Pese a su diagnóstico de trastorno del espectro autista (TEA), nivel 1, Pablo Ernesto Llamuca Hernández, se tituló con honores de arquitecto. Tras siete años de arduo trabajo, Pablo defendió su tesis en la Carrera de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).
Papel, lápiz, cartón, plantillas, maquetas y, sobre todo, mucha imaginación son los materiales que lo ayudaron a descubrir su vocación y pasión por la arquitectura.
“Me siento feliz. Sabía que mi discapacidad no sería ningún impedimento. Mi papá estudió en la PUCE y mi sueño era entrar aquí y lograr mi título”, menciona Pablo Llamuca.
Programa de acompañamiento integral
El caso Pablo fue reportado por la Facultad de Arquitectura, Diseño y Artes (FADA) a la Dirección de Bienestar Estudiantil (DBA). Desde ese momento, el DBE fue articulando una ruta para acompañar al estudiante en todo su proceso formativo.
Gracias al Programa de Acompañamiento Integral y de Educación Inclusiva se logró analizar las necesidades concretas de Pablo. Además, se coordinó con sus docentes diversas metodologías que lo ayudaron a concluir su etapa de forma exitosa.
“Tras el análisis, detectamos que Pablo requería más tiempo para rendir sus pruebas y presentar trabajos. Con estos antecedentes, capacitamos a los docentes y entregamos metodologías de enseñanza- aprendizaje hasta llegar, finalmente, a su titulación”, dijo la Psicóloga Clínica Verónica Realpe, especialista en Apoyo Psicosocial de la DBE.
La PUCE es la primera universidad del país en incorporar una perspectiva de calidad con inclusión. Esto fue posible con la creación de 18 rutas de atención y acompañamiento para estudiantes con necesidades específicas de apoyo asociadas o no a una discapacidad.
Acompañamiento docente
Los profesores que asistieron a Pablo Llamuca fueron testigos de la importancia de dar un seguimiento individual a cada estudiante. Pudieron palpar cómo el estudiante pasó de ser un chico tímido, retraído y desconfiado a ser una persona segura, talentosa, confiada y confiable.
“Aprendimos a diferenciar las situaciones aparentes y las reales. La seguridad que refleja Pablo ha sido para nosotros el fruto de un trabajo fuerte con grandes resultados”, afirmó Hernán Orbea, profesor principal de la FADA.
Pablo, siguiendo el espíritu ignaciano de la PUCE, anhela que sus obras arquitectónicas sean plasmadas para ayudar a otros. Siempre con la mira en una misión social.
Adaptación de metodologías
No es la primera vez que la PUCE gradúa a estudiantes con necesidades específicas de apoyo. La adaptación de metodologías para los docentes también es un reto. El arquitecto Fernando Hinojosa Neira, profesor de la Facultad de Arquitectura, afirma que las directrices dadas por la DBE han sido la clave para el éxito del programa.
“Nosotros también nos fortalecemos como seres humanos y docentes, tenemos otra perspectiva más humana. Ya no somos maestros calculadores y fríos. Ahora nos interesamos por el bienestar del otro”, dijo Hinojosa.
La PUCE es una universidad comprometida con el progreso de la juventud ecuatoriana. Las capacidades diferentes no son un limitante para hacer realidad los sueños. Pablo es un ejemplo de superación y de que, cuando se desea, las metas se pueden cumplir.