¿Qué harías si alguien cercano te confiesa que la persona que ama le hace daño? Probablemente, le suplicarías que se aleje. Pero a veces, los lazos emocionales son tan fuertes que romperlos puede parecer imposible. Sobre esto reflexiona la película Romper el círculo, una adaptación del exitoso libro de Colleen Hoover.
La historia se centra en la compleja relación de Lily y Ryle. La joven descubre patrones tóxicos en sus relaciones, quizás heredados, y busca la manera de romper con ellos, aunque le cause un profundo dolor. Sobre este complejo tema, conversamos con la Mgtr. Graciela Ramírez, docente de la Facultad de Psicología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). La psicóloga compartió su perspectiva sobre la violencia en las parejas.
El círculo de violencia
De cada 100 víctimas de femicidio, 80 fueron asesinadas por sus parejas o exparejas. Esto según el Instituto Nacional de Estadística y Censos y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). La cifra es alarmante, más considerando que una mujer es asesinada cada 27 horas en el Ecuador.
La violencia en pareja no es solamente un problema individual, sino que provoca un gran impacto en la sociedad. Un paso para salir de los círculos es identificar su funcionamiento. El círculo de violencia es un concepto que describe el patrón cíclico de comportamiento en relaciones abusivas.
“El círculo de violencia ilustra las etapas previsibles en una relación abusiva, ya sea de un solo sentido o bidireccional. Es posible que ambas personas en la relación asuman los roles de agresor y víctima en distintos momentos. Sin embargo, las mujeres, lamentablemente, están sobrerrepresentadas en el rol de víctimas. La realidad es que la violencia suele afectarnos más a nosotras”, explica Graciela.
Las fases del círculo
Se usa la figura del círculo para evidenciar su carácter cíclico y fluido. Las etapas no siempre se ejecutan en el mismo orden ni con la misma intensidad; pero están presentes en una relación violenta. El círculo se compone de tres fases:
- Acumulación de tensión. El abusador cada vez es más explosivo, mientras la víctima puede sentir miedo y tratar de calmar la situación. Así la tensión se va acumulando con pequeños conflictos.
- Explosión. Al existir un detonante específico, se realiza el acto de violencia, que puede ser físico, emocional o psicológico. Es cuando la tensión acumulada se libera de forma violenta.
- Luna de miel. Luego de la explosión, el abusador puede sentir culpa, mostrar arrepentimiento y hacer promesas de cambio. La tranquilidad se restablece y la víctima cree que todo estará bien. Con el tiempo, las lunas de miel duran menos y los actos de violencia se intensifican.
Graciela señala que las promesas de cambio inmediato suelen desvanecerse rápidamente. Para lograr una transformación profunda en un abusador, es necesario un proceso psicológico guiado por un especialista, algo que rara vez ocurre. En lugar de mejorar, la violencia en estas relaciones tiende a escalar.
No te vas a la primera, te vas «a la cansada»
Es inevitable pensar ¿por qué la víctima no se va, si ya sabe cómo es su pareja? Pero el proceso es mucho más complejo de lo que parecería.
En Romper el círculo, Lily lo resume en una frase: «Que alguien te haga daño no significa que puedas dejar de amarlo. No son las acciones de una persona las que más duelen, sino el amor».
Para Graciela, esta cita refleja la complejidad de los vínculos con comportamientos ambivalentes, donde el afecto y la violencia coexisten. El miedo y la indefensión que sienten las víctimas pueden causar daños profundos en su psique.
La psicóloga explica que existen dos factores claves para analizar: los sociales y los psíquicos. Los primeros se relacionan con elementos externos que suelen ser determinantes, como las normas sociales, dependencia económica o los hijos en común. Los psíquicos se refieren a la contradicción que desarrollan las víctimas de violencia quienes experimentan momentos placenteros con la misma persona que las daña.
“Reconocer a esa persona como un riesgo resulta extremadamente difícil cuando existen afectos profundamente entrelazados. Las promesas de un futuro juntos, los hijos que tienen o planean tener, la conexión íntima y amorosa dificultan romper la relación. No es tan simple como denunciar y romper el ciclo a la primera. Los factores tienen que conjugarse para que verdaderamente sea posible poner el fin al ciclo”.
Repetir patrones o romper el círculo
No existe un listado de características para definir o no un perfil exacto de víctima. Las personas somos complejas y estamos mediadas por factores externos, como la cultura y el entorno social. Graciela imparte la materia de Perfil victimal, en la maestría de Psicología Forense en la PUCE. Ella señala que existen rasgos que podemos identificar en nosotros y en nuestro entorno para prevenir escaladas de violencia.
En Romper el círculo, en Lily, se destacan patrones repetitivos en sus relaciones. La psicóloga indica que las personas no los ignora intencionalmente, en muchos casos, realmente no los ven. La naturalización de la violencia en nuestras vidas hace que estos patrones sean difíciles de identificar y acabar.
Graciela detalla algunos rasgos psicológicos que pueden incidir en las víctimas. Entre ellos la baja autoestima o una personalidad sumisa, la dependencia afectiva y la dificultad para establecer límites.
Por otro lado, el informe del INEC y el UNFPA identifica los siguientes factores que inciden en una mayor probabilidad de sufrir violencia:
- Juventud.
- Bajo nivel de instrucción.
- Haber sido testigo o víctima de violencia en la niñez.
- Consumo nocivo de alcohol o drogas.
- Trastornos de la personalidad.
- Aceptación de la violencia (por ejemplo, considerar aceptable que un hombre golpee a su pareja).
- Antecedentes de maltrato infligido a sus parejas anteriores.
Del amor romántico a otras tecnologías
Jacques Lacan diseñó un esquema sencillo para comprender mejor lo que sucede en la psique de la persona enamorada que sufre violencia. Se trata de tres anillos concéntricos, un equilibrio entre estos representa un balance en la vida:
- Lo imaginario está relacionado con las fantasías y lo que construimos en nuestra mente.
- Lo simbólico abarca lo que podemos expresar y verbalizar, lo que se puede decir.
- Lo real no es la realidad tal como la entendemos, sino aquello que no se puede expresar fácilmente. Es aquella parte de la experiencia que escapa a las palabras.
Para simplificarlo, el amor romántico puede ser visto como un desbordamiento del imaginario. Es como si, en ese esquema de tres anillos, el imaginario se expandiera tanto que domina la interpretación de la realidad. En este caso, la realidad se percibe sobre todo a través de fantasías y deseos profundos,. Se distorsiona así, la visión de lo que ocurre en la vida de una persona.
Sin embargo, Graciela comenta que, gratamente, muchos esquemas del amor romántico se han desvanecido. Las nuevas generaciones reconocen mejor las formas de violencia y dan peso a algunas que ni se nombraban antes, como la psicológica y la simbólica.
“Existe una visión más crítica y consciente sobre la violencia en las relaciones. Esto, contrasta con las narrativas idealizadas que solían dominar las novelas. En esas historias, a menudo, se presentaba un modelo donde, a pesar de los conflictos y el dolor, las parejas terminaban juntas. No importaba que, desde el inicio, todo saliera mal. Ese es un concepto que ahora se cuestiona mucho más”.
Por otro lado, recalca que eso no implica que no exista violencia en las parejas actualmente. De hecho, existe un nuevo abanico de violencias con el desarrollo de las tecnologías. Por ejemplo, la hiperconexión facilita un control minucioso de las víctimas. Se incluyen desde la ubicación compartida hasta las amenazas de difundir imágenes íntimas.
Red flag: no, no es normal
Casi una cuarta parte (24%) de adolescentes que han tenido una relación de pareja, habrán sufrido violencia física y/o sexual de su pareja antes de los 20 años, según la Organización Mundial de la Salud. Por ello, identificar y combatir rasgos violentos es indispensable. En el siguiente video puedes conocer algunos:
Romper el círculo: no estás sola
En otra secuencia de Romper el círculo, Lily reflexiona sobre la importancia de la motivación en nuestro entorno. Acompañar sin juzgar. “Últimamente he sentido que me ahogaba y, a veces, la gente necesita que le recuerden que tiene que seguir nadando».
Si estás dentro de una relación abusiva o conoces a alguien en esa situación puedes tomar en cuenta estos elementos:
- Conocimiento. Existen leyes, rutas y protocolos específicos sobre violencia que puedes revisar a profundidad. Esto te dará más seguridad para tomar decisiones. Además, es indispensable exigir su cumplimiento y denunciar cuando esto no ocurra.
- No estás sola. Es muy importante que las personas que han sufrido violencia no callen. Compartir inquietudes con alguien cercano o un especialista de confianza puede ampliar tu perspectiva para identificar actitudes y acciones de riesgo. Abandonar la vergüenza de reconocerse como víctima es uno de los desafíos más grandes, pero es un paso crucial.
- Terapia grupal o individual. Hablar en espacios grupales y colectivos puede ser muy útil para quienes no logran asistir a terapia individual. Estos espacios de apoyo pueden proporcionar el acompañamiento y la fuerza necesaria para enfrentar y superar situaciones de violencia.
La PUCE cuenta con un protocolo para la comunidad universitaria que puedes revisar aquí. En este proceso la empatía es un elemento fundamental. Comprender que las personas procesamos las vivencias de formas muy distintas nos ayuda a empatizar con quienes son abusadas. Que todas las víctimas de violencia salgan de esos ciclos, como lo hizo Lily en Romper el círculo.
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