¿Y si la historia del Ecuador que aprendimos en la escuela fuera solo una de las muchas posibles? ¿Dónde quedaron las otras voces? Reversiones y Ficciones de la Nación abre la posibilidad de cuestionar los relatos que nos enseñaron y mirarnos desde otros lugares. La exposición, que se exhibe en Arte Actual FLACSO, fue curada por Jaime Sánchez Santillán, docente de Artes Visuales en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), junto a Juan Fabbri Zeballos, en Bolivia.
Reversiones y Ficciones de la Nación
El punto de partida de la muestra es la ficción como herramienta de reconstrucción histórica. No se trata de mentir, sino de imaginar otros futuros posibles.
“La historia oficial nos ha enseñado a reconocernos desde la norma, desde el ciudadano ideal. Pero la ficción permite desmontar esa lógica y abrir espacio para otras memorias”, señala Jaime.
La conexión entre Ecuador y Bolivia no es casual. El proyecto nace de la investigación doctoral de Jaime sobre los museos nacionales de ambos países, a partir de las constituciones que los declararon plurinacionales e interculturales.
«Mi pregunta fue cómo ese reconocimiento constitucional afectaba las narrativas nacionales. Entonces la exposición surge como un espacio simbólico para repensar esas tensiones”.
Además, comenta que, si bien las obras no mencionan directamente la plurinacionalidad, la encarnan. “El arte no opera desde el discurso, sino desde lo sensible. Y eso es lo que permite conectar: no con Bolívar ni con los héroes, sino con una experiencia familiar, barrial o cotidiana”.
Curar desde el diálogo
En el proceso, Jaime trabajó también con el curador boliviano Juan Fabri, lo que permitió un diálogo más real entre los países. Esa escucha y reflexión entre artistas, contextos y memorias consolidó esencialmente al proyecto.
En la muestra participan ocho artistas:
- Angélica Alomoto (Ecuador),
- José Ballivián (Bolivia),
- Borrego-Darío Caiza (Ecuador),
- Pamela Cevallos (Ecuador),
- Andrea Alejandro Freire (Ecuador),
- Isabel Llaguno (Ecuador),
- Viviana Mamani (Bolivia) y
- Fidel Minda (Ecuador).
Jaime explica que todos están vinculados a procesos sociales y comunitarios. En este sentido, el reto fue encontrar artistas con legitimidad para hablar de estos temas desde la experiencia, no solo desde el plano conceptual o académico.
“El arte ha intentado muchas veces poner en crisis la historia, pero a veces termina repitiendo los mismos sesgos. Aquí se trataba de crear otras posibilidades, no nuevas hegemonías”.
Mestizaje y blanqueamiento
Uno de los ejes de la exposición es la crítica al concepto de mestizaje. Jaime lo considera una ideología que ha encubierto procesos de racismo y desigualdad. La obra Nunca leí los libros para aprender kichwa de mi abuela, de Isabel Llaguno, alumni PUCE, lo ejemplifica. A través de un performance íntimo, la artista indaga en los silencios familiares y en la ausencia de una memoria indígena.
También está la propuesta de la boliviana Viviana Mamani, quien aborda el blanqueamiento físico en El Alto, donde las rinoplastias son un símbolo aspiracional. “Su trabajo vincula la colonización del cuerpo con la historia. Habla de una herencia que se transforma y, a veces, se niega”, dice Jaime.
Repensar la historia desde el arte
En el marco de la muestra Reversiones y Ficciones de la Nación, se abrieron otros espacios de reflexión y diálogo sobre la historia y la diversidad. Un ejemplo fue un taller facilitado por Jaime sobre la fotografía como práctica de representación. Es decir, cómo las imágenes configuran nuestras miradas y formas de entender el mundo. Además, se propuso un conversatorio con los autores y curadores para profundizar sobre las propuestas.
En conclusión, la exposición es una invitación a imaginar otras realidades y a habitar la historia desde la duda y el diálogo. Puedes visitarla de martes a sábado, de 10h00 a 17h00, en Arte Actual FLACSO (San Salvador E7-42 y La Pradera). El acceso es gratuito.
“El arte tiene la capacidad de movernos desde otro lugar. No busca enseñar fechas o héroes, sino provocar una pregunta en quien mira. Si alguien sale de la exposición pensando en su propia historia familiar, ya es suficiente”, concluye Jaime Sánchez.