Desde la empatía y el amor, Jambi Clown es un proyecto que brinda un momento de distracción y acompañamiento a los pacientes y sus familiares que se encuentran en hospitales. A través del juego, la risa y la presencia genuina, transforman espacios de dolor en instantes de alivio, conexión y esperanza.
Los futuros médicos de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) llenan de alegría los pasillos de los distintos hospitales de Quito. Este proyecto artístico, académico y social, busca formar doctores más humanos y empáticos con el dolor de los pacientes. Como su lema lo menciona “ser clown es conectar con otro ser humano”.
Llevar sonrisas, afecto o simplemente dar un abrazo y estar presentes, es la misión que cada sábado tienen los participantes. Así lo sentimos cuando los acompañamos en la visita hospitalaria en el Hospital Eugenio Espejo, en Quito.
Jaime Boada, coach del proyecto, guía a los estudiantes en este proceso. Son seis semanas de capacitación en filosofía y técnicas clown previas a realizar las visitas semanales en los hospitales. El programa tiene una duración total de 10 semanas.
¿Cuál es la rutina de un clown antes de las visitas hospitalarias?
Desde el día anterior a la visita los estudiantes se preparan de distinta manera. Unos buscan el mejor «look», otros alistan los juguetes o accesorios que van a usar, pero todos lo hacen con la responsabilidad que implica llevar alegría a personas que no pasan por buenos momentos.
Oswaldo Lima, es el director estudiantil del proyecto, su día inicia a las cinco de la mañana para realizar actividad física y empezar bien la jornada. Luego del desayuno, viaja desde el norte de Quito hasta el hospital, llevando una mochila con su vestimenta y muchos sueños por cumplir en esa casa de salud. Llega siempre puntual.
Existe un proceso que los futuros médicos deben realizar antes de iniciar la visita. Al llegar al hospital, pasan por los protocolos de seguridad, luego se visten según su personaje. En el caso de Oswaldo, se personifica como un abuelito, con una peluca gris, gafas grandes azules y rojas, un overol con parches coloridos y la distintiva nariz roja de clown.
Preparación para ir a las habitaciones

Antes de entrar a las habitaciones de los pacientes, los clowns realizan ejercicios de estabilización emocional, como respiración y reflexión, donde dejan atrás las preocupaciones, para enfocarse en las actividades que tendrán ese día.
Además, realizan dinámicas y juegos para activar el espíritu. Con ello consiguen fortalecer su inteligencia emocional y garantizan un desarrollo adecuado de las visitas.
Llevar alegría de habitación en habitación
Desde el ingreso a los centros de salud, las miradas se vuelven a los payasos hospitalarios, se siente en el ambiente como la alegría invade los pasillos y las habitaciones de los pacientes. “Siempre intentamos llevar la fiesta donde no la hay. Llevar luz donde está oscuro, llevar esperanza donde hay desesperanza, y sobre todo oídos donde quieren ser escuchados”, comentó Oswaldo.
En el área de hospitalización de cirugía general, los clown realizan diferentes actividades. Juegan, hacen bromas y adivinanzas, bailan, cantan y tocan instrumentos como flautas, ukelele, saxofón, entre otros. También acompañan con oraciones si el paciente lo desea, con el fin de brindar una conexión cercana y reconfortante.

Cuando acaban las visitas hospitalarias, se reúnen para hacer una retroalimentación conjunta, comentan sus experiencias, sus reflexiones y cómo se sienten al terminar la jornada. Los payasos hospitalarios señalan que reciben más de lo que ellos les brindan a los pacientes.
Reflexiones clown
Detrás de cada paciente hay una historia distinta, pero en todos los casos hay un mismo sentir de resiliencia y esperanza. Este proyecto sobrepasa los requisitos académicos de horas de vinculación con la sociedad. Esta actividad prepara integralmente a los futuros médicos, desde un enfoque más empático y humanista.
El proyecto tiene como referente la filosofía de Patch Adams, un médico, activista social, payaso estadounidense, conocido por su enfoque poco convencional hacia la medicina, que combina el humor y la compasión con el tratamiento médico. Como él lo mencionaba: “Tratas una enfermedad, ganas o pierdes. Tratas a una persona, te garantizo que ganarás, sin importar el resultado.”
Los futuros médicos PUCE después de estas experiencias, no vuelven a ser los mismo. Salen del proyecto, siendo mejores personas, más humanos y, también, mejores doctores.
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