Desde el martes 1 de febrero del 2022, un día después de la tragedia en Quito, una brigada de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) hizo intervención psicosocial en La Comuna Alta. Los habitantes de ese barrio están afectados. Algunos enfrentan el duelo por la pérdida de familiares, otros se quedaron sin viviendas y un grupo sobrevivió al aluvión, mientras observaba la final del torneo de vóley.
El docente de la Facultad de Psicología de la PUCE, magíster Ernesto Flores Sierra, junto con estudiantes y graduados se concentran en la cancha de vóley Miguel Alfaro, en la Comuna Alta. “La situación es dramática”, comenta y señala que a su trabajo se han sumado algunos vecinos.
El psicólogo clínico Flores Sierra es monitor de servicio comunitario y con su equipo conocía a moradores y dirigentes barriales, desde hace un año. En el primer día, se acercaron a las ventanas de las casas, en donde había ciudadanos atrapados. No podían salir de sus viviendas por la cantidad de lodo que ingresó. Les alcanzaron botellas de agua, les escucharon.
Estudiantes y graduados también acudieron a velorios para ayudar a las personas a procesar el duelo. Actualmente continúan desarrollando ruedas comunitarias, para que la gente se desahogue. A veces, cuenta el psicólogo clínico Ernesto Flores Sierra, la gente repite una y otra vez lo vivido. Quieren evitarles el estrés postraumático.
Algo muy duro de procesar es el sentimiento de impotencia. Algunas personas sienten que no pudieron hacer nada, mientras el lodo se llevaba a sus amigos, varios muy jóvenes. El lunes 31 de enero parecía ser un día normal en este barrio. Había 50 personas en la cancha de vóley, en la final del torneo. Y de pronto sintieron que la tierra se removió.
“Nos han contado que, al ser una cancha con techo, pese a la lluvia se quedaron viendo el juego. Y, de pronto, todo fue muy violento. Con diferencia de segundos, se salvaron, quizás, al ir a comprar una bebida en la tienda. Mientras tanto, sus amigos habían muerto”, relata el docente.
También comparte una preocupación de La Comuna Alta: “viven sobre rellenos de quebradas. Sienten mucho miedo de que vuelva a llover. Nos preguntan si puede volver a ocurrir un aluvión que se lleve todo”.
Por ahora, no hay respuestas para todas estas preguntas, lo que sí se evidencia es que en medio del dolor, la solidaridad ciudadana se abre paso, para dar consuelo a quienes de un momento a otro perdieron a sus seres queridos.
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