Necesitamos formas distintas de pensar y hacer ciencia, frente a un mundo en crisis. De allí nace el WasiLab, el primer Centro en Ciencias de la Sostenibilidad impulsado por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). Este centro apuesta por una investigación interdisciplinaria y transdisciplinaria, con impacto social y que se construye junto a las comunidades. Con este espacio se refuerza el compromiso de la universidad con la ecología integral, como una forma de actuar. 

El WasiLab de la PUCE es financiado por el Fondo Equipo Francia (FEF), un dispositivo del Ministerio francés para Europa y de Asuntos Exteriores, y la Fundación McKnight. Este centro cuenta con los siguientes socios estratégicos: Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD), LPI y France Volontaires

Este espacio busca reunir a expertos de diversas disciplinas, como la ecología, la economía, la sociología y la ingeniería. Además, promueve un trabajo colaborativo encaminado a desarrollar soluciones integrales ante los desafíos ambientales y sociales que enfrentamos. 

Proyectos con impacto

A un año de su creación, ya presenta importantes avances. Uno de ellos, son las instalaciones que se ubican en el tercer piso de la Biblioteca de la PUCE. Este espacio fue diseñado con materiales sostenibles e implementaciones amigables con el medioambiente .

Pero el avance más prometedor son los proyectos de investigación que ya están en marcha. El WasiLab articula sus líneas de trabajo en torno a seis grandes desafíos alineados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS):  

  • Cambio climático. Aborda uno de los mayores desafíos de nuestra época, que es el calentamiento global y sus múltiples impactos. 
  • Ciudades sostenibles. Propone repensar cómo diseñamos, construimos y habitamos los espacios urbanos, especialmente en contextos de desigualdad. 
  • One Health (Una salud). Parte del principio de que no es posible alcanzar la salud humana sin garantizar la salud del entorno y de las demás especies. Según este concepto, la salud y el ambiente están profundamente interconectadas. 
  • One Water (Un agua). Es un enfoque integral para la gestión del recurso hídrico que considera que toda el agua es parte de un mismo sistema. Por ello, debe ser gestionada de forma coordinada y sostenible. 
  • Sistemas alimentarios sostenibles. Se centra en transformar la manera en que producimos, distribuimos, consumimos y gestionamos los alimentos. El objetivo es garantizar la seguridad alimentaria, proteger la biodiversidad y fortalecer la justicia social. 
  • People & Forest (Gente en el bosque). Este enfoque parte de la comprensión de que los bosques son espacios naturales para conservar. También son territorios vivos habitados, gestionados y transformados por las personas. 

“Vivimos en una época de policrisis, donde los desafíos de la sostenibilidad se manifiestan con particular urgencia. Afrontarlos requiere transformar nuestra forma de investigar. Por eso, la ciencia de la sostenibilidad no se construye desde disciplinas aisladas, sino a partir de problemas concretos que demandan respuestas integrales”. Así lo explica Olivier Dangles, director del WasiLab. 

Living Labs: red de saberes y conocimientos 

Los proyectos de investigación se abordan desde los living labs o laboratorios vivos. En estos ecosistemas reales, la ciencia se co-crea en tiempo real con campesinos, comunidades indígenas, estudiantes y expertos de diversas áreas.  

Estos laboratorios vivos ya funcionan en lugares como la Amazonía, la Sierra y el Chocó Andino. Esto permite a los investigadores y a las comunidades experimentar, aprender y construir soluciones adaptadas a los contextos ecológicos, sociales y culturales de cada territorio. No se trata de llevar respuestas, sino de construirlas colectivamente, explica Olivier. 

La apuesta del WasiLab va mucho más allá de producir papers o informes técnicos. Sus proyectos generan redes, confianza y alternativas concretas para la vida en comunidad. Cada iniciativa aporta conocimiento nuevo para transformar realidades locales e inspira otras formas de pensar el futuro.  

Esta experiencia demuestra que la inter y transdisciplinariedad son caminos necesarios para enfrentar la complejidad del mundo contemporáneo. Cuando la ciencia se pone al servicio de las comunidades y se abre al diálogo con otros saberes, se vuelve más potente, más humana, más transformadora.  

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