Antes de que caiga la tarde, las puertas de La Gran Ciudad se abren. Mientras el público ingresa al teatro de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), algunos personajes con apariencia aletargada deambulan por la sala. Caminan con las miradas perdidas, ensimismados en sus pensamientos. De pronto, las luces se apagan y los personajes suben a las tablas.
Así, inició la obra La Gran Ciudad del Taller de Teatro Experimental de la PUCE. Se presentaron ocho historias que abordan distintas problemáticas sociales, como el acoso sexual, la violencia y la drogadicción. Las historias se ensamblaron como un gran todo, gracias a un ambiente común. Este se construyó con la iluminación, el sonido y una escenografía que simulaba una selva de concreto.
Mientras la obra se desarrollaba, una intérprete de lengua de señas compartía la historia para un grupo de personas sordas. Ellas visitaban el teatro por primera vez. Al finalizar, se abrió un espacio de diálogo con el público. Alrededor de 30 actores, junto a Susana Nicolalde, directora del taller de teatro experimental, respondieron preguntas y compartieron sus experiencias.
Un teatro pensado para transformar
La obra fue el resultado de un proceso de más de un año de trabajo. Incluyó la creación colectiva de la dramaturgia, la composición musical inédita para la obra y su ejecución en vivo. Además, la preparación del material promocional y la investigación a profundidad de las temáticas abordadas.
Susana Nicolalde explica que en el taller de teatro existen varios niveles, pero que todos participan en los montajes de obras. Este espacio forma parte de las propuestas de PUCE Activa, que incentiva actividades extracurriculares relacionadas con la cultura y el deporte.
La metodología aplicada en esta creación es el teatro del oprimido. Su precursor principal fue el brasilero Augusto Boal. Según esta metodología, el teatro desempeña un papel fundamental al emplear técnicas dramáticas como herramientas efectivas para comprender y explorar alternativas a problemas sociales e interpersonales.
Su objetivo principal es estimular a los participantes no-actores para que expresen sus experiencias de situaciones cotidianas de opresión a través de la actuación teatral. Se busca transformar la actitud pasiva del espectador en una actitud activa y reflexiva, involucrándose directamente en los conflictos planteados. Por lo tanto, se justifica la realización de un foro al final de la representación teatral.
“El teatro puede ser un arma de transformación. No damos respuestas, proponemos preguntas. El público, que tiene un papel activo genera sus propias reflexiones”, señala Susana.
Taller de Teatro Experimental de la PUCE
El taller de teatro de la PUCE cuenta con cuatro espacios pedagógicos. Todos comparten las mismas técnicas, pero de una forma distinta. El propósito es crear un espacio seguro, con la confianza que reafirma las propuestas de cada integrante.
- El nivel inicial. La regla es jugar. A través de los principios básicos del entrenamiento físico del actor, los integrantes exploran su cuerpo y su universo interior. Esta es su herramienta fundamental de investigación. Horario: martes de 9:30 a 11:30; jueves de 11:00 a 13:00.
- Nivel avanzado, -elencos uno y dos. Está conformado por un grupo amplio. La idea en este nivel es proponer temáticas y trabajar en proyectos de montaje. Horario elenco uno: martes de 17:00 a 19:00; jueves de 16:00 a 18:00. Horario elenco dos: lunes de 10:30 a 12:30; jueves de 14:00 a 16:00.
- Laboratorio de exploración escénica. Aquí, los integrantes tienen un trabajo más especializado con Susana. Además, se complementa con lecturas e investigaciones más profundas sobre la técnica teatral. Horario: miércoles de 9:30 a 11:30; jueves de 9:00 a 11:00.
Varias de las historias abordadas tienen elementos personales de los actores. Sin embargo, Mateo Bustamante, conocido como Mat, comenta que en el taller de teatro aprendieron a construir las historias a partir de su contexto personal, como punto de partida, para luego lograr el distanciamiento y que los personajes fluyan de manera orgánica.
Dentro y fuera de las tablas
El taller de teatro de la universidad está conformado por estudiantes de diversas carreras, exestudiantes, docentes y administrativos. Rafael Medina, graduado de Medicina, es uno de los más antiguos del grupo. Lleva alrededor de nueve años.
Él comenta que el grupo ha afrontado varios cambios durante este tiempo. El taller de teatro pasó por la dirección de varios artistas de las artes escénicas. Hasta 2022 tuvo un enfoque vinculado a la actuación y teatro clásico. Con Susana, el giro se dio hacia el teatro experimental.
Los elencos uno y dos desarrolló La Gran Ciudad, pero todo el grupo participó. Por ejemplo, Daniela Morillo es estudiante de la Tecnología Universitaria de Interpretación de Lengua de Señas de PUCE TEC. Ella propuso invitar a personas sordas para que disfruten de esta obra. “Es la posibilidad de pensar otros mundos para esta comunidad”, indicó.
Asimismo, Miguel Ángel Gálvez realizó las fotografías que se presentaron en una galería colocada al ingreso del teatro. Mientras que Gabriela Poveda se encargó del diseño de las artes.
“Dame la mano, despertemos, tal vez juntos soñemos todos un mundo nuevo. Juntos todos sin miedo”. Con esta frase finalizó la obra del Taller de Teatro Experimental de la PUCE.
Si no viste La Gran Ciudad, no te preocupes, el grupo de teatro se prepara para interpretar nuevas historias. Además, si estás interesado en ingresar al taller, puedes inscribirte en las oficinas de PUCE Activa.
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Muchísimas gracias. Excelente reportaje. Solo quisiera aportar que el Taller de Teatro Experimental – PUCE, responde a una dinámica de trabajo colectivo como grupo de teatro, con equipos de trabajo enfocados a conocer y convivir con los elementos que comprenden la producción artística, tanto a nivel técnico y estético (contar historias con un cuerpo entrenado para subirse al escenario) como ejecutiva (donde todos sus integrantes desempeñan una tarea específica de carácter logístico, de acuerdo a su interés, aptitud o preferencia), en este sentido el trabajo colectivo se vuelve único e imprescindible y lo más importante, se genera un ambiente de confianza y complicidad, un territorio de libertad.