En 1953 la Dra. Virginia Apgar creo la primera herramienta llamada “escala de Apgar” útil para evaluar el color de la piel, la frecuencia cardiaca, la respuesta al estímulo y el esfuerzo respiratorio de los recién nacidos en los primeros minutos de vida.
El 80% de las muertes neonatales ocurren en el primer día de vida. Para tener una idea, los primeros 28 días de vida es igual al número de muertes que ocurren entre los 29 días a los 28 años. Estos datos demuestran que los primeros 28 días de vida son una etapa crítica.
El APGAR en el Ecuador
De acuerdo con el INEC, para el año 2019 la tasa de mortalidad infantil fue de 10 por cada 1.000 nacidos vivos y la tasa de mortalidad neonatal fue de 6 por cada 1.000 nacidos vivos. Es decir, casi un 60% de las muertes en menores de 1 año, corresponden a muertes de bebés en los primeros 28 días de vida.
Entre el 2014 al 2019 se ha producido un 50% de incremento en la tasa de mortalidad neonatal a nivel nacional. La dificultad respiratoria del recién nacido fue la causa principal de muerte infantil en este periodo.
Los resultados de la investigación en la PUCE
Investigadores del Instituto de Salud Pública y del Posgrado de Pediatría de la PUCE, condujeron un estudio donde analizaron los datos de los recién nacidos que fallecieron entre los años 2014 al 2017 en el Ecuador. Los resultados muestran una relación directa entre el valor de la escala de APGAR a los 5 minutos y la sobrevida neonatal de aquellos neonatos que fueron considerados en riesgo,es decir que, a menor puntaje menor fue la sobrevida, aún cuando la escala fue considerada punto a punto y no, únicamente, en categorías.
Estos datos plantean la necesidad de mejorar la atención de los recién nacidos en el Ecuador. Se debe fortalecer la atención a las embarazadas, facilitando el acceso a centros de atención materno infantil, detección temprana de factores de riesgo y complicaciones del embarazo, un adecuado sistema de transporte y referencia materno-neonatal.
Esta investigación confirma el pensamiento de la Doctora Apgar de que ningún bebé debería dejar de respirar en presencia del personal de salud, y nos da una guía para tratar de predecir qué neonatos podrían sufrir eventos adversos en salud; y así, estratificar intervenciones oportunas.
Para más información contactarse con:
Iván Dueñas-Espín MD, MPH, PhD; Instituto de Salud Pública, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito, Ecuador, Av. 12 de octubre 1076 y Roca, Quito – Ecuador; e-mail: igduenase@puce.edu.ec
Para más detalles del estudio: