Cuando la pandemia del Covid-19 golpeó a Quito, las ambulancias y los hospitales colapsados parecían ser la única respuesta posible. Pero mientras el sistema se desbordaba, otra estrategia empezó a tomar forma en silencio. Especialistas en salud comenzaron a recorrer los barrios, no para curar enfermos, sino para prevenirlos. ¿Cómo logró la capital del Ecuador transformar esa crisis en un nuevo modelo de atención en salud? Un estudio de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) y el Banco Mundial, publicado en la prestigiosa revista International Journal for Equity in Health, lo explica.
El estudio “Strengthening primary health care resilience through community innovation: a qualitative case study from Quito’s response to COVID-19”, documentó cómo la capital ecuatoriana pasó de un modelo reactivo y hospitalario a uno preventivo, comunitario e intersectorial, hoy considerado referente para América Latina.
Sistema de salud territorial
La investigación evidenció cómo el Municipio del Distrito Metropolitano de Quito logró pasar de un enfoque hospitalario a un modelo preventivo, territorial e intersectorial. Basado en la creación de los Equipos de Salud Comunitaria (ESC). Brigadas multidisciplinarias presentes hoy en las 65 parroquias urbanas y rurales de la ciudad.
Cada equipo está conformado por un profesional de medicina, enfermería, nutrición y psicología. Según los informes municipales citados en el estudio, estos equipos y otras instancias locales han brindado atención a 231 870 personas en todo el Distrito Metropolitano.
“La resiliencia en salud no solo implica resistir las crisis, sino aprender, adaptarse y transformar los sistemas para que respondan mejor a las necesidades de las personas y las comunidades”, afirma la doctora Betzabé Tello, autora principal del estudio e investigadora del Centro de Investigación para la Salud en América Latina (CISeAL).

Estos equipos, que surgieron como respuesta de emergencia durante la pandemia, fueron institucionalizados mediante resoluciones municipales, presupuestos sostenidos y estructuras de gobernanza, fortaleciendo la prevención y respuesta local. «El Municipio de Quito logró construir un modelo robusto y participativo fortaleciendo la atención primaria centrada en los determinantes sociales de la salud», mencionó Betzabé.
Cuidado del personal de salud
El modelo no solo atendió a la comunidad, sino que protegió a quienes la cuidan. En zonas de alta violencia se desarrollaron:
- Mapas de riesgo por sector
- Protocolos de seguridad y radios de emergencia
- Sistemas de monitoreo en tiempo real del desplazamiento del personal
Un ejemplo de resiliencia
Aunque el estudio no incluyó indicadores de morbilidad o mortalidad, los datos del Municipio y del Ministerio de Salud muestran que la cobertura de vacunación contra COVID-19 en Quito superó el 86 % de la población desde los tres años de edad, cifra comparable o superior al promedio nacional. Diversos análisis también señalan que el exceso de mortalidad fue significativamente menor en Quito que en otras provincias como Guayaquil y Santa Elena, lo que refuerza la efectividad del enfoque territorial y comunitario.
Quito demuestra que los gobiernos locales pueden liderar cambios estructurales con voluntad política y trabajo comunitario.
“Incluso con atribuciones restringidas y recursos limitados, la salud puede fortalecerse desde el territorio”, señala el doctor Iván Dueñas, coautor del estudio e investigador del Instituto de Salud Pública de la PUCE.
Para ambos autores, el reto ahora es evaluar el impacto a largo plazo y replicar la experiencia en otras ciudades latinoamericanas. Fortaleciendo especialmente la dimensión digital y la estabilidad operativa de los equipos comunitarios.
Para la PUCE, esta publicación representa un doble logro: visibilizar una política pública exitosa nacida desde el territorio y consolidar el rol de la universidad como productora de evidencia útil para el país.
“Nuestro compromiso como academia es investigar para transformar. Este estudio demuestra que las soluciones en salud pueden nacer en los barrios y convertirse en modelos para toda América Latina”, concluye la doctora Betzabé.
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