A las 15:00 del miércoles 29 de junio, tomé el auto para dirigirme al encuentro de reflexión Oremos por un Ecuador Fraterno organizado por la Compañía de Jesús. Mientras manejaba hacia la Capilla del Colegio San Gabriel, una angustia me llenó. La violencia que hemos vivido estos 17 días en nuestro país me hizo sentir indefensa e impotente.
Al mismo tiempo, pensé en qué nos deparará el futuro como país, mientras me preguntaba: ¿Qué sentirán aquellos que dejan su hogar para exigir sus derechos? ¿Qué sentirán aquellos que no pueden abrir sus negocios y no tienen para comer? ¿Qué sentirán los niños en medio de esta crisis que no entienden? ¿Qué sentirán las autoridades y dirigentes que deben tomar duras decisiones? La única certeza que tenía es que necesitamos reconciliación.
Oremos por un Ecuador Fraterno
A las 16:00 inició el encuentro Oremos por un Ecuador Fraterno, espacio de reflexión y reconciliación. Presidió este encuentro el Rvdo. Padre Gustavo Andrés Calderón Schmidt, S.J., Provincial de La Compañía de Jesús Ecuador y Vice Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).
“En esta tarde, como Compañía de Jesús, como ciudadanos, desde los diversos credos que profesamos, queremos seguir colaborando con la construcción de un Ecuador fraterno”, comentó el padre Gustavo Andrés Calderón Schmidt, S.J.
Este encuentro ecuménico, que se realizó en conjunto con varias obras jesuitas, entre ellas la PUCE, se dividió en tres momentos: reflexión, testimonios y oración.
Para iniciar la reflexión, el padre Gilberto Freire, S.J., leyó el evangelio de Lucas 6, 31-38. Palabras, sin duda, que llegaron en el momento indicado, aquellas que Jesús dijo a sus discípulos: “Traten a los demás como ustedes quieran ser tratados. Porque si ustedes aman solo a quienes los aman, ¿qué mérito tienen?…”.
Testimonios que marcan
Tras un momento de silencio e introspección, Ana Lucía Torres, responsable de la casa de acogida del Centro una Familia de Familias (Centro del Muchacho Trabajador) de La Marín, contó su vivencia en este albergue: “cuando fuimos al Centro del Muchacho Trabajador empezaron a llegar manos para limpiar y, a su vez, llegó la ayuda. Eso nos demuestra que en Quito hay personas solidarias, que empatizan con otros”.
Mientras tanto, Iván Escobar, secretario de espiritualidad de la Compañía de Jesús, resaltó la enseñanza que los niños quiteños de las familias que donaron nos están dando como sociedad: “Los queremos mucho. Todo estará mejor. Te amo. Te mando abrazos. Son frases escritas entre dibujos de colores de niños que querían ser fraternos y solidarios”.
Finalmente, José Cóndor, médico de la PUCE, contó cómo ha ido creciendo el número de voluntarios en el Punto de Emergencias de la PUCE, que se instaló para atender a los heridos de las manifestaciones: “Queríamos estar ahí para apoyar en lo que se podía. Empezamos cuatro y las manos se han ido sumando”.
Momento de oración
“Antes de terminar con este momento de oración nos dirigimos a nuestro Padre común y pedimos la intercesión de nuestra Madre, para que interceda por un Ecuador reconciliado”, expresó el Rvd. Padre Gustavo Andrés Calderón Schmidt, S.J.
Con este espacio de reflexión y reconciliación, la angustia que sentía horas atrás se transformaba en paz. Esperaba que a todos los presentes les haya tocado de la misma forma, para que ese sentimiento se amplifique al país.
“Dios, fuente de todo consuelo disponga nuestros días en su paz y nos otorgue el don de su bendición. Que Él nos libere de toda violencia y afiance nuestros corazones en su amor”, finalizó, bendiciendo, el provincial de la Compañía de Jesús.