Fernando Albán es escritor, investigador y docente en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). Presentará su reciente obra El último hombre, el 16 de julio de 2025 a las 19:00, en el Ocho y Medio, en la Floresta. En el libro, la distancia, la cercanía y el lenguaje se nos presentan como formas de entender el modo en que existimos con otros.
Para adentrarnos en esta obra, EdiPUCE ha compartido una breve reseña que abre preguntas sobre lo humano, lo que nos une y nos separa.
El último hombre
Fernando Albán estudió Literatura en la PUCE y continuó su formación en Filosofía y Lingüística en distintas universidades de Francia. Su obra se mueve entre el ensayo, la crítica y la escritura literaria, con un enfoque que atraviesa el lenguaje, el cuerpo y el pensamiento.
Actualmente, es profesor en la PUCE y participa activamente en espacios de investigación académica. Entre sus publicaciones destacan los ensayos César Vallejo: el poeta, el cronista (2023), La mirada animal (2019), Pasos de frontera (2014), El sujeto y la ley (2012) y La utopía republicana (2011); así como el poemario Iris negro (2016). También ha colaborado en libros colectivos como La cuadratura del círculo (2006) y Fulgor del instante (2008).
Su más reciente obra, El último hombre, propone un viaje reflexivo por nuestra historia, a partir de la experiencia del límite, la palabra y el cuerpo. Con una escritura que fluye entre el pensamiento y la pulsión, Albán desdibuja la frontera entre ideas y afectos para explorar lo que nos une y lo que nos separa.
El último hombre no busca respuestas definitivas, sino abrir preguntas incómodas y necesarias sobre lo humano. Es un libro que respira, que toca, que piensa desde la sensibilidad. A través del lenguaje, nos invita a mirar de nuevo cómo habitamos la cercanía, la distancia y la relación con los otros.
«Todo ruge en el fondo enmarañado de la ciudad, en su fondo siempre puesto al desnudo. Esquinas abandonadas, barrios de mala muerte en los cuales vagabundos merodean sin seguir un sentido prefijado. En otro lugar un perro yace aplastado en la vereda, mientras a su alrededor el viento eleva hacia el cielo una funda de supermercado abandonada. Calles sin salida, que extraviaron el camino, emulan la mirada que percibe aquello que la enceguese. Cada pisada roza una calle innominada, mientras la palabra, que dormita entre los labios, lleva consigo la promesa de todo lo vivido. Un ángulo reúne, como en un puño, calles por las que circulan historias disímiles que están a un paso de encontrarse. La ciudad es todo rugido, murmullo inextinguible. Sin embargo, “en esos recodos abandonados, todos los sonidos y las cosas guardan su silencio propio” (Benjamín, Paisajes urbanos)».
Tomado de El último hombre.
También te puede interesar:
Gracias por la información. Excelente libro de un gran autor. Nada más 2 errores: obra por obtra y en vez de dormida es dormita (dentro de las comillas)
Hola Carlos. Muchas gracias por tu mensaje. Hicimos los cambios 🙂