Foto: Roxana Molina
Luego de 18 días de desencuentros, Gobierno y pueblos y nacionalidades indígenas firmaron el acta por la paz, el jueves 30 de junio. La movilización se levantó, con la mediación de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) e incluso del Papa Francisco.
Diálogo, paz, justicia y reconciliación fueron las palabras que más aplausos provocaron en Iglesia de la Trinidad. Miles de seminaristas han pasado por la capilla, en donde se desarrolló la cita. El lugar tiene 138 años, precisó monseñor David de la Torre, secretario general de la CEE.
En el espacio del Seminario Mayor, alrededor de cien indígenas se ubicaron en sillas, que las Hermanas Lauritas se encargaron de llevar, desde otro salón. Las misioneras, que trabajan especialmente con la población indígena, se ganaron la gratitud de los presentes.
Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), les agradeció de forma especial. También a la CEE y al Papa Francisco. En la movilización y en la mesa también estuvieron Gary Espinoza, presidente de la Confederación de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (Fenocin) y Eustaquio Tuala, presidente del Consejo de Pueblos y Organizaciones Indígenas Evangélicos del Ecuador (Feine).
Desde el lunes 27, cuando se desarrolló la primera jornada de diálogo, los indígenas durmieron en la Iglesia de la Basílica del Voto Nacional. Y, tres días antes, desde el viernes, el movimiento indígena pidió la mediación de la Iglesia Católica, según monseñor Luis Cabrera, OFM, Presidente de la CEE y Arzobispo de Guayaquil.
“Como Iglesia aceptamos esta complicada tarea”, contó monseñor Cabrera. También, relató, que como comisión mediadora plantaron un acta con acuerdos, que incluso pulieron durante la noche y madrugada. Monseñor Cabrera dijo que de firmar el acta, el Gobierno y los indígenas llegarán a compromisos, que beneficiarán a todos los ecuatorianos. Ellos garantizaron que vigilarán que se cumplan los acuerdos.
Entre otros puntos, acordaron, que se reducirá el valor del combustible diésel en cinco centavos de dólar por galón. Sumado a la disminución de 10 centavos, anunciada por el Ejecutivo, serán 15 centavos de dólar por galón menos.
Asimismo, se acordó la reducción de precio de la gasolina Extra y EcoPaís en cinco centavos de dólar por galón. Sumado a la disminución de 10 centavos significa una reducción total de 15 centavos de dólar por galón. Se trabajará en una política de focalización.
Eustaquio Tuala se refirió a esta reducción. Él es el presidente del Consejo de Pueblos y Organizaciones Indígenas Evangélicos del Ecuador (Feine). No es lo que esperaban, los pueblos y nacionalidades movilizados pedían una reducción de al menos 40 centavos. Pero Iza remarcó que era necesario darle una salida al país, luego de 18 días.
“Estos 15 centavos nos ayudarán a todos los ecuatorianos, incluso a quienes nos critican y odian la manifestación. El fruto de la paz es la justicia”, dijo el dirigente de la Feine. “Todos tenemos sangre ecuatoriana, somos hermanos, espero que prime y reine la reconciliación. Rechazamos el racismo, que hemos sentido más en estos días”.
En su discurso, el dirigente Tuala recordó que ellos siempre buscaron el diálogo. También que algunos de sus compañeros creían que luego de tantos días en Quito habían perdido y mejor debían volver a sus casas. “Nosotros queríamos mantener el diálogo y por eso nos quedamos a dormir en La Basílica desde el lunes, somos un pueblo de paz”.
Francisco Jiménez, ministro de Gobierno, se refirió a las palabras de Eustaquio. Y habló del gran sueño de la reconciliación nacional. Admitió que el acta no es perfecta, pero dijo que apenas tienen un año en el gobierno y que les quedan tres más para responderles. “Firmemos el acta”, dijo y algunos de los indígenas, comisionados de las bases, reunidos en la capilla, gritaron que no.
Leonidas Iza, la cabeza de la Conaie, intervino. Pidió a sus «compañeros y compañeras», como repetía, que se calmaran. Aclaró que el acta con 10 compromisos no había sido negociada por las partes. Es una propuesta de la Iglesia. La dirigencia sentada gritaba no, no, no, no y hacía comentarios en voz bajita, cuando se habló de firmar los acuerdos.
En ese momento, el presidente de la Conaie se veía tenso. Les pidió ser responsables con el país; admitió que unos estarían a favor y otros no, pero les recordó que llevaban 18 días de movilización. Inquieto solicitó unos minutos para salir al patio a deliberar. La primera en hacerlo fue la histórica dirigente, Blanca Chancoso. Todos se agruparon en un círculo alrededor de su líder. Unos cuantos se quedaron cuidando los accesos al grupo, para evitar que sus opiniones se filtraran a la prensa.
Después de alrededor de 45 minutos, los indígenas ingresaron otra vez a la capilla. Sus rostros no eran de alegría, lucían serios y era difícil predecir qué decisión habían tomado. Algunos se enfrentaron a la prensa, como ya ha ocurrido en estas dos semanas. Varios transmitían en vivo para sus comunidades la reunión, con sus celulares, al igual que otros periodistas. Unos cuantos reclamaron molestos porque buena parte de medios tradicionales e incluso alternativos había anunciado en titulares el fin de la paralización, cuando apenas se leía el acta.
Eustaquio Tuala expresó una preocupación de la dirigencia, apenas se reinstaló la rueda de prensa. Algunos de los suyos creían que podían haberse vendido al Gobierno. Pero ellos remarcaron que la comisión mediadora redactó una propuesta, intentando conciliar las posiciones antagónicas de indígenas y ministros.
Por su parte, Leonidas Iza recordó que solicitaron la intervención de la Iglesia, la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, la Universidad Politécnica Salesiana e incluso del Papa Francisco y de la Organización de las Naciones Unidas (que no llegó). Y, de las Hermanas Lauritas, que estuvieron desde el primer día, según dijo.
«El acta es una propuesta, no un consenso con los dirigentes. No hemos tenido una reunión previa con el Gobierno, a ellos les presentamos nuestras 10 demandas de manera pública. Nada se firma sin la aprobación, respetamos las decisiones colectivas», reiteró.
Además, subrayó que en el país hay democracia representativa (elección popular), directa (consultas) y comunitaria, garantizada en el artículo 95 de la Constitución. Esto debido a que el Gobierno, días atrás, anunció que no dialogaría con él. Pese a ello, nunca perdió el respaldo de la Conaie, Feine y Fenocin.
En la sala, tanto los dirigentes de la Conaie, como la Feine y la Fenocin hicieron una pregunta a sus representados, antes de sucribir el documento que los monseñores les hicieron revisar. ¿Me autorizan para firmar esta acta por la paz?, dijeron a su tiempo Iza, Tuala y Gary Espinoza. Dos delegados de la Fenocin no estuvieron de acuerdo, pero no fueron mayoría, luego de conversaciones, Iza, Tuala y Espinoza pusieron sus rúbricas. Por segundos parecía que este último no firmaría, un directivo de su organización tuvo que convencerlo. Cuando la paz finalmente se concretó en el papel, el ministro Jiménez no dej de aplaudir. Finalmente, todos se estrecharon la mano.
Los monseñores Cabrera y Espinoza hicieron oraciones y hablaron de la importancia de la paz y la reconciliación. Iza resaltó, en varias oportunidades, que todo se consiguió gracias a la lucha del pueblo. También hubo vivas para el movimiento indígena. Agradeció a los quiteños que los respaldaron, con insumos inclusive. Pidió que no se vuelva a desconocer a dirigentes legítimos como él.
En 90 días esperan que se avance en la revisión y respuestas a la agenda de 10 puntos que han presentado al Gobierno, desde hace un año. Quieren que se avance en el estado plurinacional. En los exteriores de la CEE, cientos de indígenas y también universitarios y trabajadores, del Frente Popular, los esperaban, para marchar hasta la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
Además de la reducción de precios en los combustibles, en el acuerdo se consiguió la derogatoria al Decreto Ejecutivo 95 y la reforma al Decreto Ejecutivo 151, entre otros puntos. Del lado del Gobierno además estuvieron presentes Iván Correa, secretario de la Administración; Fabián Pozo, secretario Jurídico de la Presidencia; y Juan Carlos Holguín, canciller.
Cuando Leonidas Iza dejó la mesa de diálogo, de inmediato una especie de guardia lo cubrió. Alcanzó a decir que hablaría con la prensa solamente en la Casa de la Cultura. Los sacerdotes, inclusive el doctor Fernando Ponce León, S.J., rector de la PUCE, sonreían aliviados. Él dio un apretón de manos a las tres Lauritas presentes, luego de que ellas demostraban su regocijo con abrazos largos. Ellas pidieron que se regrese a ver la necesidad de las comunidades indígenas y se deje atrás el racismo.
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