Entre los jóvenes las relaciones románticas pueden ser intensas y desafiantes. Sin embargo, en este campo de batalla emocional, acecha un enemigo que amenaza a las parejas juveniles: la violencia en el noviazgo. ¿Cuáles son los tipos de violencia que surgen en el enamoramiento? ¿Cómo abordar y contrarrestar esta preocupante realidad?

En un esfuerzo por comprender esta problemática en el noviazgo, un equipo de investigadoras de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) llevó a cabo un estudio que arrojó luces sobre esta realidad.

El estudio, fue realizado en población universitaria a 426 parejas, es decir 852 individuos, entre 18 y 26 años de edad, en Quito, Loja, Esmeraldas y Tulcán. El objetivo de esta investigación fue analizar la violencia en el noviazgo desde diferentes ángulos, incluyendo aspectos individuales, familiares y comunitarios.

“La violencia en el noviazgo es una problemática persistente en nuestras relaciones. Al investigar, buscamos no solo entenderla mejor, sino también encontrar formas de contrarrestarla”. Comentó así la Mtr. Liliana Jayo, integrante del equipo de investigación y docente de la Facultad de Psicología.

La investigación se centró en dos ejes principales: el estrés y el impacto del entorno familiar en la violencia durante el noviazgo.

En primer lugar, se evidenció que la violencia psicológica es la forma más común de maltrato en las parejas. Esta manifestación de abuso se caracteriza por comportamientos de coerción, humillación y desapego. Un 42.7% reportaron experimentar estos abusos de forma esporádica. Mientras que el 27.5% los sufrieron de manera repetida.

En este estudio, el 18,9% de los casos investigados fueron víctimas de violencia sexual, superando a la violencia física. Estos hallazgos, según las expertas, revelan una realidad inquietante que merece atención inmediata.

Otro dato intrigante fue la evidencia de cómo el estrés está estrechamente ligado a la violencia.

«Curiosamente, notamos que en relaciones donde la violencia se ha vuelto común, el estrés puede disminuir. Esto es preocupante. Sugiere que la normalización de la violencia puede hacer que las personas no reconozcan las señales de alerta emocional. Además, puede conducir a que las relaciones dañinas perduren». Se expresó en este sentido la Mtr. Lorena Rueda, participante en la investigación y docente de la Facultad de Enfermería.

En el estudio, se determinó cómo gran parte de las víctimas no han considerado nunca la posibilidad de terminar una relación abusiva.

La psicóloga clínica Liliana Jayo menciona que estas formas de violencia están interconectadas con la disfuncionalidad familiar.

La investigación reveló que las experiencias negativas durante la niñez están vinculadas a una mayor percepción de disfuncionalidad dentro del núcleo familiar. Entre estas experiencias se incluyen el maltrato físico, psicológico y sexual”,  dijo la psicóloga clínica.

Asimismo, se identificó que los hombres, influenciados por nociones tradicionales de masculinidad y virilidad, reportan en mayor medida haber perpetrado actos de violencia sexual.

Las mujeres mencionan haber vivido más experiencias adversas en comparación con los hombres. Esto refleja la vulnerabilidad adicional que enfrentan, debido a estructuras patriarcales y machistas”, agregó la Mtr. Jayo.

Se determinó también que, quienes experimentaron abuso sexual en la infancia, tienen mayor tendencia a perpetuar violencia psicológica en sus relaciones.

Los hallazgos destacan la complejidad de la violencia en el noviazgo. Además, la importancia de abordar factores como el entorno familiar, las experiencias de abuso y los roles de género. Considerar todos estos aspectos contribuye en la prevención y tratamiento de esta problemática.

“En este estudio, hubo testimonios que me impactaron. Había chicas que me decían: ‘¿Eso es violencia? Pensé que era normal. No creí que me estaba gritando, sino que estaba alzando la voz’. Estas realidades nos deben llamar a la acción”, expresó Melanie Trujillo, encargada de procedimiento y recolección de datos.

Para estas investigadoras, la sensibilización y la educación emergen como soluciones fundamentales. Aseguran que es crucial educar desde temprana edad sobre las relaciones saludables, desmitificar el amor romántico y los roles de género. Instituciones educativas y familias juegan un rol vital en este proceso.

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