El cáncer es una de las principales causas de mortalidad en América Latina. En 2020, el número de casos de cáncer en esta región se estimó en 4 millones y aumentará hasta los 6 millones en 2040, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En Latinoamérica, los retrasos en el diagnóstico y tratamiento del cáncer son una de las principales causas del aumento de la mortalidad por esta enfermedad. Así lo demuestra el estudio EquityCancer-LA, en la cual participaron científicos del Instituto de Salud Pública (ISP) de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).

El estudio EquityCancer-LA se desarrolla en redes de salud públicas en tres países de la región: Ecuador, Chile y Colombia. Su objetivo fue mejorar el acceso al diagnóstico temprano de cáncer. Este estudio priorizó cinco tipos de cáncer:

  • cáncer de mama,
  • gástrico,
  • próstata,
  • colorrectal y
  • cérvix.

Uno de los hallazgos más reveladores del estudio es la existencia de largas demoras para obtener un diagnóstico de cáncer. Esto significa que pasa mucho tiempo desde que las personas notan los primeros síntomas de la enfermedad hasta que finalmente reciben la confirmación de su diagnóstico.

Foto: presentación de los resultados del estudio EquityCancer-LA

El estudio analizó los tiempos diagnósticos de pacientes en los sistemas públicos en los tres países. En Ecuador, el tiempo mediano para obtener un diagnóstico de cáncer es de aproximadamente 140 días. Mientras que en Chile es de 130 días y en Colombia, de 250 días. Es decir, los pacientes en Ecuador y Colombia pueden esperar entre cinco y ocho meses desde que perciben los primeros síntomas hasta que reciben un diagnóstico formal. Estas demoras son especialmente notorias durante la atención médica, lo que afecta directamente la evolución de la enfermedad y la calidad de vida de los pacientes.

“Esto es preocupante especialmente en casos de cánceres agresivos que requieren un tratamiento rápido. Lo ideal es detectar estos cánceres cuando son tempranos y probablemente asintomáticos”, explicó Andrés Peralta, uno de los investigadores del ISP-PUCE. Sin embargo, en Ecuador, la gran mayoría de los pacientes son diagnosticados cuando ya presentan síntomas claros de la enfermedad.

Los sistemas de salud en los tres países comparten un rasgo común: la fragmentación de la atención. Por ejemplo, en Ecuador, los pacientes dependen en gran medida del sistema público, pero también recurren a servicios privados cuando las demoras son demasiado largas. Sin embargo, los resultados iniciales de la investigación sugieren que acudir a servicios privados no necesariamente reduce los tiempos de espera, desmontando la creencia de que optar por la atención privada garantiza una mayor rapidez en el diagnóstico.

«Este problema no es exclusivo de Ecuador. En Colombia, la competencia entre aseguradoras y la fragmentación del sistema de salud generan demoras. Los pacientes enfrentan largas esperas para obtener autorizaciones de procedimientos y exámenes. En Chile, hay garantías de tiempos de diagnóstico para algunos tipos de cáncer, como el de mama. Sin embargo, las desigualdades por la coexistencia de diversos tipos de aseguramiento y el uso intensivo de servicios privados limitan el acceso a tratamientos a tiempo para muchos pacientes», afirmó Andrés.

Los efectos de la espera prolongada van más allá de la progresión física de la enfermedad. La incertidumbre de no saber si se tiene cáncer, combinada con la espera por un diagnóstico, afecta significativamente la salud mental de los pacientes y sus familias.

«En este estudio evidenciamos que muchos pacientes experimentan angustia por la falta de un diagnóstico claro. Esta carga emocional, junto con la presión económica de tener que acudir a servicios privados cuando el sistema público no responde, agrava la situación para muchos”, agregó Andrés.

Los resultados del estudio EquityCáncer-LA fueron presentados al Ministerio de Salud Pública (MSP) de Ecuador. Además, los investigadores han colaborado estrechamente con el MSP con el objetivo de fortalecer la capacidad de diagnóstico del sistema de salud público mediante la capacitación de profesionales; la mejora de la coordinación entre niveles asistenciales; el establecimiento de acuerdos clínicos y de gestión claros para cada tipo de cáncer; y el diseño de información clara para que pacientes y familiares puedan navegar el sistema de salud.

“La colaboración con la PUCE nos ha ayudado a organizar procesos que a veces estaban desordenados, y a desarrollar lineamientos claros para que nuestros médicos puedan referir a los pacientes de manera más efectiva, reduciendo los tiempos de espera para diagnósticos. Además, hemos trabajado en conjunto con la Red Oncológica del Ministerio, que busca que los pacientes reciban su tratamiento en el establecimiento adecuado”, agregó Jaqueline Pérez, responsable de redes de la Coordinación Zonal 9 del Ministerio de Salud Pública.

Según los investigadores, es esencial que las políticas de salud prioricen la detección temprana y la reducción de los tiempos de diagnósticos para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

La lucha contra el cáncer requiere un esfuerzo conjunto de gobiernos, academia, instituciones de salud y la sociedad civil para garantizar que todos los pacientes. Sin importar su lugar de origen, puedan acceder a un diagnóstico oportuno y a un tratamiento adecuado.

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