En 1993, el Arzobispo de Portoviejo, José Mario Ruiz Navas, impulsó la creación de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador Sede Manabí. Esta institución integró tres campus estratégicamente ubicados en Chone, Bahía de Caráquez y Portoviejo, contribuyendo al desarrollo local y nacional. Tras 28 años, la sede celebra la inauguración del primer período académico, ampliándose hacia su nuevo campus en Manta.
La celebración
El evento, realizado el 6 de mayo, acogió a autoridades, docentes y personal administrativo. Además, contó con la presencia de autoridades locales y nacionales, quienes se unieron al homenaje de la sede.
La jornada comenzó con un conversatorio titulado 28 años de la PUCE Manabí: retos y desafíos. Ahí, se discutió la importancia de la colaboración y el apoyo mutuo en el proceso de transformación académica que atraviesa la institución a nivel nacional.
Igualmente, destacando el crecimiento y desarrollo, se presentaron avances significativos en la infraestructura, especialmente en sus campus. Así, tras seis meses desde la colocación de la primera piedra, la PUCE Manabí abrió las puertas del nuevo campus en Manta. Ahí, se dio la bienvenida a los estudiantes para el primer período académico 2024.
También, durante la segunda parte del evento, se inauguraron y bendijeron los nuevos edificios. Entre ellos, las construcciones donde se ubican los laboratorios de Fisioterapia y Software. Además, el Centro de Psicología Aplicada y los Consultorios Jurídicos Gratuitos, que funcionarán en el campus de Portoviejo.
“El crecimiento de la sede ha sido sorprendente, lo hemos logrado gracias al trabajo de un equipo comprometido con la mejora constante”. Expresó así el doctor José Luis Cagigal, prorrector de la PUCE Sede Manabí.
Sobre la PUCE Manabí
La PUCE Manabí alberga a 2.818 estudiantes y cuenta con 235 docentes altamente capacitados. Además, se involucra en proyectos de vinculación comunitaria, gestionando 11 iniciativas que benefician a la sociedad en diversas áreas. De esta manera, la PUCE Manabí reafirma su compromiso con la provincia al formar jóvenes con humanismo y valores éticos.
La universidad continúa forjando su camino. Así, deja una huella perdurable en quienes pasan por sus aulas y oficinas, preparándose para cambiar el mundo. Su dedicación a la sociedad seguirá dando frutos en el futuro.