Dar el pecho no siempre es un acto instintivo. En Ecuador, solo el 50% de las madres logran mantener la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida de sus bebés. Esto significa que la mitad de los niños y niñas del país no se benefician de esta práctica fundamental para su salud y desarrollo, según los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Desnutrición Infantil (ENDI) 2022 y 2024. ¿Qué está fallando? Una investigación de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), reveló que la educación prenatal marca una diferencia crucial. Las mujeres que completaron este programa de seis sesiones tuvieron un 71% menos riesgo de abandonar la lactancia exclusiva antes del sexto mes, en comparación con quienes no accedieron al programa completo.

En el estudio, The effect of prenatal education on exclusive breastfeeding among women in Quito: prospective cohort study, participaron 278 mujeres. De esas 152 completaron el programa de educación prenatal y 126 no. A todas se les dio seguimiento desde el nacimiento hasta que sus bebés cumplieron seis meses.

Al llegar al sexto mes, solo el 10,3% del grupo sin educación prenatal seguía con lactancia exclusiva, frente al 28,9% del grupo que sí participó en las sesiones”. Así detalla la doctora Betzabé Tello, del Centro de Investigación para la Salud en América Latina (CISeAL) de la PUCE y líder de esta investigación.  

El programa de educación prenatal, implementado por el Ministerio de Salud Pública (MSP), es un espacio de formación donde se prepara a la madre de forma integral. Este programa es gratuito y también está disponible en la oferta privada. Consta de seis sesiones desde la semana 20 de gestación que incluye:

  • Primero: cambios en el embarazo y la importancia de la educación prenatal.
  • Segundo: cuidados durante el embarazo y alivio de síntomas comunes.
  • Tercero: preparación para el nacimiento.
  • Cuarto: el parto.
  • Quinto: lactancia materna y cuidado del recién nacido.
  • Sexta: preparación del parto en el ambiente hospitalario y parto respetado.

¿Hasta cuándo amamantar?
Se recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad y con una alimentación complementaria adecuada, hasta los dos años de vida o más.

“Estos programas se posicionan también como espacios de apoyo y contención emocional para las madres. Sin embargo, nos dimos cuenta que a pesar de que los programas están normados para todos los establecimientos que atienden partos, su implementación es irregular”, explica Betzabé.

Además del incumplimiento de los programas de educación prenatal, el estudio identificó otros factores que aumentan el riesgo de abandonar la lactancia. Por ejemplo, el regreso al trabajo multiplica por seis esa posibilidad. Pero lo más alarmante: cuando un médico recomienda dejar de lactar, el riesgo se cuadruplica. Si es un familiar quien lo sugiere, se multiplica por diez.

“La influencia del entorno es clave. Si el pediatra o un familiar dice que hay que darle fórmula, la madre confía y lo hace. Muchas veces, sin saber que está renunciando a todos los beneficios inmunológicos y neurológicos que solo ofrece la leche materna”, enfatiza Betzabé.

Otras barreras detectadas incluyen la falta de apoyo en el parto, experiencias negativas, depresión posparto y la desinformación sobre los derechos laborales para lactar. La salud mental también se posiciona como una variable crítica. “Madres con síntomas de depresión duplicaron la probabilidad de abandonar la lactancia”, agrega Betzabé.

Durante la investigación también se observó el uso de sucedáneos de la leche materna, en especial fórmulas lácteas comerciales y coladas tradicionales como reemplazo. En el grupo sin educación prenatal, el uso de fórmulas fue mucho mayor al cuarto mes. A los seis meses, el 66% de las mujeres sin educación prenatal ya daban coladas o papillas como alimento principal, frente a menos del 50% en el grupo que sí accedió al programa.

Esto se relaciona con otro estudio paralelo de la misma autora, en el que se evidenció que el marketing de fórmulas infantiles en Ecuador viola con frecuencia el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna. Estas prácticas influyen directamente en la decisión de muchas madres de dejar de amamantar.

La investigación encontró que el 91% de madres estuvo expuesta a publicidad de fórmulas fuera de los centros de salud. Más de un tercio recibió recomendaciones directas para alimentar con leche artificial, muchas veces de profesionales de salud.

“Las empresas invirtieron casi 2 millones de dólares de forma trimestral. Estas compañías utilizan desde influencers hasta inteligencia artificial para persuadir. La lactancia compite contra una industria multimillonaria”, advierte Betzabé.

La investigación concluye que fortalecer la educación prenatal es urgente. También, se debe cuidar la salud mental de las madres a través del tamizaje de depresión postparto, garantizar espacios laborales adecuados para extraer y conservar leche y restringir la publicidad engañosa.

“Una madre bien informada, apoyada por su entorno y con condiciones laborales adecuadas, tiene muchas más probabilidades de sostener la lactancia”, asegura Betzabé.

Mientras tanto, el reto es colectivo: madres, familias, profesionales de salud, medios de comunicación y autoridades deben asumir un rol activo para proteger el derecho de los bebés a ser alimentados con leche materna. Porque amamantar, más que una decisión individual, es una responsabilidad compartida.

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