Hace casi 11 meses, la vida de la Mtr. Jahel Andrade se trastocó, como la de casi todas las mamás del mundo. Juliana Valentina nació y la Coordinadora de las Tutorías Integrales de Bienestar Estudiantil de la PUCE empezó a sentir que su corazón se llenó de amor hacia su hija.
Incluso Jahel, psicóloga educativa de 32 años, con una maestría en Neuropsicología, se anima a decir que romantiza la maternidad. Aunque sabe que no todas las mujeres pueden asegurar lo mismo. Comparte su testimonio a propósito del Día de la Madre, que en Ecuador se conmemora cada segundo domingo de mayo.
¿Por qué idealiza la maternidad?
Su bebé, Juli (como la llama), siempre estuvo en sus planes de vida. Así que tenerla entre sus brazos es casi un sueño cumplido. Pero, al igual que otras madres, enfrenta dificultades por el doble rol (profesional y madre).
Ella vivió el embarazo y el posparto en las fases complicadas de la pandemia por el COVID-19. Admite que quizá su pequeña no habría sido concebida sin el confinamiento, que hizo que, pese a los ritmos laborales, ella y su esposo estuvieran en casa.
“La maternidad es dura para la mayoría de mujeres. Es complicado combinar el tiempo de cuidado con el teletrabajo. Pero yo amo inclusive las malas noches”, sostiene.
¿Cómo logra dividirse?
Juliana Valentina es el motor que mueve a la máster Jahel Andrade. Es complicado porque tiene que cumplir con tareas laborales, pero además atender a su hija. Así que muchas veces decide dejar el trabajo para cuando la bebé duerme. Es el doble rol de muchas mujeres.
¿Se puede ser madre y trabajadora?
Jahel Andrade responde que sí se puede ser madre y trabajadora. Agradece el apoyo que tiene de su equipo de trabajo, en especial de Lore y Gaby. Se refiere a la Mtr. Lorena Araujo, directora General de Estudiantes, y la Mtr. Gabriela Cornejo, quien dirige Bienestar Estudiantil.
“Han sido súper condescendientes conmigo y mi maternidad”, comenta. Esto porque solicitó le permitan teletrabajar mientras cumple su período de lactancia.
¿Qué implica eso?
Para Jahel Andrade el teletrabajo implica estar disponible sin horario. “El compromiso es mayor porque no quieres fallar, te dan una consideración y hay que retribuir”.
La Coordinadora de Tutorías Integrales planea incorporarse el 3 de septiembre al trabajo presencial, con ocho horas completas. Pero pensar en eso aún le suena difícil.
“Desde lo más profundo de mi corazón, creo que se debería repensar el tema de oficina con ocho horas laborables”, opina. ¿Por qué? Hay hitos del desarrollo de los hijos que las madres que trabajamos nos vamos a perder, sostiene.
Ella brinda un ejemplo: si mi bebé empezara a gatear, yo podría mirarla aunque sea de reojo desde mi puesto, frente a la computadora. Eso gracias al teletrabajo. De otra forma sería imposible.
Jahel ama su trabajo, pero tiene ese sentimiento de culpa que encaran muchas mujeres. Hay que dividirse en dos, por ejemplo, si estás en una reunión por medios digitales, de pronto llora la bebé y quieres atenderla. Pero la responsabilidad laboral pesa.
Las madres, dice la psicóloga educativa, nos sentimos culpables desde el parto. No sabemos si hicimos una buena elección sobre cómo traerlos al mundo. Luego, cuando se golpean, nos sentimos responsables, pese a que sabemos que es necesario que un niño viva esas experiencias para aprender de ellas.
“Me cuesta separarme de Juli. A veces lloro, hemos generado un vínculo fuerte”, dice Jahel, quien celebra este segundo domingo de mayo el Día de la Madre en Ecuador. Espera que en más espacios sea posible teletrabajar en períodos importantes como el de la lactancia. Agradece a la PUCE.
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