Los eucaliptos han estado presentes en Quito por más de 150 años. Sin embargo, su introducción ha generado debate debido a su impacto en el ecosistema local. ¿Se debe o no seguir plantando eucaliptos? Expertos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) analizan esta problemática.

Originarios de Australia, los eucaliptos llegaron a Ecuador durante el gobierno de Gabriel García Moreno y se han convertido en un elemento distintivo de la vegetación en la región andina. Según Álvaro Pérez, biólogo especializado en plantas, asegura que la especie se ha naturalizado, es decir, se ha adaptado plenamente al entorno y se ha integrado en la vida cotidiana de los ecuatorianos.

Desde su uso en remedios caseros hasta su aplicación como leña y material de construcción, el eucalipto tiene un papel económico importante. Según el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca, existen más de 30.000 hectáreas de plantaciones comerciales distribuidas en la Sierra ecuatoriana.

«Muchas familias dependen de su plantación y manejo. Si se elimina, ¿con qué lo reemplazamos? No podemos usar árboles nativos para esos fines», señala Pérez.

Aunque el eucalipto tiene múltiples usos, también presenta riesgos ambientales. Para Álvaro Barragán, experto en ecología y evolución de insectos, esta especie altera el equilibrio ecológico y es un combustible natural para los incendios.

Entre julio y septiembre de 2024, Quito perdió más de 1.700 hectáreas de vegetación en los incendios forestales. Esto según el informe del Cuerpo de Bomberos de Quito. Las áreas afectadas son principalmente las cubiertas con eucaliptos y pinos. Estas especies exóticas tienden a convertirse en un combustible natural para los incendios.  

“Sus hojas y corteza secas, y su capacidad de rebrotar rápidamente tras el fuego, hacen que los bosques de eucaliptos sean propensos a arder repetidamente. Contribuyen así a la perpetuación del problema. Además, la capacidad para crecer rápidamente y la producción de sustancias tóxicas de esta especie impiden el desarrollo de otras plantas. Así, ha desplazado a muchas especies locales», expresó Álvaro Barragán.

Después de un incendio, los eucaliptos no solo sobreviven, sino que crecen con mayor vigor. Sus semillas germinan más rápido con el calor del fuego, lo que complica la restauración ecológica en la Sierra ecuatoriana.

Una de las soluciones planteadas por varios organismos es la restauración ecológica con especies nativas. Es decir, reemplazar gradualmente a los eucaliptos y pinos con árboles locales. Sin embargo, este proceso es costoso y lleva tiempo según Barragán.

«El problema es que no podemos simplemente cortar los eucaliptos y reforestar con plantas nativas. Necesitamos un plan bien estructurado y financiamiento a largo plazo. Además, hay que recordar que los eucaliptos cumplen una función crucial de estabilización del suelo. Eliminarlos sin una estrategia adecuada podría agravar el problema de deslizamientos y erosión en las laderas de la ciudad», comentó Barragán.  

Pérez propone una transición asistida, eliminando algunos eucaliptos para dar espacio a especies nativas como el aliso, el cedro, el pumamaqui y el pusupato. No obstante, aclara que no es un proceso simple. “No tenemos suficiente conocimiento sobre la germinación de muchas especies nativas. Se necesitan estudios de propagación y crecimiento, y eso lleva tiempo”, explica.  

Restaurar un ecosistema andino podría tardar décadas. «Si empezamos hoy, en cinco o 10 años podríamos ver algunas especies nativas crecer. Sin embargo, para restaurar un ecosistema completo, se necesitan al menos 20 años», asegura Pérez. Además, recalca la importancia de asistir a las plantas nativas para que compitan con el eucalipto por luz, agua y espacio.

«Si no generamos un plan, habrá más incendios durante los veranos en Quito. Mientras mantengamos estos monocultivos, los incendios serán una amenaza constante», advierte Barragán. La reforestación con especies locales contribuiría a la recuperación de la biodiversidad y la regeneración natural del suelo. Además, ayudaría a reducir el riesgo de incendios.

La presencia del eucalipto en Ecuador plantea un dilema. Aunque impacta el ambiente, está profundamente arraigado en la cultura y economía de la región Andina. Su erradicación total no es viable. Es necesario gestionar su uso y promover la recuperación de especies nativas. Esto debe hacerse sin perder de vista el valor económico y cultural del eucalipto en las comunidades serranas. La colaboración entre el Gobierno, la empresa pública y privada, y la academia es clave para mejorar los ecosistemas y fomentar el desarrollo sostenible.

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