En el mundo, alrededor de cinco millones de niños mueren cada año antes de su quinto cumpleaños. Mientras que otros 1,9 millones fallecen durante el parto o debido a complicaciones del embarazo. Estas cifras, reveladas por las Naciones Unidas en 2023, podrían disminuir mediante un acceso más equitativo a la Atención Primaria de Salud.

«La mortalidad infantil es un indicador importante de la salud pública y del desarrollo socioeconómico de un país. Una alta tasa de mortalidad infantil sugiere deficiencias en el sistema de salud. También, en la nutrición, el saneamiento y otros aspectos del bienestar social”, explicó la doctora Ana Lucia Moncayo.

Respondiendo a esta realidad, la investigadora Ana Lucía Moncayo, del Centro de Investigación para la Salud en América Latina (CISeAL) de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), lideró una investigación. Lo hizo junto a un equipo internacional de científicos. Este estudio examinó la influencia de los programas de Atención Primaria de Salud (APS) en la mortalidad infantil en Brasil, Colombia, Ecuador y México. Además, evidenció cómo la cobertura de APS puede mitigar los efectos adversos de las crisis económicas en la salud infantil en Latinoamérica.

El estudio se titula Can primary health care mitigate the effects of economic crises on child health in Latin America? An integrated multicountry evaluation and forecasting analysis. Fue publicado en la revista británica The Lancet Global Health, una de las más prestigiosas del mundo científico.

«Investigamos la APS para comprender mejor cómo este enfoque de atención médica básica puede influir en la supervivencia de los niños. Especialmente, en contextos donde la mortalidad infantil sigue siendo un desafío importante. Así también, en escenarios afectados por crisis económicas profundas», agregó la doctora Moncayo, quien participa como autora principal de este artículo.

La doctora Moncayo subraya que los países de América Latina y el Caribe están entre los más afectados por las repercusiones socioeconómicas del COVID-19. También, por el crecimiento inflacionario global y las inestabilidades económicas. Estas naciones, además, están dentro del grupo de ingresos medio y bajo. Los factores mencionados han provocado un aumento en la deuda pública y la posibilidad de adoptar medidas de austeridad fiscal. Esta situación podría traducirse en recortes presupuestarios para servicios de bienestar y atención médica, incluida la Atención Primaria de Salud.

El equipo de la doctora Moncayo evaluó el impacto de la pobreza y la cobertura de APS en la salud infantil desde 2000 hasta 2030. Lo hicieron mediante una combinación de modelos econométricos retrospectivos y modelos predictivos de microsimulación. Sus análisis revelaron resultados contundentes sobre el impacto positivo de los programas de APS en la región. Entre estos programas se encuentran:

  • la Estrategia de Salud de la Familia en Brasil,
  • el Régimen Subsidiado en Colombia,
  • el Modelo de Atención Integral de Salud Familiar, Comunitario e Intercultural en Ecuador y
  • el Seguro Popular de Salud en México.

Los programas citados se han vinculado principalmente con una reducción de:

  • El 19% en la mortalidad infantil (menores de cinco años).
  • El 25% en la mortalidad en niños pequeños (de uno a menores de cinco años).
  • El 28% en la mortalidad postneonatal (de 28 días a menores de un año).

Paralelamente, estos programas evitaron 305.890 muertes de niños menores de cinco años en la región durante las últimas dos décadas. Además, las reducciones más notables se observaron en enfermedades relacionadas con la pobreza, como deficiencias nutricionales, anemia y gastroenteritis infecciosa. Por ejemplo, se registró una reducción del 45% en deficiencias nutricionales y del 36% en anemia. Esto subraya el impacto positivo de la APS en la salud infantil en América Latina y el Caribe.

El estudio fue financiado por el UKRI-Medical Research Council del Reino Unido. Otro de sus hallazgos fue que una mayor inversión en atención primaria podría tener un impacto positivo en la supervivencia infantil. Se evitarían 140.000 muertes en niños menores de cinco años para 2030, contrarrestando los efectos negativos de la austeridad fiscal en la prestación de servicios sanitarios.

El análisis principal se realizó con un grupo de datos de los cuatro países. Sin embargo, también se incluyó un análisis por separado de cada nación. Se observó un comportamiento muy similar en los cuatro países, con un mayor efecto de la APS en la mortalidad del grupo de uno a cuatro años. La mayor reducción en la mortalidad se observó en Colombia, seguido de Ecuador, Brasil y, finalmente, México.

Estos resultados tienen importantes implicaciones para las políticas públicas. Además, subrayan la necesidad de priorizar la APS como estrategia para mejorar la salud y el bienestar de los niños en Latinoamérica. Esto es especialmente relevante en contextos de crisis.

“Garantizar un acceso equitativo y de calidad a servicios de atención primaria salva vidas y contribuye al desarrollo sostenible. Además, fortalece los sistemas de salud en la región”, finalizó la doctora Moncayo.

El estudio liderado por la doctora Moncayo subraya la importancia de la Atención Primaria de Salud. A su vez, convoca a las autoridades a tomar medidas concretas para proteger la salud y el bienestar de la infancia.

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