¿Recuerdas cómo veías la ciencia cuando eras adolescente? Quizás te emocionaba la idea de descubrir algo nuevo, de resolver problemas o de entender cómo funciona el mundo. O tal vez la percibías como algo lejano o muy demandante. Un estudio reciente publicado por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) explora los factores que influyen en el interés de los adolescentes quiteños por las ciencias.  

Los hallazgos nos hablan de las expectativas sociales, los estereotipos de género y la identidad en la adolescencia. Con esto se abre la necesidad de repensar cómo fomentamos el interés en las ciencias en la actualidad.  

La ciencia en la región está poco desarrollada en relación con el resto del mundo. Se estima que solo el 3,4% de los investigadores a nivel mundial provienen de Latinoamérica. En Ecuador, la producción científica tuvo un crecimiento importante entre el 2015 y 2019, sin embargo, sigue estando por debajo de otros países de la región como Brasil, Chile y México. Esto según datos de la UNESCO

La investigación  

La Mgtr. Alejandra Camacho, docente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, buscó entender por qué cada vez menos jóvenes eligen carreras científicas. Lo hizo con el doctor en Biología Rommel Montúfar y el magíster en Economía, Jorge Salgado. 

Para la interpretación de los datos se juntó con la Mgtr. Marie France Merlyn, docente de la PUCE sede Quito, y el Mgtr. Rodrigo Moreta Herrera, de la sede Ambato. Ambos investigadores del campo de la psicología.  

Para el estudio se aplicó a 1.054 estudiantes de bachillerato de colegios de Quito. El instrumento que se usó fue el cuestionario ROSE (Relevance of Science Education, por sus siglas en inglés). Es una herramienta de investigación diseñada para explorar las actitudes, intereses y percepciones de los estudiantes hacia la ciencia y la educación científica.   

Como resultado de la investigación se publicaron estos dos artículos: 

La ciencia en la posmodernidad  

En la posmodernidad la búsqueda de la satisfacción inmediata, el individualismo y la autorrealización personal son prioritarias. En contraste, las carreras científicas demandan esfuerzo, tiempo y dedicación, características que no siempre encajan con las expectativas de los adolescentes. 

A los adolescentes les interesa seguir carreras que sean emocionantes, que tengan un gran componente creativo y que les haga sentir autorrealizados. La ciencia no suele ser la opción predilecta, en ese sentido. ¿Por qué ocurre esto? La respuesta parece estar en cómo se enseña la ciencia y en los mensajes que reciben los jóvenes desde temprana edad. 

Una cuestión de género: menos mujeres en la ciencia 

Imagina este experimento: sin buscar en internet, intenta recordar el nombre de tres científicas. ¿Difícil, ¿verdad? Ahora piensa en tres científicos hombres. Seguramente, esta segunda tarea te resultó más sencilla. Este simple ejercicio revela una realidad incómoda: la invisibilización de las mujeres en la ciencia, que comienza a gestarse desde la adolescencia. 

El estudio también reveló diferencias significativas entre hombres y mujeres al elegir carreras científicas. Las mujeres tienden a inclinarse hacia áreas relacionadas con el cuidado, como la biología o la salud, mientras que los hombres prefieren carreras más técnicas, como ingeniería o informática. 

Marie France explica que estas preferencias no son casuales, pues desde la infancia, los roles de género influyen en cómo se fomentan ciertas habilidades. A los niños se les anima a manipular objetos y a explorar, mientras que a las niñas se les orienta hacia actividades relacionadas con el cuidado. Este sesgo se refleja en la elección de carreras y en la subrepresentación de mujeres en áreas como la ingeniería.  

Importancia del género en la investigación 

Desde la academia, la psicóloga considera que es clave que en los estudios se establezcan diferenciación de género para comprender mejor ciertos fenómenos en especial cuando se realizan estudios con personas.  

Considero importante introducir la variable de género en todas las investigaciones y en todos los ámbitos de la ciencia. El organismo no es el mismo. Por ejemplo, ahora estamos viendo las consecuencias de no haber introducido la variable de género en estudios sobre las vacunas contra el COVID-19. Hay efectos que no se anticiparon y que están afectando más a las mujeres, como los cambios en el ciclo menstrual, que se ha vuelto más abundante y doloroso”. 

La enseñanza es la clave

Para Marie France es clave encontrar formas más dinámicas para enseñar ciencias a los adolescentes y despertar su interés, lo cual es determinante para sus elecciones.  Además, es necesario que los hallazgos de investigaciones como esta lleguen a quienes toman las decisiones en el ámbito educativo. 

“Si queremos que más jóvenes, especialmente mujeres, se interesen por ella, debemos empezar por cambiar cómo la enseñamos”, comenta Marie France. Porque las próximas científicas pueden estar esperando que alguien les muestre que también tienen un lugar en el laboratorio. 

Además, faltan más modelos a seguir. Tener referentes locales que inspiren a los jóvenes es crucial para cambiar la percepción de la ciencia y mostrar que es un campo lleno de posibilidades. 

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