Frente a la clase magistral y monótona, las metodologías activas adquieren fuerza en la formación universitaria. Cualquier herramienta digital o analógica es bienvenida en el proceso, pues el estudiante es el verdadero protagonista de su formación.
Al centrarse en la resolución de problemas, el trabajo en equipo y la aplicación práctica de los conocimientos, las metodologías activas dinamizan el aprendizaje. Estas utilizan actividades como discusiones en grupo, proyectos colaborativos, estudios de caso y simulaciones para el aprendizaje.
Con estas metodologías, el estudiante es protagonista de su formación a través de experiencias prácticas y colaborativas. Además, se busca el desarrollo de habilidades como el pensamiento crítico y el trabajo colaborativo, esenciales en el desarrollo profesional.
Igualmente, fomentan la colaboración entre pares y con su entorno. Así lo explica la Mgtr. Claudia Bravo, coordinadora de Educación Inicial de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).
“Por ejemplo, el aprendizaje-servicio es una metodología que permite a los estudiantes salir del entorno convencional del aula para involucrarse en contextos reales. Es una oportunidad de aplicar lo aprendido. Asimismo, promueve la investigación, permitiendo al estudiante contribuir efectivamente. Es así como esta metodología materializa el lema de Ser más para servir mejor“, indica Claudia.
Tecnologías: profesionales más eficientes
La docente explica que los estudiantes de hoy cuentan con una serie de herramientas digitales para su formación. Esto les permite personalizar su aprendizaje, adaptando las herramientas a sus necesidades individuales.
Por ello, es crucial reconocer los beneficios de las herramientas digitales. Por ejemplo, en el ámbito de la salud, el desarrollo tecnológico permite una atención al paciente más eficiente y precisa. Esto debido al manejo de programas y laboratorios de vanguardia.
Por otro lado, la tecnología ha posibilitado que los estudiantes dediquen menos horas en realizar sus actividades. Esto implica que puedan ocupar ese tiempo en trabajos parciales o estudios complementarios.
Metodologías activas para el campo laboral
Además del conocimiento específico en un área, las empresas valoran cada vez más las habilidades sociales y el conocimiento tecnológico de los profesionales. Así refleja un informe del portal Multitrabajos, basado en una encuesta realizada a 800 especialistas en recursos humanos de Ecuador y otros cuatro países latinoamericanos
Entre las habilidades sociales, conocidas como ‘blandas’, se destacan la empatía, el trabajo en equipo y el liderazgo. En cuanto a las técnicas, se valora el uso de nuevas tecnologías, el conocimiento de otro idioma y el manejo de programas informáticos.
Asimismo, los empresarios requieren que los profesionales se actualicen constantemente para que respondan a los desafíos actuales. Además, el componente práctico en la formación se vuelve cada vez más importante. Así lo indicaron expertos en el foro ‘Impulsa tu futuro profesional’, desarrollado en julio de 2024 en la PUCE.
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— Virginio Gallardo (@virginiog) July 31, 2024
En ese sentido, las metodologías activas de aprendizaje permiten a los estudiantes enfrentarse a contextos reales continuamente. En ellos, no solo aplican los conocimientos específicos, también desarrollan habilidades para la resolución efectiva de problemas.
“Los estudiantes deben alcanzar resultados de aprendizaje en diversas dimensiones del conocimiento y desarrollar competencias generales. Buscamos la formación integral e integradora de la persona”, indicó Claudia.
Pedagogía ignaciana: educación que transforma
Aspectos como el cambio climático, las crisis económicas y las guerras son algunos de los desafíos del mundo contemporáneo. En ese orden, la pedagogía ignaciana, al poner al estudiante en el centro, se adapta a las necesidades de la educación actual.
La PUCE dirige sus esfuerzos a gestionar un conocimiento que impacte en la sociedad. El estudiante es consciente de las necesidades de su entorno y propone soluciones integrales.
“La pedagogía ignaciana busca la trascendencia del ser humano. Considera cinco aspectos fundamentales: el contexto, la experiencia, la acción, la reflexión y la evaluación”, señala Claudia.
Las metodologías activas de aprendizaje representan un cambio importante en la educación al fomentar una mayor participación, motivación y autonomía. Es decir, los estudiantes dejan su huella al prepararse en contextos reales y desarrollar habilidades críticas para el mundo actual.
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