El Día del Padre es una oportunidad para reflexionar sobre el papel de los padres en la crianza de los hijos. Este es un tema que ha evolucionado en gran medida en las últimas décadas. Tradicionalmente, la figura paterna ha sido vista como la del proveedor. El papá era quien trabajaba fuera de casa mientras la madre se encargaba del hogar y los niños. Sin embargo, esta visión ha cambiado considerablemente, de forma particular, con la llegada de la generación millennial.

En muchos hogares, el escenario donde el padre llega a casa y pregunta a la esposa: «¿Dónde está la comida?» o dice a los hijos: «Muéstrenme sus notas», parece estar quedando atrás. La Mtr. Alexandra Serrano, docente de la Facultad de Psicología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), explica el nuevo modelo de paternidad.

“Históricamente, la maternidad ha sido la piedra angular de la crianza infantil. La razón es que, en gran parte, las mujeres han sido las principales responsables del cuidado del hogar. Los hombres, por otro lado, han estado alejados de este espacio. Esto ha llevado a la idea errónea de que ellos tienen un rol específico y diferente al de las mujeres en la crianza. Sin embargo, esta noción está siendo desafiada. Los padres de hoy están comenzando a asumir más responsabilidades en el cuidado de sus hijos. Esta transición se encuentra influenciada por cambios sociales y económicos. Ahora, más mujeres están ingresado al mundo laboral y más hombres se involucran en el hogar”.

Los padres millennials, aquellos nacidos entre 1981 y 1996, están redefiniendo la paternidad de maneras significativas y profundas. Han crecido en un mundo de rápidos avances tecnológicos, cambios sociales y económicos,  y mayor conciencia sobre la equidad de género. Estos factores han influido en cómo abordan la crianza de sus hijos, diferenciándose de generaciones anteriores en varios aspectos clave.

Según el experto Miguel Albuja, psicólogo clínico del Centro de Psicología Aplicada de la PUCE, estos cambios surgen desde el cuestionamiento de esta generación.

«Hay una demanda creciente por redefinir los roles tradicionales tanto de madres como de padres. En el caso de las madres, se necesita un enfoque más real y humano. Este debe reconocer las dificultades de equilibrar maternidad, vida laboral y responsabilidades domésticas. Para los padres, se cuestiona y redefine el rol clásico y ortodoxo. Se promueve así una mayor participación afectiva y práctica en la crianza y el hogar”.

Así, los padres millennials no solo comparten las tareas domésticas; también están más involucrados emocionalmente en la crianza de sus hijos. Quieren estar presentes en todas las etapas del desarrollo de sus hijos. Desde cambiar pañales y dar biberones hasta asistir a reuniones escolares y participar en actividades extracurriculares.

“Esta participación activa fortalece el vínculo padre-hijo y modela comportamientos positivos y equitativos para las futuras generaciones”, expresó el psicólogo.

Sin embargo, pese a los avances, la Mtr. Serrano asegura que aún existen algunos desafíos, como la falta de modelos establecidos. La paternidad tradicional se ha centrado en el rol de proveedor. De esta manera, se ha dejado a los padres actuales la tarea de definir lo que significa ser un padre involucrado.

Los hombres de esta generación están construyendo su identidad de padres de manera activa. A menudo, carecen de modelos claros a seguir, lo que presenta tanto retos como oportunidades”, agregó la Mtr. Serrano.

Para avanzar en esta nueva visión de la paternidad, es crucial que los padres continúen cuestionando los roles tradicionales. También, que  reflexionen sobre cómo pueden contribuir equitativamente al hogar.

“Aunque ha habido grandes avances, todavía persisten desigualdades en la distribución de la carga mental y las tareas domésticas. Los padres deben preguntarse si realmente están compartiendo estas responsabilidades de manera equitativa. A su vez, buscar formas de aliviar la sobrecarga que suele recaer sobre las madres”, dijo la Mtr. Serrano.

El rol del padre está en constante evolución. Se está adaptándo a los cambios sociales y redefiniendo lo que significa ser un buen papá en el siglo XXI. Esta transición no solo es positiva para los padres y los niños. Lo es también para la sociedad en general, que se mueve hacia una mayor equidad y cooperación en todos los aspectos de la vida familiar.  

En este Día del Padre, es esencial reconocer y celebrar a aquellos padres que están redefiniendo lo que significa ser un buen papá. A través de su compromiso y participación activa, están proporcionando un entorno más equilibrado y enriquecedor para sus hijos. Sin embargo, también es importante que se sigan cuestionando, asegurándose de que su papel en la familia no se construya sobre un privilegio. Deben velar porque su desempeño se cimente en una verdadera equidad y colaboración”, dijo la Mtr. Serrano.

Al final del día, la clave es centrarse en las necesidades y el bienestar de los niños. La parentalidad no debería depender del género del adulto, sino de su capacidad para cuidar, nutrir y guiar a los niños. Cuando los adultos en un hogar trabajan juntos de manera equitativa y centrada en el niño, todos se benefician, especialmente, los más pequeños.

“Animo a los padres a buscar información y apoyo fuera de sus entornos familiares tradicionales. Así estarán en capacidad de desarrollar un rol más equilibrado y consciente”, concluyó el psicólogo clínico Albuja.

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