El Auditorio Mayor del Centro Cultural de la PUCE recibió, el jueves 24 de febrero, a sus invitados más pequeños de los últimos meses: niños y adolescentes de entre 9 y 14 años, de escuelas de Fe y Alegría. Ellos recibieron certificados, por su participación en cursos de Programación, impartidos por universitarios.

Alrededor de cien estudiantes de la Unidad Educativa Emaús acudieron. Desde el 2018, más de 400 estudiantes de Fe y Alegría han sido parte de clases que incluyen competencias del siglo XXI.

El ingeniero Francisco Rodríguez es coordinador de Vinculación con la Comunidad y de prácticas preprofesionales de la Facultad de Ingeniería.

En sus palabras de bienvenida, el docente dijo que la PUCE con este proyecto busca combatir el analfabetismo funcional y generar hábitos de pensamiento computacional.

En el evento estuvieron Carlos Vargas, director Nacional de Fe y Alegría Ecuador; Washington Chafla, de la Regional Pichincha, y María Dolores Briceño, coordinadora del área de acción pública. También participaron el Mgtr. Charles Escobar, decano de Ingeniería y el Mgtr. Diego Jiménez, director de Vinculación con la colectividad.

Chafla comentó que hay 12.000 estudiantes en 21 planteles de Fe y Alegría en Pichincha. Briceño recordó que en años pasados, sin pandemia, también fueron beneficiados los niños de la Unidad José María Vela.

Estudiantes de la Unidad Educativa Emaús, de Fe y Alegría, con autoridades de la PUCE.

Ronny Moreno, estudiante de la Facultad de Ingeniería, emotivo se dirigió a los niños. “Me sorprendieron con su capacidad y buena actitud. Es solo un grano de arena para personas tan brillantes como ustedes”.

El magíster Jiménez dejó la formalidad del evento y se acercó a los estudiantes. ¿Por qué creen que la PUCE se une en este tipo de iniciativas? ¿Por qué creen que es importante que nos sentemos a aprender juntos?  Y varios manos se levantaron.

Desde sus puestos, los invitados respondieron: “Para ayudarnos a ser mejores”, “para que aprendamos a concentrarnos más y seamos mejores en mate”, “ustedes se esfuerzan porque quieren que aprendamos programación”.

El Director de vinculación con la colectividad les dijo que todo lo que respondieron es verdad, y que a todo lo dicho le sumen que este esfuerzo tiene como sentido unirnos para luchar juntos contra un enemigo común. Y otra vez, Diego Jiménez consultó a la sala: ¿Qué enemigo?

Los niños gritaron: “el coronavirus”, “el diablo”, “nosotros mismos si tenemos pereza”.

Sonriendo, el magíster Jiménez les dijo, además de todos estos enemigos, hay uno ante el que tenemos que estar unidos siempre: la pobreza, contra la que tenemos que permanecer juntos; la pobreza es nuestro enemigo porque nos daña la vida y nos impide que florecer como personas”.

Entonces, con estos proyectos, dijo, lo que intentamos hacer es promover la generación de capacidades que nos permitan vivir mejor y hacerle frente a la pobreza de manera efectiva.

Después de esas palabras, los estudiantes de Fe y Alegría recibieron sus certificados de participación. Gabriel Guzmán y Vicente Bravo, de 14 años, agradecieron con un apretón de manos. Kelly Violeta Castillo, de 9 años, estaba contenta; dijo que las clases le sirvieron mucho y que cuando sea grande quisiera estudiar en la PUCE, para ser profesora de Arte.

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