Las mujeres sufrieron las mayores consecuencias en su salud mental y física durante la pandemia y el confinamiento por el COVID-19. Esto debido a las brechas de género materializadas en sus actividades dentro del hogar. A esta conclusión llegó el Instituto de Salud Pública (ISP) de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).
El ISP investigó la asociación entre el estado de salud auto informado durante el confinamiento por el COVID-19 en el artículo científico: Determinants of self-reported health status during COVID-19 lockdown among surveyed Ecuadorian population: a cross sectional study. Este estudio se publicó en la revista científica PLOS ONE, el 8 de marzo de 2023, a propósito del Día Internacional de la Mujer.
Los datos
La investigación demuestra importantes diferencias de género en cuanto a depresión y ansiedad. Así, se reportó que el 38% de las mujeres que participaron en la investigación registraron ansiedad de moderada a severa; esto es, nueve puntos porcentuales más que los hombres. En el caso de la depresión, el 35% de las mujeres analizadas registraron cuadros depresivos en comparación al 26% de los hombres.
“La desigualdad de género en la división del trabajo de cuidados no remunerado durante el confinamiento puso a las mujeres en un mayor riesgo de angustia psicológica.” Así explicó la doctora Ana Lucía Torres, directora del ISP y una de las autoras del estudio.
Según la doctora Torres: esto es consecuencia de las desigualdades en uso del tiempo, trabajo remunerado y no remunerado y acceso a recursos materiales. Además, las profesiones y oficios de cuidado (enfermería, educación parvularia, etc.) son altamente feminizadas.
La investigación
Este estudio se realizó en el marco de una investigación internacional que incluye a España, México, Perú, Chile, Brasil y Ecuador con el fin de analizar los impactos de la pandemia y el confinamiento en la salud mental.
Para esta investigación, el ISP realizó una encuesta en línea durante el 2020, en plena etapa de confinamiento. Participaron 1.801 mujeres y 1.123 hombres que vivían en Ecuador.
“Este estudio evidenció las desigualdades de género en salud asociadas a las condiciones de trabajo, vivienda y hogar, uso del tiempo, el sistema sanitario, etc.,” dijo el doctor Andrés Peralta, miembro del equipo de investigadores.
Según el ISP, los impactos generados por la pandemia y el confinamiento en la salud autopercibida y mental. Así como, las gigantescas desigualdades sociales evidenciadas por género obligan a repensar la salud pública desde la intersectorialidad, fortaleciendo a la par la política social.
“El ser mujer, el percibir las condiciones de vivienda como inadecuadas para hacer frente al encierro, el vivir con personas que requieren cuidados. Además, las dificultades extremas para hacer frente tanto a las exigencias laborales como a las tareas del hogar, tener antecedentes de infección por COVID-19 y la presencia de enfermedades crónicas se asoció con un peor estado de salud auto informado, en comparación a los hombres”. Así, comentó el doctor Iván Dueñas, otro de los autores del artículo.
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