El dengue, una enfermedad viral transmitida por mosquitos, es conocida por causar fiebre, dolores corporales y fatiga extrema. Solo hasta marzo de 2024 se registraron 11.492 casos confirmados para dengue, según datos del Ministerio de salud Pública. Pero, ¿qué ocurre una vez que el paciente se recupera? Una investigación de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) reveló que el impacto del dengue rebasa lo físico. Afecta también la salud mental de quienes lo padecen.
Sobre la investigación
El doctor Julio Salazar Buenaño, docente e investigador de la Facultad de Medicina de la PUCE, lideró este estudio en Esmeraldas, Ecuador. El objetivo fue evidenciar la frecuencia de los síntomas psicologicos como la depresión, ansiedad y estrés. También, el desempeño neurocognitivo después de un episodio de dengue.
«La investigación contó con la participación de estudiantes del posgrado de Medicina Familiar de la PUCE. Los pacientes fueron revisados en tres etapas: al mes, a los seis meses y al año de haber superado el dengue», agregó Julio.
Resultados y hallazgos clave
En el estudio, participaron 102 pacientes iniciales con dengue y 78 personas que no habían tenido esta enfermedad.
Los resultados revelaron que, al mes de haber superado el dengue, aproximadamente, el 40% de los pacientes mostraban síntomas de depresión. Esto comparado con solo un 14% del grupo sin dengue. Estos niveles disminuyeron con el tiempo. No obstante, el estudio mostró que, en la etapa posterior a la enfermedad, los pacientes con dengue tenían un riesgo significativamente mayor de presentar trastornos del estado de ánimo.
«Las personas con síntomas de depresión, tras superar el dengue, presentaron varios indicadores emocionales. Por ejemplo, dificultad para experimentar placer o interés en actividades que antes disfrutaban, como hobbies, deportes o incluso la interacción social», agregó Julio.
Alteraciones neurocognitivas
El estudio también reveló una afectación neurocognitiva en los pacientes evaluados un año después de haber padecido dengue. Se observó que la enfermedad puede comprometer el funcionamiento de la memoria de trabajo espacial. Esta es una habilidad mental clave para realizar tareas diarias que implican planificación y toma de decisiones.
«Esta memoria nos permite recordar y manipular información sobre la ubicación de objetos en el espacio. Es importante para organizar pensamientos y acciones», dijo Julio.
El futuro de la investigación
El estudio de Julio Salazar y su equipo en Ecuador no está solo en el campo. Investigaciones recientes, como un estudio en Taiwán con 50.000 personas, respaldan la hipótesis de que el dengue puede desencadenar trastornos del estado de ánimo. Sin embargo, el equipo de la PUCE destaca la importancia de realizar estudios prospectivos más grandes. Así, se podrían confirmar estos hallazgos y establecer protocolos de atención a pacientes que han superado el dengue.
Esta investigación no solo representa un avance importante para la medicina en Ecuador. También subraya la necesidad de abordar el impacto del dengue desde una perspectiva integral, que incluya la salud física y mental de los pacientes.
«El dengue no deja secuelas físicas graves en la mayoría de los casos. No obstante, nuestros hallazgos sugieren que puede haber consecuencias psicológicas que deben ser consideradas», finalizó Salazar.
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