En un mundo donde la individualidad prevalece, existen jóvenes que levantan su bandera en favor del servicio como su mayor vocación. En la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), se encuentran cinco jóvenes de India, Vietnam y Camerún que hallan el sentido de sus vidas en la misión.
Jóvenes que son más para servir mejor
En las aulas y pasillos de la Facultad Eclesiástica de Ciencias Filosófico- Teológicas estudian Donkeng B. Tonton y Jean Somena de Camerún. También, Nguyen Xuantta, Ho Si Thanh de Vietnam y Dino Elvarin de India. Estos jóvenes, a pesar de cursar diferentes semestres, comparten un anhelo en común: el deseo de servir a través del sacerdocio.
Ellos pertenecen a las congregaciones de San Francisco de Sales y los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús, conocidos también como Dehonianos. Con calidez, comparten sus experiencias desde su llegada a la PUCE.
«En la congregación San Francisco de Sales, me brindaron la oportunidad de estudiar en Ecuador, por eso elegí a la PUCE para mi formación. Aquí, aprendí español desde cero y ahora domino el idioma. Llevo cuatro años y estoy próximo a graduarme para servir desde el sacerdocio», compartió Dino.
Más allá del conocimiento
Si en algo concuerdan los misioneros es que la adaptación no fue sencilla. El cambio cultural, el horario y la comida marcaron los primeros desafíos. Sin embargo, su determinación, vocación y amor por el aprendizaje y el servicio hicieron que estos jóvenes sigan adelante.
Para ellos, la teología no es solo una disciplina académica. Es la herramienta que los prepara para llevar la luz de la fe a comunidades desfavorecidas.
“Convertirnos en misioneros no es solo una carrera académica, es un llamado que despierta en nosotros la necesidad de llevar esperanza. La preparación en teología nos brinda las herramientas necesarias para impactar positivamente en comunidades vulnerables”, comentó Jean de Camerún.
Esta convicción es el motor que impulsa sus largas horas de estudio y su compromiso con el aprendizaje.
Su solidaridad con el prójimo
Más allá de las aulas, los chicos dedican su tiempo a ejecutar proyectos de vinculación. Uno de los ejemplos que destacan es su trabajo en las comunidades de Esmeraldas. Allí, han brindado educación a jóvenes de escasos recursos. Además, han desarrollado proyectos para brindar acceso a agua potable en zonas necesitadas.
«A pesar de haber visto la pobreza en nuestros países, la situación aquí es más evidente. Hay comunidades que realmente carecen de todo», añadió Jean Somena.
La educación en la PUCE
Entre sonrisas, los jóvenes teólogos relatan que en la PUCE encuentran un hogar. La razón es que la universidad les ha permitido expandir sus horizontes y consolidar sus vocaciones al servicio de los demás. No es solo un espacio de formación académica.
“La PUCE nos ha brindado no solo conocimientos académicos. También libertad para explorar, aprender y comprender la fe desde una perspectiva global. He aprendido mucho aquí, la educación es diferente y valiosa”, enfatizó Ho Si Thanh.
Estudiantes que dejan huella
Así, estos jóvenes se preparan no solo para ser sacerdotes, sino también para ser mensajeros de amor, esperanza y solidaridad. En la PUCE, encuentran un espacio donde su visión misionera se fortalece día a día. Aquí, se preparan para el desafío de ser heraldos de la fe en un mundo que necesita luz.
Felicitaciones a estos jóvenes que sin duda dejaran huella en su misión.