Cada vez es más común escuchar expresiones como: «El sueldo no alcanza»; «Ecuador está sumido en la violencia» y «No hay trabajo». Estas afirmaciones reflejan una realidad preocupante que obliga a las personas a pensar dos veces antes de realizar compras, incluso de alimentos. En este artículo, te explicamos a qué se debe esta caída de las ventas.
El consumo de los hogares durante el primer trimestre de 2024 se contrajo el 1,1%. Mientras tanto, las inversiones se redujeron un 1,3%, según el Banco Central del Ecuador. Estas cifras coinciden con la caída de venta de alimentos entre enero y abril, publicadas en el informe de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab).
Su presidente, Christian Wahli, señala que se debe a una falta de liquidez. Esto provoca que los consumidores prioricen sus gastos. Para Mateo Villalba, la caída de ventas es un efecto de problemas económicos arrastrados por años. Él es coordinador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).
Crisis económica, un recuento de los últimos años
En 2020, con la pandemia COVID-19, la economía del Ecuador tuvo el mayor impacto negativo de los registros existentes de cuentas nacionales. Inclusive fue mayor que el del feriado bancario de 1999. La contracción del producto interno bruto (PIB) fue del -9,2 % en 2020, superando al -4,7% de 1999.
Mateo explica que la pandemia solo empeoró una situación que se arrastra desde 2015. Para comprender mejor esta problemática, te presentamos esta línea de tiempo de la situación económica del país de estos últimos 20 años.
¿Qué políticas aplicaron los Gobiernos?
Con este panorama, se pueden ver dos giros en las políticas económicas emprendidas por los Gobiernos. Por un lado, las que priorizan los objetivos de desarrollo y, por otro, las que se centran en ajustes fiscales.
Los objetivos de desarrollo se centran en la construcción de infraestructura e inversión social en educación y salud, por ejemplo. Esto con el objetivo de mejorar la calidad de vida y asegurar un crecimiento económico sostenible en el futuro. Por otro lado, los ajustes fiscales se centran en mantener la estabilidad fiscal y reducir los déficits presupuestarios. Estas últimas se emprenden para un mejoramiento económico a corto plazo.
En Ecuador, estas medidas se aplicaron agresivamente, lo cual desequilibró aún más la economía. A partir de 2015, con el fin del auge de las materias primas, la inversión y gasto público que se desarrollaba dejó de ser sostenible. Entonces, empeoró la salud económica del país. En términos sencillos, a pesar de que había menos ingresos, se continuó con el gasto. Mientras tanto, desde 2018, ocurrió lo contrario. Se sacrificaron los objetivos de desarrollo y se realizaron ajustes fiscales para reducir los déficits presupuestarios y equilibrar las finanzas públicas.
«El cambio de las políticas no fue equilibrado. Se sacrificaron los objetivos de desarrollo sin pensar en los impacto. Sin embargo, tampoco se podía sostener el gasto y la inversión pública luego de la caída del auge las materias primas. Esto llevó al Estado a enfrentar problemas operativos, lo cual, a su vez, repercutió socialmente. Por ejemplo, aumentó la inseguridad y la pérdida de control sobre el sistema penitenciario y en otros espacios”, señala el docente.
La crisis no solo impacta en la caída de bienes, sino también a social. Si no existen ingresos, se desacelera la producción y aumenta el desempleo. Adicionalmente, los recortes sociales precarizan la calidad de vida, especialmente de los sectores más vulnerables de la sociedad. Esto favorece, entre otros, a fenómenos como la migración, la inseguridad y la desnutrición infantil.
Menos ventas, ¿qué está pasando con la economía?
Las medidas emprendidas por el Gobierno continúan profundizando el desbalance económico. Entre estas se encuentran:
- Aumento de impuestos como al valor agregado IVA.
- Eliminación de subsidios.
- Incremento en las tasas de interés.
- Menor inversión pública.
- Mayor endeudamiento.
Así, el escenario de 2024 no es alentador. El Banco Central proyecta un crecimiento del 1% del PIB para este año. Esto evidencia que las políticas de ajustes fiscales, aunque necesarias para la estabilidad, pueden frenar el crecimiento económico. Esto si se implementan de manera excesiva o en momentos inadecuados.
¿Los ecuatorianos compramos menos?
Sí, en este escenario de crisis, las personas tienen menos ingresos para consumir. Al reducir el consumo cae la producción y la inversión. Esto hace que, eventualmente, los precios de los productos disminuyan. La baja de los precios y de las ventas puede parecer beneficiosa a primera vista porque los consumidores pueden comprar más con su dinero. Sin embargo, puede tener efectos negativos.
Esto porque, si los consumidores y las empresas tienen expectativas de que los precios continúen disminuyendo, pueden retrasar sus compras e inversiones. Esto reduce la demanda y la producción, que deviene en recortes de personal, más desempleo y menos dinero en circulación.
“Se provoca una caída en las ventas y una nueva contracción del sector productivo, creando un círculo vicioso. Para salir de este ciclo, usualmente, se necesita una política fiscal y monetaria muy agresiva. No obstante, esta política no se ha implementado”, indica Mateo.
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