan más rápido que los tratamientos, la educación, la investigación y la cooperación interinstitucional se vuelven más necesarias que nunca.
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