A veces, las mejores experiencias comienzan con una maleta llena de esperanza, valentía, algo de temor y, especialmente, el deseo de explorar. Para muchos estudiantes universitarios, la oportunidad de participar en un intercambio internacional va más allá de una simple aventura académica; es una puerta hacia nuevas culturas, perspectivas y descubrimientos personales. ¿Sabes cómo viven esta experiencia los alumnos de la PUCE?
Para averiguarlo, dialogué con Camila Tapia y María José Montaquiza. Ambas son estudiantes de la carrera de Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).
De Quito a la ciudad de Córdoba
Camila me recibe vía Zoom en su sala. Alegre y emocionada, me cuenta que lleva cinco meses estudiando en la Universidad Católica de Córdoba, en Argentina. La inquietud de explorar y conocer nuevas culturas llevó a Camila a considerar un intercambio.
«Siempre he tenido esa espinita de arriesgarme a cosas nuevas. Pensé en este intercambio durante casi un año. Finalmente, decidí que era el momento adecuado, ya que estoy cerca de mi titulación», explica.
Al considerar las opciones, Argentina se destacó por varias razones.«Me atrajo la resiliencia del país, a pesar de sus problemas económicos, y su rica historia política. Además, quería estar en una zona estudiantil. Eso lo conseguí en Nueva Córdova, un lugar muy dinámico. Hay muchos estudiantes, tanto locales como internacionales, lo cual enriquece mucho mi experiencia», comenta.
Un futuro claro
Camila, a sus 20 años, tiene claros sus objetivos futuros. Le gustaría seguir estudiando y especializarse en derecho internacional.
«Mi meta es representar a Ecuador en entidades diplomáticas y consulares, así como en organizaciones internacionales. Esa es mi mayor motivación para continuar», agrega.
La vida en Argentina
El intercambio de Camila durará hasta julio de 2024, momento en el que regresará a Ecuador para titularse.
«Ha sido una experiencia enriquecedora. Mi materia favorita es Seguridad Internacional, es muy completa; aborda desde conflictos étnicos hasta el narcoterrorismo. Aquí, he conocido a gente de Uruguay, Colombia, México y España. Esta experiencia te da una nueva forma de ver la vida», finaliza.
María José, desde la capital de España
Así, las experiencias de los jóvenes en la PUCE cruzan océanos. María José Montaquiza decidió emprender su aventura educativa en la Universidad Pontificia Comillas, en Madrid.
“Mi primera opción fue Madrid. Quería retarme a mí misma y explorar otra cultura. Cuando aceptaron mi solicitud me emocioné. Empaqué mis maletas con mucha expectativa. Me preguntaba qué personas iba a conocer y qué cosas nuevas iba a aprender”.
Las anécdotas
María José estudia en España desde hace seis meses. Comparte que, en este tiempo, mejoró sus habilidades académicas. Además, desafió narrativas históricas en su clase favorita: Cuestiones de actualidad desde una Perspectiva Española.
En esta clase, María José presentó una perspectiva latinoamericana sobre la llamada conquista de América. Desafío así la visión tradicional europea del descubrimiento.
«Disfruté mucho esta asignatura. Recuerdo una anécdota muy grata. Un día, el profesor empezó a hablar sobre el descubrimiento de América. Yo había estudiado este tema a profundidad en la PUCE. Así que, con mucho respeto y en plena libertad, le dije a mi profesor que lo del descubrimiento no era del todo cierto. Debatimos y mi profesor me pidió que prepare una clase sobre eso. Fue muy gratificante. Mis compañeros y el profesor, un español de 46 años con una visión inicialmente muy diferente, escucharon y apreciaron la perspectiva que traje a la discusión».
Esta experiencia no solo validó sus conocimientos. También, abrió un espacio para el entendimiento y la reflexión crítica sobre la historia compartida.
Viajes
Pero no todo ha sido estudio. María José ha aprovechado al máximo su tiempo en Europa, explorando otros países como Portugal, Italia, Francia y más. Desde las calles empedradas de Roma hasta las luces de París, su espíritu aventurero la llevó a descubrir nuevos horizontes. De esta forma, se sumergió en diversas culturas.
Además, María José ha aprovechado su estadía en España para involucrarse en actividades de servicio comunitario. Esto le ha permitido conectarse con una red que ayuda a mujeres de Afganistán.
«Esta experiencia me cambió la vida. No solo en términos académicos, sino también en cómo veo el mundo y mi lugar en él», concluye.
Experiencias en el mundo
Para ambas, el intercambio internacional ha sido una experiencia transformadora. Tanto Camila como María José encontraron en sus viajes una oportunidad para crecer, como estudiantes y como personas. Sus vivencias resaltan la importancia de la educación intercultural y cómo esta puede desafiar y enriquecer nuestras perspectivas.
«Recomendaría esta experiencia a cualquier estudiante. Salir de tu zona de confort y explorar el mundo te cambia de maneras que no puedes imaginar» aconseja Camila. Mientras que María José añade: «No tengan miedo, aprovechen las oportunidades y busquen crecer en cada experiencia».
Estas historias son testimonios de los beneficios de los programas de intercambio. Con sus viajes, nuestras estudiantes han descubierto nuevas culturas, desafiado narrativas históricas y expandido sus horizontes académicos y personales. Estas experiencias enriquecen sus vidas y contribuyen a la construcción de un entendimiento global más inclusivo y diverso.
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