Ciudadanos venezolanos recibieron pasaportes y prórrogas, con apoyo del Servicio Jesuita a Refugiados, en la PUCE.
Hace 22 años, a Ecuador llegó el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS, por sus siglas en inglés). Es una de las obras de la Compañía de Jesús. Desde el JRS, en este 20 de junio, Día Mundial de las Personas Refugiadas, se nos invita a reflexionar sobre la necesidad de poner en práctica la invitación del Papa Francisco, quien pide conjugar estos verbos con estos ciudadanos extranjeros: acoger, promover, acompañar y proteger.
Ramiro Casanova es coordinador territorial del JRS de Pichincha. Él remarcó que en el país trabajan también inspirados en el legado de Pedro Arrupe, S.J., quien en 1980 fundó el JRS. En esa época era Superior General de la Compañía de Jesús.
Una reseña de la web oficial del JRS señala que, al finalizar la guerra de Vietnam en 1975, cientos de miles de vietnamitas del sur huyeron de sus hogares. Estaban hacinados en pequeños botes a través del Mar de China Meridional.
Muchos no sobrevivieron al viaje; fueron asesinados por piratas o murieron ahogados a causa de tempestades y mares agitados. El padre Arrupe se sintió llamado a actuar. Hizo un pedido a los jesuitas para brindar algún alivio a una situación tan trágica. Desde entonces, el Servicio Jesuita a Refugiados invita a proteger y acoger al extranjero.
En el mundo, señala Ramiro Casanova, el Servicio Jesuita a Refugiados está en 56 países. En Ecuador se encuentra en Esmeraldas, Carchi, Pichincha, Guayas, El Oro y Sucumbíos. La mayoría de esta población se encuentra en riesgo, por eso le prestan ayuda.
¿A quiénes atiende el JRS en Ecuador?
El JRS atiende a población que está en situación de movilidad humana, migrante forzada, refugiados, desplazados y con necesidad de protección internacional. Ramiro Casanova también recordó que, en Ecuador, el mayor número de personas refugiadas proviene de Colombia. Ecuador es el país que más personas refugiadas tiene en la región.
¿Qué tipo de ayuda brindan?
Un primer nivel de atención básica inicial implica acoger a la persona extranjera, que sufrió violencia, desplazamiento o llegó al país por la situación económica. El JRS busca satisfacer sus necesidades humanas básicas como alimentación y alojamiento.
Además, acompañan a las personas para que logren una estabilidad emocional y de salud física. Les guían para que conozcan sus derechos, así pueden acceder a servicios de salud y educación gratuitos. El Servicio Jesuita a Refugiados invita a proteger y acoger al extranjero
Ramiro Casanova menciona que es complicado apoyarles para que accedan a un empleo. Pero les capacitan en planes de negocio, les brindan capitales semilla para potenciar emprendimientos y los hacen parte de una escuela de ciudadanía. Además, les ofrecen asesoría jurídica y patrocinio en la obtención de visas y documentos, para que puedan regularizar su estatus migratorio.
Gervacia Rodríguez, de 61 años, llegó al país hace seis, desde Venezuela. Ella agrade el acompañamiento y el apoyo moral del Servicio Jesuita a Refugiados. Le han apoyado, cuenta, en la creación de un plan de negocios. También, durante el confinamiento le entregaron alimentos. Ella trabaja como costurera.
En este Día Mundial de las Personas Refugiadas, esta mujer pide entender que: “los extranjeros somos seres humanos con la misma piel, la misma sangre, que tenemos un corazón que siente y palpita igual que todos. No somos extraterrestres sino seres humanos”.
Revisa definiciones de migrante y refugiado.
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