Desde 2012, las estadísticas globales muestran una tendencia clara: las mujeres deciden ser madres entre los 30 y 39 años. En este grupo están las madres millennials, nacidas entre 1981 y 1995, que irrumpen en el escenario de la maternidad con un enfoque distinto. Uno donde la elección, la conciencia y la conciliación reemplazan al deber, la imposición y la renuncia.

“Estas madres no solo decidieron serlo, también decidieron en qué condiciones hacerlo”, explica la  Mgtr. Graciela Ramírez psicóloga y docente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). Con voz firme y cálida, Graciela desmonta mitos y revela matices sobre esta nueva generación de mujeres que materna desde el conocimiento, la autonomía y, también, desde la sobrecarga.

A diferencia de generaciones pasadas, donde la maternidad era casi automática después del matrimonio, las madres millennials llegan a esta etapa con más preparación profesional, mayor acceso a derechos y, sobre todo, con una voluntad clara: ser madres sí, pero sin dejar de ser mujeres.

“Son mujeres que han planificado su maternidad, que han elegido cuándo, con quién y bajo qué condiciones. Para esta generación ya no es maternar como una consecuencia, sino como una elección vital” dice Graciela.

Pero la libertad de elección no ha eliminado las cargas. Una madre millennial puede ser CEO, médica, docente, líder comunitaria… y aún así, seguir siendo la principal responsable del hogar. “Existe todavía una fuerte desigualdad en la distribución del cuidado de los niños y el trabajo doméstico”, advierte Graciela. “Estas mujeres llegan a casa y siguen trabajando, pero sin remuneración ni reconocimiento”.

La conciliación de tiempo se vuelve entonces un campo de batalla cotidiano. Aunque el teletrabajo y los horarios híbridos han ofrecido cierta flexibilidad, esto también ha trasladado el trabajo a los hogares, difuminando los límites entre lo profesional y lo personal.

@dangtzd A veces, entre tantas cosas por hacer, se nos olvida algo muy importante: celebrarnos. ✨🌈 Porque sí, maternar es hermoso, pero también es agotador… Y nadie más que tú sabe lo que implica cada pequeño logro del día. Nadie más siente ese cansancio en los huesos, ni conoce las batallas silenciosas que libras con una sonrisa. ❤️‍🩹🫂 Así que hoy, aunque sea un ratito, celébrate. Abrázate. Porque estás haciendo algo precioso, estás maternando. Y eso, merece ser reconocido por ti, primero que nadie.🤍🤍🤍 Así que, querida mami: ¡Celébrate! Te abrazo largamente y recuerda que lo haces excelente. 🦋🦋🦋 #🤰🤱 #mamaprimeriza💜💓 #mamaprimeriza🤰🤱 #mothehoods #motherhoodlife #motherhoodinspired #motherhoodmoments #momlife #matrrnidadreal #maternidadsinfiltros #maternidadycrianza #momlovebaby❤️✨ #tiktokersmon #maternidad💖 #maternidadsinculpa #postpartum #vidademama #postparto #postpartumlife #postpartocesarea🤱 #postpartonormal🤱 #foryoupage #fyp ♬ sonido original – CRISTIAN 🤗🇪🇨

A la exigencia profesional y doméstica de esta generación, se suma una más: la maternidad perfecta, ahora amplificada por las redes sociales. “Nos exigen que criemos como si no trabajáramos y que trabajemos como si no criáramos”, reflexiona Graciela. “Además, ahora tienes que verte bien, ir al gimnasio, comer saludable, tomar fotos con tu hijo feliz y demostrar que puedes con todo. El ideal de la madre perfecta en redes sociales es un imposible que agota”.

Este mandato social moderno genera una presión silenciosa que afecta la salud mental de muchas madres. “Antes, si te sentías cansada, frustrada, no lo podías decir. Ahora las madres empiezan a decirlo, pero sigue siendo difícil pedir relevo en la crianza sin sentir culpa”.

Un cambio profundo en esta generación es la forma de criar. Las madres millennials han dejado atrás el “instinto materno” como único recurso, y han abrazado la información, la lectura, los referentes profesionales y la formación continua.Ahora se preparan, investigan, discuten en chats de mamás sobre vacunas, crianza respetuosa, disciplina positiva, sexualidad y redes sociales”, explica Graciela.

Estas madres buscan criar hijos más conscientes, responsables y emocionalmente acompañados. La educación emocional, los límites con amor, la escucha activa y el respeto mutuo son ejes que guían sus decisiones. “Ya no se trata de criar con miedo ni con golpes. Se trata de educar para la autorregulación, para que nuestros hijos piensen, sientan y se expresen con libertad”.

También, Graciela destaca el valor de las comunidades de maternidad. Aunque hoy la vida moderna ha fracturado los lazos comunitarios tradicionales, muchas madres se organizan para compartir experiencias, apoyarse y aprender juntas. Antes las madres se apoyaban con sus vecinos, amigos de la cuadra o familiares cercanos. Ahora esos grupos de apoyo pueden estar en un WhatsApp con mujeres que pasan lo mismo. “El maternar no debería hacerse sola. Hay un enorme valor en crear redes entre madres que se respetan y se acompañan sin juzgar”.

@marcejimenezleon Ser mamá a veces se siente así…. Y también se vale #maternidad #humor ♬ sonido original – Marcela Jiménez

Madre de un niño de 11 años, docente universitaria y psicóloga clínica, Graciela confiesa que ha tenido la fortuna de poder conciliar su vida profesional con la maternidad. “Elegí este camino. Escogí ser mamá a los 31, cuando ya había vivido en pareja, cuando tenía estabilidad laboral y podía decidir en qué colegio quería que estudie mi hijo. He tenido la libertad de elegir, y eso cambia todo”.

Foto: cortesía. Graciela junto a su hijo.

Sin embargo, reconoce que no todas tienen las mismas condiciones. Por eso, insiste en que las políticas públicas deben avanzar hacia un reparto más justo del trabajo doméstico, garantizar servicios de cuidado y salud mental, y reconocer que la maternidad no puede seguir siendo una carga exclusiva de las mujeres.

“Las madres millennials no lo quieren todo: quieren equilibrio. Y ese equilibrio no se logra solo con fuerza de voluntad. Se logra con corresponsabilidad, con redes de apoyo y con un sistema que les permita maternar sin dejar de ser ellas mismas”.

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