En reuniones familiares, es común escuchar frases como: «¡saluda y dale un beso a tu abuelito!», «¡deja que tu primo te cargue!», «¡ve al baño con tu tía!». Muchas veces, estas expresiones vienen acompañadas de enojo o insistencia cuando el niño o la niña se niega a hacerlo. Lo que muchos padres no consideran es que estas actitudes, aunque parezcan inofensivas, pueden desproteger a los niños y hacerlos más vulnerables a situaciones de abuso y violencia sexual. Respetar su autonomía corporal y enseñarles que tienen derecho a decidir sobre su propio espacio es clave. Pero, ¿cómo hacerlo?
Mensajes que los padres deben cuidar
La Mtr. Claudia Bravo, coordinadora de la carrera de Educación Inicial en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), explica la importancia de entender la dinámica de poder que existe entre adultos y niños.
“A menudo, los adultos pueden transmitir, sin querer, actitudes que ponen en riesgo la seguridad corporal de los niños. Gestos que en apariencia son inocentes, como pedir a un niño que se acerque para dar un beso o un abrazo en medio de un grupo, pueden confundir al pequeño y vulnerar su espacio personal”.
Este tipo de acciones pueden enviar mensajes equivocados sobre el consentimiento, los límites personales y el respeto por su propio cuerpo.
La Mtr. Alexandra Serrano, docente e investigadora en la PUCE, agrega que cuando se insiste en que los niños acepten algún contacto físico, ellos aprenden que deben obedecer a los adultos, incluso si se sienten incómodos. «Esto puede dificultar que en el futuro sepan decir ‘no’ en situaciones de peligro», advierte.

El desarrollo de la imagen y el esquema corporal
Por eso, hablar sobre seguridad corporal es fundamental para enseñar a las niñas y niños a protegerse del contacto físico inapropiado o del comportamiento no deseado de los demás.
Claudia asegura que desde los 3 o 4 años, los niños comienzan a definirse a sí mismos: soy bajito, soy alto, tengo ojos grandes. Estas se convierten en frases que ayudan a construir la imagen corporal. “Con el tiempo, esta imagen se transforma en un concepto corporal, donde los pequeños aprenden para qué sirve cada parte del cuerpo y cómo integrarlas para formar un esquema coherente de su propia corporalidad”.
Este proceso es vital, pues a través del reconocimiento del propio cuerpo, se aprende a establecer límites. Una habilidad crucial para identificar cuándo alguien invade ese espacio personal y cómo reaccionar ante ello.
¿Cómo enseñar a los niños sobre seguridad corporal?
1. Enseñar el concepto de privacidad y límites personales
Explica al niño que su cuerpo les pertenece y que tienen derecho a decir «no» a cualquier contacto que los haga sentir incómodos.

Usa un lenguaje sencillo. Por ejemplo: Hija si no quieres un abrazo, está bien. Puedes decir ‘prefiero chocar los cinco’.
Enseñarles que ciertas partes del cuerpo son privadas y que nadie debe tocarlas, excepto en casos de higiene o salud. Por ejemplo, en el baño o con un médico acompañado de un adulto de confianza como papá o mamá.
2. Usar los nombres correctos de las partes del cuerpo
Llamar a cada parte por su nombre real como pene y vagina ayuda a que los niños expresen claramente cualquier situación incómoda.
Enseñar a las niñas que sus partes privadas son: los pechos, la vagina y las nalgas. Mientras que las partes íntimas de los niños son: el pene y las nalgas. Además, los cuidadores deben explicar a los niños que nadie puede tocar su boca.
“Utilizar el nombre correcto de cada parte del cuerpo permite que el niño tenga un sentido claro de su estructura corporal. Esto es fundamental para que pueda denunciar cualquier situación en la que sienta que se vulnera su cuerpo”, agregó Claudia.
3. Diferenciar entre contacto seguro y contacto inapropiado
Explicar que hay toques que se sienten bien como un abrazo de mamá cuando lo desean y otros incorrectos como caricias en sus partes privadas.
Usar ejemplos claros pueden ayudar: «si alguien te toca y te hace sentir raro o incómodo, puedes decir ‘no’ y contárselo a mamá”.

Herramientas para padres y educadores
Igualmente, Claudia asegura que una estrategia efectiva para enseñar seguridad corporal es el juego. A través de juegos de roles y dinámicas lúdicas, los niños pueden experimentar y aprender cómo establecer límites. Este método permite que el diálogo sobre el contacto físico se realice en un ambiente seguro, sin generar miedo, pero sí promoviendo la conciencia de sus propios derechos y de los límites de su cuerpo.
- Existen numerosos recursos disponibles:
Cuentos y videos educativos. Plataformas como YouTube y organizaciones como UNICEF ofrecen colecciones de cuentos y descargables que abordan el tema del cuidado corporal. Por ejemplo, la serie de cuentos “Cuida tus secretos” es una herramienta que ayuda a los niños a reconocer situaciones de riesgo y a expresar sus sentimientos.
Materiales gráficos y manuales. Los dibujos y guías orientados a la sexualidad infantil, son fundamentales para desmitificar tabúes y promover el cuidado corporal desde una edad temprana.
Un trabajo desde la PUCE
La carrea de Educación Inicial de la PUCE, junto a un grupo de estudiantes han implementado manuales y guías para acompañar a los padres en este proceso.
“Es importante que los educadores y las educadoras, quienes están presentes durante cinco días a la semana, puedan detectar cualquier situación que incomode a un niño. Por esa razón, desde hace varios años, incorporamos en nuestras mallas la asignatura de Educación Sexual Infantil. Este tipo de educación, enfocada en la seguridad corporal y el consentimiento, permite que tanto educadores como padres se conviertan en aliados esenciales para detectar y prevenir situaciones de abuso”.
El rol del adulto y la atención a las señales de alerta
Los niños pueden ser muy claros al expresar sus sentimientos. Si un niño empieza a retraerse, mostrar miedo ante ciertas situaciones o dar señales de incomodidad, es una alerta que los adultos deben atender con seriedad.
“Escuchar con atención, sentarse a la altura del niño y preguntarle con empatía sobre lo que siente es el primer paso para detectar cualquier situación de abuso”, agregó Claudia.
En definitiva, enseñar seguridad corporal a los niños es una labor de gran importancia que comienza desde temprana edad. Implica educar sobre el propio cuerpo, establecer límites, respetar el espacio personal y fomentar un ambiente de comunicación y confianza.

Un trabajo conjunto, fundamentado en la escucha y el respeto, es clave para prevenir abusos y promover una infancia segura y feliz.
Te puede interesar:
“Un embarazo infantil no es maternidad, es violencia sexual”
Excelente documental felicitaciones este tipo de contenido me parece muy importante y más aún con esa redacción que se entiende todo muy bien.
Excelente sigan así