Volver con tu ex: ¿error repetido o segunda oportunidad? Entre los memes de “cayendo otra vez en tus mentiras” y los consejos de los amigos que dicen ahí no es, la realidad es que muchos terminan regresando a esa relación que creían cerrada. ¿Es la costumbre o el miedo a estar solos? ¿Por qué hay personas que vuelven una y otra vez con su expareja?

La doctora Nathalia Quiróz, psicóloga clínica y docente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) asegura que uno de los principales motivos para retomar una relación es creer que la otra persona será distinta. “Hay parejas que vuelven convencidas de que el otro cambiará. Se apoyan en la idea de que el amor puede transformar, pero esa es una ilusión. Si no existe conciencia individual y trabajo personal, la relación seguirá siendo disfuncional”, explica Nathalia. 

La psicóloga señala que esta esperanza suele estar sostenida en los mitos del amor romántico. Es decir, pensar que el sufrimiento es parte del amor, que uno debe aguantar o sacrificarse, o que existe la media naranja que nos completa.

“El amor saludable implica reconocer al otro como un ser humano, con virtudes y defectos, y decidir de forma consciente lo que aceptamos y no de otra persona” afirma.

En ese sentido la Mtr. Alexandra Serrano, docente de la carrera de Psicología de la PUCE, menciona que «el amor romántico nos ha enseñado que está bien que nos hagan llorar y que no digamos hasta aquí (terminar la relación). Hay que deconstruir eso que nos lleva a sostener relaciones de pareja violentas».

Nathalia también advierte que la decisión de volver con un ex no responde solo a emociones, sino también a esquemas aprendidos desde la infancia y presiones del entorno. “Los estilos de apego inseguros marcan la vida adulta. Muchas personas sienten un miedo profundo a la soledad y buscan llenar vacíos afectivos en la pareja”, dice.

Cuando un niño crece con un apego inseguro (por ejemplo, padres ausentes, inestables o poco afectivos), suele desarrollar esquemas desadaptativos. Es decir, patrones emocionales que más tarde se repiten en la vida adulta. Así, una persona puede temer ser abandonada, sentirse incompleta sin alguien al lado o buscar parejas que reproduzcan dinámicas de control o dependencia que vivió de niño.

Ese apego inseguro hace que, al terminar una relación, muchas personas experimenten ansiedad intensa. No soportan la idea de estar solas, porque lo interpretan como un fracaso o como una herida afectiva abierta. En ese estado, volver con el ex parece más seguro que enfrentar la soledad, aunque la relación sea dañina.

Pero, además de lo personal, está lo social. La cultura nos enseña que “tener pareja es éxito” y que estar solo es sospechoso o triste. Especialmente en el caso de las mujeres, todavía pesa la idea de que sin pareja “algo debe estar mal”. Esta presión puede empujar a muchas personas a retomar vínculos que ya no les hacen bien.

Cuando alguien vuelve con su expareja sin haber hecho un proceso de reflexión o sanación, es muy probable que los problemas se repitan. Si antes hubo celos, control, insultos o agresiones, la reconciliación puede reforzar ese ciclo de dependencia.

En los casos donde hay hijos de por medio, algunas mujeres se ven presionadas a retomar la relación porque el ex controla la economía. Ejemplo: si la madre depende de la pensión alimenticia para sostener al hijo y el padre amenaza con no pagarla, ella puede sentirse obligada a regresar. “No se trata de una decisión libre ni basada en afecto, sino en miedo y necesidad. Eso no es amor, es sumisión”.

En la era digital, cortar definitivamente con un ex resulta aún más difícil. Bloqueos, desbloqueos y la constante exposición en redes sociales alimentan la ilusión de reencuentro. “El problema no está en la tecnología, sino en el proceso interno. Si no se hace un duelo, las redes se convierten en un catalizador del apego y del sufrimiento”, puntualiza la docente.

Y esto lo complementa la psicóloga Blanca Martínez del Centro de Psicología Aplicada (CPsA) de la PUCE. «Para superar una ruptura de pareja, necesitamos pasar por un proceso. Es muy importante respetar nuestro propio ritmo de recuperación. Terminar una relación supone la pérdida de una persona. Las ilusiones, los recuerdos bonitos o los planes a futuro se acaban y esto es un proceso difícil de digerir pero necesario”, agrega la psicóloga clínica.

Para Nathalia, regresar con una expareja no es necesariamente negativo. Puede ser una oportunidad de crecimiento si ambas partes han madurado y reconocen lo que fueron los errores del pasado. Sin embargo, existen límites claros. “Para mí, cualquier forma de violencia física, psicológica o sexual es un no rotundo para volver”.

La psicóloga recomienda que, antes de tomar una decisión, cada persona se formule preguntas esenciales:

  • ¿Esta relación me suma o me resta?
  • ¿Estoy consciente de las virtudes y defectos del otro?
  • ¿He hecho un proceso de duelo para sanar lo que dolió?
  • ¿Tengo claridad de mis metas personales y esta persona encaja en ellas?

“Amar no es vivir en una burbuja de ilusión. El amor implica compromiso, responsabilidad afectiva y empatía”, concluye Nathalia. Volver con un ex puede ser una oportunidad o una trampa, pero la clave está en la conciencia. Saber qué queremos, quiénes somos y qué estamos dispuestos a construir junto al otro.

Porque, como señala la psicóloga, “estar en pareja puede dar felicidad, pero también estar solo es una decisión válida y digna. Lo importante es que la relación, con otros o con uno mismo, siempre aporte a la vida”.

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