Quizás esta es solo una percepción personal, pero esta Navidad parece más apagada. Se ven menos casas adornadas con luces y menos árboles iluminando ventanas y balcones. Este año, en Ecuador, la celebración navideña tiene un tono distinto. Muchas familias han optado por una temporada más sobria, motivadas por las restricciones económicas. También, por una creciente conciencia sobre el impacto del consumo energético en un contexto de crisis nacional. Pero, ¿qué tan significativo es el consumo energético de las luces navideñas? ¿Es posible decorar sin gastar demasiada energía?

Conversamos con el ingeniero Carlos Navas, especialista en energía de la Facultad de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). Señala que, efectivamente, el consumo eléctrico durante diciembre aumenta significativamente debido a las decoraciones navideñas y las reuniones sociales. «Un hogar estándar puede experimentar un incremento del 30% en su consumo mensual si utiliza luces incandescentes tradicionales. Estas son las más usadas en épocas navideñas. Con luces led, se reduce al 10%», explica. Además, menciona la creciente tendencia de utilizar luces con paneles solares como una opción más sostenible.

  • Opta por adornos no eléctricos. Usa guirnaldas, esferas brillantes y papel reciclado para decorar, en lugar de luces o dispositivos eléctricos. Esto reduce el consumo energético y fomenta la creatividad.
  • Ilumina solo las áreas necesarias. Concéntrate en decorar solo ciertas áreas clave, como el árbol de Navidad o la entrada de la casa, en lugar de colocar luces en cada rincón.
  • Desenchufa lo que no usas. Durante las fiestas, asegúrate de desconectar dispositivos electrónicos y decoraciones que no estén en uso para evitar el consumo en modo de espera.
  • Crea tu propio espectáculo de luz solar. Si tienes un patio o jardín, utiliza decoraciones que reflejen la luz natural, como espejos o adornos metálicos, para aprovechar al máximo la iluminación diurna.

A pesar de estas alternativas, el docente explica que la clave está en la moderación. “Podemos decorar nuestras casas y encender las luces solo durante momentos significativos, como la oración de la novena. Esto no solo reduce el gasto, sino que también fomenta una conciencia ambiental y energética”.

El 2024 ha sido un año desafiante para muchas familias ecuatorianas. Las restricciones energéticas y los cortes de luz han obligado a repensar el uso de recursos. “Cada kilovatio que consumimos no solo afecta nuestro bolsillo, sino también al país. Antes, el 90% de nuestra energía provenía de fuentes renovables. Hoy, el 60% depende de combustibles fósiles, lo que encarece significativamente los costos”, destaca Carlos.

Este aumento de costos tiene implicaciones más amplias. Los subsidios que se destinan a cubrir el consumo energético podrían ser utilizados para mejorar sectores como la educación y la salud. “Esos pequeños centavos que ahorramos en energía pueden marcar una diferencia para el país”, enfatiza.

Más allá de la decoración y el consumo, Carlos propone aprovechar esta Navidad para fortalecer los lazos familiares y comunitarios. “En lugar de que cada miembro de la familia esté en su propio cuarto con luces y dispositivos encendidos, reunámonos en un solo espacio. Conversemos, juguemos y compartamos momentos de calidad. La Navidad no se trata de las luces externas, sino de la luz que llevamos dentro”, reflexiona.

Carlos también subraya la importancia de regresar a tradiciones simples como los juegos de mesa, las cartas o actividades creativas. “Estos momentos nos permiten desconectarnos de las pantallas y reconectar con quienes nos rodean. Además, nos ayudan a recordar lo esencial: el amor, la unión y el respeto por los recursos que tenemos”.

La Navidad es una oportunidad para reflexionar sobre nuestras acciones y su impacto en el mundo. El docente invita a celebrar de manera consciente, recordando que cada decisión cuenta, desde el consumo energético hasta la forma en que compartimos con los demás. “Es tiempo de mirar hacia adentro, valorar lo que tenemos y cuidar de nuestro entorno para las generaciones futuras”.

Este año, más que nunca, la Navidad puede ser un símbolo de resiliencia y esperanza, recordándonos que incluso en tiempos de crisis, la unión y la solidaridad son las luces que nunca deberían apagarse.

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